DEMAN: Una partida gigante de ajedrez para frenar la reforma laboral
La fuerza no surge de la nada
¿Una victoria en tiempos tan difíciles? No es posible. El ejemplo de Deman puede ser una respuesta para los que dicen que "no hay nada que hacer", porque en una época tan pésima han logrado una victoria casi redonda. Y lo han hecho contra una multinacional, reuniendo a trabajadores dispersos, haciendo frente al mandato de negociar todo en Madrid, sacando a la luz el juego sucio de otros sindicatos, obteniendo la solidaridad de los obreros de otras empresas...
El conflicto de Deman reúne todos los ingredientes de la lucha sindical de estos tiempos, hasta conformar una historia ejemplar, y muy útil como enseñanza para los que vengan detrás. En este sentido, es muy valioso el trabajo de ir actualizando las herramientas que tradicionalmente han utilizado los trabajadores en su lucha histórica frente a las imposiciones empresariales. De hecho, en Deman han sacado adelante una huelga dinámica, como si fuera una partida gigante de ajedrez, siempre respondiendo con nuevas fórmulas a las estrategias que el adversario iba disponiendo. Hasta la victoria. Hasta tumbar el rey, como en el ajedrez.
Desde mucho antes de iniciarse el conflicto, todos los trabajadores de Deman, salvo cuatro, eran afiliados de ELA, y ello ayuda a comprender de dónde viene la fuerza para hacer frente a la empresa. Hace varios años, cuando otra firma era titular de la empresa, la plantilla votó la propuesta de que todos los trabajadores se afiliaran al mismo sindicato. Tras imponerse el sí, debían elegir a qué sindicato acudían como colectivo, y entonces eligieron ELA. Aun tratándose de un proceso excepcional, tiene un significado muy claro: si todos nos unimos al sindicato que consideramos más fuerte (o más honesto), será mucho más fácil mantener o mejorar nuestras condiciones. “Aunque la gente tenga ideas distintas, al final ha venido a ELA, porque han creído que les iba a defender mejor”, explica Jaione Zamorano, delegada navarra de Deman.
La plantilla de Deman, una vez relativizadas las diferencias que les podían separar, comenzaron a hacer su camino, y con el paso del tiempo consiguieron eludir los convenios del sector servicios, y entraron en el sector del Metal de Gipuzkoa, de mejores condiciones. No les pareció suficiente, y firmaron un convenio de empresa que mejoraba las condiciones generales del Metal, como por ejemplo la jornada semanal de 35 horas. Sin embargo, el camino no fue fácil. En ese camino, tuvieron que sacar adelante una huelga en 2005, y quizá fue el eco de esa lucha la que se extendió fuera de Euskal Herria. “Desde hace unos años, dentro de Deman tenemos a nivel estatal una fama de luchadores que, no sé si la merecemos o no, pero lo cierto es que fuera de aquí la gente no se mueve casi nada”, confirman los delegados guipuzcoanos de Deman. De todas formas, la prueba decisiva de ese recorrido firme mantenido durante años estaba a punto de llegar, incluso sin saberlo ellos mismos...