La lucha contra los privilegios choca con el Opus Dei
La decisión del Gobierno (apoyado por Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E) de integrar a los 7.100 trabajadores del Opus (CUN, Universidad, etcétera) en Osasunbidea es un buen ejemplo en la tarea de dar pasos hacia la equidad social y el refuerzo de los servicios públicos. A este colectivo se le atenderá en la red pública (como al resto de ciudadanos), y el Presupuesto foral dejará de subvencionar al Opus con 5,1 millones de euros anuales, de los que más de la mitad se destinarán a reducir las listas de espera. Si ahora el Opus decide no atender a sus empleados, será su responsabilidad, pero estas personas ya tendrán los mismos derechos sanitarios que el resto de los navarros. Porque en el resto de derechos, como el de libre sindicación o el de negociación colectiva, todavía tienen mucho camino que recorrer (y el Gobierno mucho que inspeccionar).
Por no haber declarado estas matrículas al IRPF (y el cálculo solo incluye de 2008 a 2011), Hacienda Foral reclamó al Opus 2,94 millones de euros, formándose tal revuelo que la directora de Hacienda tuvo que dimitir y casi cae el Gobierno de Barcina
Resistiendo el envite de los mismos grupos de presión, el Gobierno foral también va a garantizar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en Navarra, esperemos que en centros públicos. Y también se reabre la vía para implantar en la UPNA carreras que hasta ahora se dejaban en exclusiva a la Universidad del Opus, en lo que era una histórica concesión de un mercado cautivo (estudiantes sin poder de elección), destinado a sufragar un negocio privado.
Ahora bien, cuando se trata del vil metal, de dinero puro y duro sin maquillajes, tocan a rebato y el lobby del Opus Dei se aplica con disciplina para ‘pasillear’ por el Parlamento todo lo que haga falta en busca del aguinaldo de todas las Navidades: no tener que cotizar a la Hacienda Foral por las matrículas que la Universidad de Navarra ‘perdona’ a los hijos de sus empleados (y en Medicina son 13.500 euros al año, por ejemplo). ¿Son solo matrículas universitarias o también de otros centros privados? ¿Y solo a los empleados de la UN o a los de todo el entramado del Opus?
Por no haber declarado estas matrículas al IRPF (y el cálculo solo incluye de 2008 a 2011), Hacienda Foral reclamó al Opus 2,94 millones de euros, formándose tal revuelo que la directora de Hacienda tuvo que dimitir y casi cae el Gobierno de Barcina. El caso es que esos casi 3 millones siguen sin cobrarse, enredados en la telaraña jurídica donde tan bien se desenvuelven figuras del Opus como el propio Eugenio Simón Acosta, docente de la UN, redactor del programa económico de UPN y miembro principal de la Junta Arbitral que acuerda el Convenio Económico con el Estado. Salta a la vista que a Navarra no le será fácil cobrar esos 3 millones.
¿O es que tienen más derecho a estudiar los hijos de unos navarros que los de otros, solo porque unos padres trabajan para el Opus y los demás en otras empresas?
De entrada, la reforma fiscal aprobada a finales de 2014 iba a incluir la cotización obligatoria de esas matrículas universitarias como “retribución en especie” para todos los empleados del Opus, pese a la oposición de UPN y PP. El resto de partidos, PSN, Bildu, I-E y Geroa Bai (todos ellos en la oposición entonces) introdujeron esa enmienda hasta que el lobby se personó en los pasillos del Parlamento encabezado por Igor Errasti, administrador general de la UN. En la ajetreada mañana del 23 de diciembre de 2014, el PSN cedió a la presión del Opus, y la ley se desfiguró para que solo tuvieran que cotizar los empleados con un sueldo mayor de 60.000 euros al año: en total, el 7% de la plantilla. El restante 93% quedó exento.
Un año más tarde, y ya con Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E apoyando al Gobierno e impulsando otra reforma fiscal, parecía que iba a ser la definitiva. A la contra, la maquinaria se puso a funcionar, pero esta vez “las fuerzas del cambio” iban a cumplir su programa político… hasta que en fechas prenavideñas, época de obsequios y aguinaldos, de nuevo el looby del Opus desembarcó en el Parlamento y convenció incluso a los “inconvencibles”: Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E dieron por buena otra vez la excepción de los empleados del Opus con sueldos menores a 60.000 euros anuales, quienes solo deberán cotizar por una pequeña parte de sus ingresos en especie. Satisfacción en el Opus, claudicación de “las fuerzas del cambio”… estafa para el contribuyente navarro. ¿O acaso los hijos del resto de navarros que cobran menos de 60.000 euros al año van a ser compensados proporcionalmente por lo que pagan de matrícula en la Universidad del Opus? ¿O es que tienen más derecho a estudiar los hijos de unos navarros que los de otros, solo porque unos padres trabajan para el Opus y los demás en otras empresas?
En el combate contra los privilegios no puede haber medias tintas, ni cesión ante grupos de presión elocuentes, poderosos o simplemente insistentes. Y el Gobierno (y las fuerzas que los sostienen) no pueden traicionar a quienes les votaron para que las cosas cambien. Lo que se puede hacer, hay que hacerlo. Si no es ahora, ¿cuándo?