Laminaciones Arregui: Rebelión en laranja

2013/03/22
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Una empresa que desde el 2009 no quiere negociar el convenio y hace su primera propuesta después de la reforma laboral de Febrero del 2012. Una empresa que dice que pierde dinero con cada camión que sale de la planta, pero que mantiene los ritmos de trabajo de la plantilla y que exige horas extras. Una empresa cuya oferta para la negociación colectiva es un aumento de jornada de 114 horas.

Una empresa en la que los operarios sufren duras condiciones laborales, fuertes ritmos de trabajo y fines de semana trabajando, para poder sacar adelante un proyecto de vida. Una empresa que ha llegado a ser número uno en accidentes laborales, donde no es raro encontrar operarios con menos de 5 dedos en la mano. Una empresa que en su día llego a conocerse como Amputaciones Arregui.

Una empresa que considera gasto el salario de sus trabajadores e inversión el pastón que paga a un bufete de abogados que quiere demostrar que la reforma laboral sirve, de verdad, para reducir los salarios un 30%. Una empresa en la que el salario de los trabajadores supone un 6% de todo su gasto. Una empresa que contrata a un gerente en enero del 2012 y lo despide en julio con una indemnización de 95.000 euros. Una empresa que está dispuesta a perder 30.000 euros al día en salarios de tramitación (y ya van 6 meses), por no aceptar la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

Una empresa que dice que va a cerrar en 2012, y a comienzos de diciembre de ese mismo año mete un ERE de suspensión para 2013 y 2014. Una empresa que ha echado a la calle a 178 trabajadores (casi 100 de 140 afiliados de ELA). Una empresa que ha contratado detectives para hurgar en las vidas personales de ciertos trabajadores. Una empresa que ha vulnerado derecho fundamentales según el TSJPV.

Esta empresa no es una excepción en pleno siglo XXI. Esto es lo que nos estamos encontrando en esta era del conocimiento. ¿Dónde están esos nuevos modelos de gestión donde la persona es el centro, donde el trabajador se siente parte de un proyecto participativo y democrático? ¿Existe algo así más allá de los papeles y los discursos políticamente correctos?

Cuando José Luis Zabala, Joseba Martín, Armando Ortega y Unai Durán, miembros del comité de empresa de Laminaciones Arregui, me iban contando todo esto pensé en llamar a Stephen King para que escribiera este relato, pero me dijeron que mejor llamara a Torrente, que estaba custodiando la planta.

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