Mirando la salud laboral con gafas de precariedad moradas

2016/05/24
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La lógica de todo el sistema preventivo es una lógica androcéntrica. Con esto queremos decir que toma como medida, fundamentalmente, el empleo remunerado de los hombres e invisibiliza otros trabajos que se realizan en el ámbito privado fundamentalmente por las mujeres, y que, evidentemente, también tienen una incidencia en la salud. Por ejemplo las empleadas del hogar son un colectivo automáticamente excluido de la aplicación de la ley de prevención.

Extracto del discurso de Leire Txakartegi (responsable de Salud Laboral del sindicato ELA)

Si hacemos el ejercicio de ponernos las gafas precariedad moradas veremos que en la salud laboral también se pueden y se deben hacer lecturas de género. No sólo porque la precariedad afecta de forma más intensa a las mujeres, sino porque la lógica de la ley de prevención y la lógica de todo el sistema preventivo es una lógica androcéntrica. Con esto queremos decir que toma como medida, fundamentalmente, el empleo remunerado de los hombres e invisibiliza otros trabajos que se realizan en el ámbito privado fundamentalmente por las mujeres, y que, evidentemente, también tienen una incidencia en la salud. Por ejemplo las empleadas del hogar son un colectivo automáticamente excluido de la aplicación de la ley de prevención. Ese es un ejemplo evidente.

Y debería visibilizar así mismo muchas enfermedades profesionales que sufren las mujeres que no aparecen en las estadísticas oficiales pero que sin ninguna duda son consecuencia directa de la precariedad que sufren en el empleo y en la vida

Por lo tanto, hoy queremos decir que un concepto de salud laboral equitativo y no discriminatorio debería abarcar los riesgos no solamente en el empleo sino también en el resto de los trabajos y en la vida, en definitiva, y que un sistema público de salud debería contemplar tanto la prevención como la reparación de los daños en el empleo y fiera del empleo. Y debería visibilizar así mismo muchas enfermedades profesionales que sufren las mujeres que no aparecen en las estadísticas oficiales pero que sin ninguna duda son consecuencia directa de la precariedad que sufren en el empleo y en la vida. Y si ampliamos la mirada en esta dirección en el sindicato y en el área de salud laboral tenemos muchísimo que aprender en esta dirección pero es un recorrido que tenemos que hacer y que estamos obligadas a hacerlo.