Análisis de Coyuntura 141: Crecimiento por debajo de lo previsto y un otoño lleno de incertidumbre
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Aunque algunos gobernantes estén empeñados en dar una imagen positiva del entorno, hay ciertas variables que no presentan ese panorama tan alentador. En ese sentido, hay que analizar con cautela algunos elementos del contexto económico actual, y para ello realizaremos un breve repaso del contexto económico mundial para después aterrizar en nuestro territorio, ya que para entender la realidad socioeconómica de Hego Euskal Herria resulta necesario reparar al panorama internacional.
Los países con mayor nivel de riqueza se encuentran en un escenario post-pandémico, que poco tiene que ver con el anterior a la aparición del Covid-19, y es que la pandemia ha acelerado la reconfiguración de todo el sistema económico-social. A continuación, se señalan algunos elementos que caracterizan esta nueva realidad:
a) El capitalismo ha entrado en una nueva fase que tiene como protagonista la revolución industrial 4.0. Esta nueva fase surge como respuesta a la reducción de la tasa de ganancia empresarial y al descenso de la productividad que estaba ocurriendo desde hace muchos años. Y es que el capital necesitaba un cambio en el sistema productivo para generar mayor beneficio, ergo mayor acumulación. Es ahí donde aparecen la digitalización, automatización y robotización, que sustituyen al capital humano, y las tecnologías adquieren una gran relevancia en la cadena de producción. Estas cuestiones, como no puede ser de otra manera, tienen consecuencias directas en el empleo.
b) Otro de los elementos a tener en cuenta es la crisis de la globalización. La pandemia ha puesto de manifiesto muchas debilidades del sistema capitalista, tanto en el sistema productivo como en otras esferas de la vida. Las políticas aplicadas durante años, que tenían como objetivo el abaratamiento de los costes, conllevaron la deslocalización de la producción y la pérdida de industrias estratégicas en occidente. Lo que a corto plazo parecía una buena estrategia desde el punto de vista del beneficio, a largo plazo se ha vuelto en contra. Y es que el efecto de dichas políticas comienza a verse hoy. La dependencia es total con los proveedores que se encuentran a miles de kilómetros. Ejemplos de ello fueron las carencias en material sanitario al inicio de la pandemia, así como la actual crisis de suministros.
c) Una tercera cuestión es que, a diferencia de la crisis del 2008, la respuesta inicial dada por las instituciones ha sido una especie de neokeynesianismo. Esto es, un aumento del gasto público y la suspensión temporal de las reglas de austeridad. Sin embargo, este nuevo rol no cambia en absoluto el fondo de la cuestión, dado que un aumento de inversión pública no supone automáticamente una mejora de las condiciones materiales de la clase trabajadora. Es decir, que el Estado haga “cosas”, no supone ni por asomo una vuelta al Estado del Bienestar. Lo que realmente es necesario analizar es a quién va dirigida esa inversión y a quien favorece, y claramente las grandes corporaciones van a ser las grandes beneficiadas. Por tanto, el objetivo de esta nueva política continúa siendo preservar el sistema imperante.
d) Estamos viendo las consecuencias de la ya anunciada crisis energética y de materiales. Nos encontramos ante la evidencia de los límites de muchos de los recursos naturales esenciales para el mantenimiento del sistema (petróleo, carbón, uranio, gas natural, etc.). Como señala el Panel de expertos de la ONU sobre el cambio climático (IPCC ), la única forma de evitar el colapso climático es apartarse de cualquier modelo basado en el crecimiento perpetuo. En este contexto, la falta de microchips es solo un ejemplo de lo que va a pasar si no se toman medidas urgentes y drásticas para transformar radicalmente el modelo económico y social.
e) Todo lo señalado se enmarca en una guerra comercial y geopolítica entre dos potencias que luchan por acaparar el mercado mundial, en el que Europa ni está, ni se le espera. China ha salido reforzada de la crisis y EEUU sigue con su liderazgo en la economía mundial. No sería de extrañar que en unos años el país asiático tuviese la hegemonía mundial, dada su expansión por todo el planeta. No obstante, esa hegemonía pasa por liderar el sector de la tecnología y en esta cuestión EEUU aventaja por el momento al país asiático. Estos factores, como muchos otros, configuran la nueva realidad a la que tendrá que hacer frente la clase trabajadora.