ANC y Òmnium: cerrando los márgenes del independentismo en Catalunya
Toni Rico, Llibertat.cat 2015/07/27
Ilusión, decepción,esperanza, alegría, pena, incredulidad, rechazo. Estos son algunos de los adjetivos que podrían acompañar las reacciones respecto al Boudeville de las listas de las últimas semanas. La pregunta, a la que nadie tiene respuesta a día de hoy, es si el resultado final será el que dará más votos a la propuesta independentista. De entrada ya digo que soy escéptico. Y digo dar votos y no sumar gente porque son cosas totalmente diferentes. Tengo más dudas que certezas porque, al fin y al cabo, la situación política nunca antes había sido vivida. De todos modos lo que me interesa poner sobre la mesa con estas líneas no es tanto la decisión de CDC y ERC sino la de las entidades soberanistas.
Hasta ahora tanto el ANC como Omnium habían sido entidades que, haciendo todos los equilibrios posibles, intentaban mantener una distancia respecto a la lucha partidista. Esto se debía a dos motivos fundamentales: la pluralidad de su base militante y, por otro, la necesidad de ensanchar esta base con todos los sectores sociales posibles. De este modo las llamadas entidades soberanistas conseguían ser realmente una punta de lanza representativa de todas aquellas personas que entienden que la independencia de Catalunya es la mejor salida para su futuro individual y colectivo. La estrategia, con todas las críticas que le pudiéramos hacer, había funcionado y, ciertamente, el independentismo había crecido como nunca antes en este territorio de los Países Catalanes. Las demostraciones de fuerza en que se habían convertido las festividades del Once de septiembre año tras año son la prueba más clara.
La decisión de apoyar una lista única por parte del ANC y Omnium ha puesto punto y final al relato que ellas mismas habían generado y que les había permitido crecer. De hecho, no sólo habían crecido las entidades sino sobre todo, y esto es lo que realmente importa en todo proceso independentista, los márgenes sociales y políticos que delimitaban el movimiento. Apoyando a una lista sólo formada por CDC y ERC y su intelectualidad cultural, social, política, económica, etc., no se ayuda a ensanchar las bases del independentismo y se detiene el proceso de crecimiento. Porque no nos engañemos ni hagamos trampas al solitario: poner a Raul Romeva de cabeza de lista sólo es útil para que las bases de ERC aceptaran un acuerdo que, al fin y al cabo, servirá para volver a hacer presidente Artur Mas.
Creo que los movimientos sociales deben mantenerse siempre al margen de las disputas partidocráticas ya que cuando su política pasa de la calle al despacho desaparece su capacidad real de influencia para convertirse en un apéndice al servicio de las estructuras de unos partidos demasiado burocratizados y profesionalizados. Además, los partidos necesitan los movimientos sociales en la calle presionándolos, criticando a los mismos, ayudándoles si es necesario, pero no haciéndoles el trabajo. Si las entidades apoyan una lista, la manifestación del Once de este año, por ejemplo, pasa a ser un acto de esta lista y se cierra la posibilidad de sumar. Ante este panorama Ada Colau ya ha manifestado sus dudas de asistir. Y la entiendo porque yo también las tengo. Que implicará mi presencia, o no, en la Meridiana este año? Se puede permitir el independentismo que la alcaldesa de Barcelona no vaya a la manifestación? Es bueno eso? Creo que no, pero al fin y al cabo, no deja de ser la primera consecuencia de cerrar los márgenes del independentismo. Aunque, tal vez, estamos a tiempo de cambiar la situación. Pensamos cómo hacerlo, por favor.