Consumo responsable, poderosa arma para el cambio
Monika Monteagudo, Co-portavoz de Equo Gipuzkoa
El actual modelo de desarrollo, por un lado, incita a la parte pudiente de la población a un consumo desaforado dentro de una sociedad individualista y materialista, que no contribuye para nada a su felicidad; por otro lado, somete a la parte menos pudiente, explotándola y empobreciéndola cada vez más, para poder satisfacer las necesidades de los primeros. Todo ello bajo el control de los grandes poderes económicos (multinacionales y estados), con la inestimable colaboración de gobernantes corruptos y cómplices, interesados todos ellos en el mantenimiento del sistema. Como resultado de esta espiral consumista se lleva al planeta a una situación insostenible de alteración de equilibrios medioambientales y de destrucción de recursos naturales, debido al empleo de técnicas poco respetuosas con el medio ambiente y de tácticas poco éticas y nauseabundas, como las guerras.
Para fomentar el consumo, el sistema capitalista dispone de tres herramientas fundamentales: la publicidad, el crédito y la obsolescencia programada, mecanismos de engaño cuyo único fin es el propio mantenimiento del sistema.
Las campañas publicitarias logran confundirnos y crean necesidades artificiales donde no las hay. A través del crédito, logramos acceder a muchos bienes de consumo innecesarios y “a priori” inaccesibles. Finalmente, gracias a la obsolescencia programada, se cierra el círculo y se reinicia todo el proceso al tener que volver a adquirir los mismos productos cíclicamente, ante la ausencia de políticas que fomenten la reutilización o reparación de los mismos. Un sinsentido.
Este “círculo vicioso” se puede romper. ¿Cómo? Convirtiéndonos en consumidores responsables en nuestro día a día, siendo conscientes de nuestras necesidades reales. Somos muchos y, juntos, tenemos tal poder de influencia que podríamos cambiar el sistema a nuestro antojo.
Con pequeños gestos podemos contribuir a reducir nuestra huella ecológica y cambiar el modelo de desarrollo que se nos impone. El planeta finito en el que vivimos nos lo exige. Es sencillo, barato, cómodo y sostenible: optar por los productos de temporada, comprar en comercios locales evitando el uso del coche y fomentando el empleo local, adquirir productos a granel o con el mínimo embalaje posible, emplear carros para la compra… También podemos formar parte de multitud de iniciativas participativas ciudadanas que pretenden “gripar” el motor capitalista: cooperativas de consumo y generación de energía renovable, cooperativas de crédito (banca ética), asociaciones de consumidores de productos ecológicos y locales, tiendas de comercio justo o de artículos de segunda mano, etc., etc., etc.
Pues lo dicho, desde Equo Gipuzkoa os animamos a poneros manos a la obra. El tiempo juega en contra y nuestras hijas nos lo agradecerán.