Cumbre de Río+20: Movilización y Alianzas

2012/06/04
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Este es el resumen de la ponencia de Esther Vivas de la jornada organizada por ELA “¿Economía verde? Beneficios a costa del medio ambiente” celebrada el 5 de junio coincidiendo con el Día Internacional del Medio Ambiente.

 

En los próximos días en los medios oiremos hablar de Río+20, la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, que se celebra 20 años después de laCumbre de la Tierra que tuvo lugar tambiénen Río de Janeiro. Entonces el tema central fue el desarrollo sostenible. De allí salió la Agenda 21, la Convención de la Biodiversidad y también la Convención del Cambio Climático, que fue la base del Protocolo de Kyoto. Estos 20 años no se ha avanzado en estos temas, han sido palabras huecas. En vez de estar mejor, la crisis ecológica, climática y ambiental ha ido a peor. La deforestación ha avanzado,se ha perdido biodiversidad, aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, es decir, vamos para atrás. Aunque se decía que el objetivo era la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad, esto no ha sido así.

Hemos vivido una oleada creciente de privatización de los recursos naturales básicos. Por ejemplo, el acaparamiento de la tierra perteneciente a comunidades en África tiene graves repercusiones sociales, los trabajadores y trabajadoras que la cultivaban han sido expulsados. Muchos fondos de pensiones y empresas de carácter especulativo adquieren tierras en los países del Sur porque la tierra tiene un valor esencial y en el contexto actual es un valor seguro. Se privatiza esta tierra, se vende o se alquila para dedicarla a la producción agrícola para la exportación en detrimento del campesinado que trabajaba esta tierra para su propio consumo. Vemos con este ejemplo, y hay muchos otros como las semillas o el agua, cómo las finanzas han privatizado los recursos naturales para que unas pocas empresas sigan haciendo negocio, más aún en un contexto de crisis económica, en la cual se tienen que buscar nuevos valores seguros.

Las políticas que se han llevado a cabo desde 1992 nos han llevado a una situación de crisis ecológica y climática sin precedentes. Precisamente es esta crisis climática, que amenaza a la supervivencia de la especie y el planeta, un elemento central de la crisis capitalista, del paradigma que estamos enfrentando. Las consecuencias de esta crisis climática (aumento de emisiones, inundaciones...) no solo tiene impactos en el medio ambiente, también tiene impactos sociales como el desplazamiento de la población, hay ya 50 millones de personas desplazadas por esta razón.

Decían que la crisis económica de 2008 era pasajera, y al final resulta que la luz que se veía al final del túnel es en realidad un tren que viene a toda velocidad contra nosotros. Hay una ofensiva brutal para acabar con los derechos sociales, laborales y democráticos. Tenemos una crisis social de dimensiones brutales. Aumentan la pobreza, la precariedad, el desempleo. Se ha puesto en evidencia que es el sistema capitalista el que nos ha llevado a la crisis económica, social y ecológica. Nos ha llevado a un callejón sin salida y las alternativas del sistema son la liberalización de los mercados, la precarización del mercado laboral y la privatización de los servicios públicos. En definitiva, nos presentan las causas de la crisis como soluciones para salir de ella. Este fracaso del sistema capitalista para sacarnos de la actual crisis también lo hemos visto en las negociaciones del clima en Copenhague o en Cancún, y en muchas otras.

En todas estas Cumbres y negociaciones internacionales básicamente se anteponen los intereses de la élite económica que tienen vínculos estrechos con la élite política. Nos han intentado vender soluciones falsas como la energía nuclear, el mercado de emisiones de carbono, la producción de agrocombustibles, la captura y el almacenamiento de carbono... Son falsas alternativas que lo único que buscan es seguir haciendo negocio con la crisis ecológica al servicio de unos pocos. El cambio climático no se soluciona mercantilizando las emisiones o privatizando los recursos naturales, sino mediante la toma de medidas contundentes que prohíban a través de leyes las emisiones de gases de efecto invernadero. Y pasa por tocar el núcleo duro del sistema capitalista, como cuestionar el actual modelo de producción, distribución y consumo. Pero los que mandan, que son unos pocos, no están dispuestos a perder sus privilegios y lo que les da tanto beneficio.

Hasta los gobiernos participantes en estas Cumbres reconocen en privado el fracaso de las mismas, aunque en público apuesten por ellas. Las políticas públicas responden a los intereses económicos y financieros de unos pocos, de ahí su incapacidad de solucionar los problemas de la mayoría de la población. Los vínculos entre las élites económicas y políticas son claros. Se rescata al 1% a costa del 99%. Estas políticas cambiarán solo cuando la correlación de fuerzas cambie. Además se nos achaca la responsabilidad de la crisis del sistema a la población en general: que vivimos por encima de nuestras posibilidades, que consumimos más de lo necesario, que no reciclamos, que contaminamos con el uso exagerado del vehículo privado,... Es cierto quetenemos que cambiar las costumbres que nos ha inculcado el sistema, pero la mayor parte del cambio climático y de la degradación de los ecosistemas la han provocado las grandes empresas contando con la complicidad de los gobiernos. Son las grandes empresas las que se han enriquecido y ahora pretenden socializar las pérdidas que esta economía ha generado.

De cara a la Cumbre de Río+20, en la agenda está la Economía Verde. Lo “verde” se utiliza para limpiar la imagen a lo que en realidad es un sistema para seguir sacando beneficios y privatizar los recursos naturales que aún no se habían privatizado. Quieren salir de Río con un nuevo marco legal y con una opinión pública favorable a la economía verde. Será el mayor acaparamiento de recursos naturales que se ha dado en los últimos 500 años. Es necesario por ello cambiar el modelo productivo, garantizando los derechos de la clase trabajadora y por ello el sindicalismo necesita alianzas con otros movimientos sociales. Nuestras reivindicaciones se convertirán en políticas públicas si estamos en la calle y luchamos.