El desarme de ETA; nuevos desafíos
Txetx Etcheverry, Responsable de la Fundazion Manu Robles-Arangiz en Ipar Euskal Herria. (Este artículo se ha publicado en Enbata nº2283)
El pasado viernes, 21 de febrero, los expertos de la Comisión Internacional de Verificación del alto el fuego han mostrado imágenes de las primeras operaciones de neutralización del arsenal de ETA. Por supuesto estamos ante un paso muy importante de la organización armada, tanto más complicado en cuanto los gobiernos español y francés no hacen anda para facilitarlo, sino al contrario. La represión y las provocaciones se multiplican, e incluso las personas que trabajan para impulsar este proceso unilateral de paz arriesgan penas de cárcel, o están ya en prisión, como Arnaldo Otegi, Rafa Diez y tanto otros.
"El fin del ciclo político ligado a la lucha armada de ETA es un dato fundamental en la historia reciente del País Vasco, y coloca a la izquierda abertzale ante una serie de desafíos"
La labor de sabotaje del actual proceso de paz que el Gobierno español trata deseperadamente de llevar a cabo prueba, por otra parte, y a contrario, hasta qué punto la lucha armada vasca se había convertido en contraproductiva para los objetivos e intereses abertazles.
Nuevo ciclo, nuevos desafíos
El fin del ciclo político ligado a la lucha armada de ETA es un dato fundamental en la historia reciente del País Vasco, y coloca a la izquierda abertzale ante una serie de desafíos suficientemente conocidos por todos y debatidos muy generalmente, como para que me extienda al respecto: lucha para sacar a los presos-as políticos y permitir a los refugiados-as vascos su vuelta a casa; definidción y experimentación de estrategias no violentas en todos los ámbitos de la vida y la lucha de Euskal Herria; puesta en marcha de dinámicas populares y unitarias hacia la autodeterminación del País Vasco; trabajo decidido de construcción nacional y social vasca a escala de las siete provincias, etc.
"Cuando una lucha armada se para y era desarrollada por un movimiento social real, se abren nuevas y numerosas oportunidades a sus diferentes integrantes, así como a sus representantes y líderes."
Otra cuestión esencial se plantea a mi entender en este cruce de caminos decisivo de la lucha abertzale: ¿Cómo evitar que este nuevo ciclo no sea el de la integración por el sistema del irredentismo vasco? ¿Qué hay que hacer para que la izquierda abertzale siga representando una fuerza diferente en este país, que busca construirlo y transformarlo en interés de todos-as y en el de las generaciones venideras? La historia de muchos otros procesos de lucha radical en todo el mundo nos invita a relfexionar seriamente a estas cuestiones, con toda lucidez.
Oportunidades y riesgos
Cuando una lucha armada se para y era desarrollada por un movimiento social real (no por un grupúsculo aislado de toda base social), se abren nuevas y numerosas oportunidades a sus diferentes integrantes, así como a sus representantes y líderes. Quien antes era evitado se convierte rápidamente en interlocutor deseado, por su base o influencia electoral, capacidad de encuadre o de arrastre de una parte de la sociedad, etc. Alianzas de todo tipo empiezan a ser factibles; los puestos y cargos a repartir se hacen más accesibles. Tras años de oposición, de ostracismo, incluso de marginación, de lucha dura y violentamente conflictual, se tiene naturalmente a considerarlos desde una perspectiva positiva:poder demostrar al fin nuestra capacidad de gestión, de acción apoyándose en las potentes palancas de acción institucionales.
"A través de la historia y en muchos lugares, ha habido innumerables ejemplos de movimientos o líderes que en su día tenían una posición totalmente rupturista hacia el sistema y que se han convertido posteriormente en aliados o portavoces de aquel"
La llegada a las instituciones, locales o no, plantea con una urgencia aún mayor la cuestión y el desafío que se debe enfrentar. Fundamentalmente, más allá de las palabras y los eslogan,
¿estamos ahí para gestionar el sistema o para transformarlo? Con toda seguridad, las intenciones son siempre buenas en un principio, pero, sin embargo, a través de la historia y en muchos lugares, ha habido innumerables ejemplos de movimientos o líderes que en su día tenían una posición totalmente rupturista hacia el sistema y que se han convertido posteriormente en aliados o portavoces de aquel, o en el mejor de los casos, cautivos suyos (atrapados por los cargos, puestos, dependencias, lógicas que condicionan, ciegan o transforman gradualmente, incluso sin que la persona interesada se dé cuenta).
Nuevo ciclo, nuevas estrategias
El ciclo qu ese abre debe llevarnos a una reflexión de fondo sobre los mecanismos y las dinámicas que nos permitirán evitar estas evoluciones que en demasiadas ocasiones han sufrido otros movimientos igual de sinceros y combativos que el nuestro. Esta reflexión y este debate deben abordar la participación ciudadana y la activación de dinámicas de masas progresistas y autodeterminacionistas;
"El paso a un nuevo ciclo exige igualmente reflexionar en profundidad sobre la cultura política de la que estamos impregnados; la ética por la que queremos optar..."
la construcción de instrumentos nacionales y de alternativas sociales y ecológicas que den pie concretamente a la transición nacional y social del País Vasco; el rol de los contrapoderes sindicales, sociales, culturales, mediáticos, etc. y su autonomía ante los partidos y las instituciones; la relación dialéctica entre la gestión de las instituciones y la autoorganización del pueblo y la sociedad vasca; el programa de izquierda y nuestra visión del proyecto de sociedad, etc.
El paso a un nuevo ciclo exige igualmente reflexionar en profundidad sobre la cultura política de la que estamos impregnados; la ética por la que queremos optar; las nuevas formas de movilización, de comunciación, de estructuración y funcionamiento. En definitiva, al pensar nuestras estrategias para los años y decenios que vienen, debemos analizar con rigor las grandes evoluciones vinculadas a la globalización; las estrategias ofensivas de las oligarquías mundiales y nacionales partidarias de la ideología neoliberal (la estrategia de choque explicada por Naomi Klein); el ascenso de los populismos reaccionarios y de la confusión complotista; el impasse en que se encuentra la Unión Europea en ausencia de construcción social y democrática; la próxima crisis de la energía y las consecuencias que ésta supone en términos de relocalización de la economía, pero también de descentralización de lo político y de la propia reorganización de la sociedad; la crisis ecológica y, especialmente, el desafío climático que pone patas arriba nuestros calendarios y, por tanto, nuestras estrategias posibles.
Por resumirlo en una frase, la izquierda abertzale debe hoy abordar de cara y en profundidad el debate sobre la significación real de la soberanía, de la independencia o la autonomía en el mundo y en la Europa actual, y la de las estrategias y vías que nos conducirán hacia esa meta.