Elites navarras: banquete con partida de chinchón
Iván Giménez, ELA Gizalan
“Siempre se ha dicho que UPN y PSN juegan al chinchón con nosotros: mientras uno roba, el otro mira, y luego al revés”, sentenció Zamora como colofón a una intervención en la que desveló que “El banquete” será el título del libro que la asociación Kontuz! ha editado para destapar el escándalo de Caja Navarra.
“Siempre se ha dicho que UPN y PSN juegan al chinchón con nosotros: mientras uno roba, el otro mira, y luego al revés”
No anda descaminada la imagen: primero un banquete que disfrutan los grandes poderes financieros (CAN y otras entidades), económicos (VW, grandes empresas energéticas, constructoras), políticos (UPN, Gobierno de Navarra y la tupida red clientelar crecida a su sombra) y religiosos (el Opus Dei). Sujetando la mesa del banquete, esas patas imprescindibles que otorgan legitimidad y normalidad social: sindicatos (UGT, CCOO, UAGN), patronales (CEN y Cámara de Comercio), asociaciones seudociudadanas de todo pelaje adictas a las subvenciones y la bisagra política eterna (PSN). Son sectores que dan su apoyo más o menos explícito (o al menos no combaten lo establecido) a cambio precisamente de esas migajas que se escurren del mantel: subvenciones y adjudicaciones para “ir tirando”, colocar a un sobrino,a un amiguete o a uno mismo, que nunca se sabe.
Éste podría ser el diagnóstico resumido de lo escuchado en la mesa redonda, compactado en una institución reciente que refleja y condensa a la perfección esas elites de primera y de segunda: el Plan Moderna. De hecho, Ricardo Feliu abrió su exposición con una foto de dicha fundación, donde se dan la mano Gobierno de Navarra, UPN, PSN, UGT, CCOO, Opus, UPNA… con el principal cometido de drenar caudales públicos hacia iniciativas privadas seleccionadas con criterios particulares y sin ningún control parlamentario. “Esta foto del Plan Moderna se está resquebrajando”, anunció Feliu. “Hay brechas en esa elite, está menos cohesionada, pero no seamos ingenuos; precisamente por eso van a ser cada vez más agresivos”.
“Hay brechas en esa elite, está menos cohesionada, pero no seamos ingenuos; precisamente por eso van a ser cada vez más agresivos”
El sociólogo de la UPNA ilustró la complicidad de los poderes políticos con los intereses empresariales utilizando tres ejemplos diáfanos del fenómeno de “las puertas giratorias”: tres consejeros del Gobierno foral (Iñigo Alli, Marta Vera y Luis Zarraluqui) que han saltado, en ida y vuelta, desde consultoras de banca como Morgan Stanley y Ernst&Young o constructoras como MRA y Larcovi, al poder público, sin que esta clara colisión de intereses haya supuesto mayor problema para ellos. Las graves consecuencias de ello solo las sufren los usuarios de la salud, los servicios sociales o los demandantes de vivienda, colectivos a los que téoricamente esos tres políticos deberían servir.
Por otro lado, las investigaciones de Feliu (su tesis doctoral describe las 90 personas que de verdad mandan en Navarra) han revelado también que “los empresarios inversores en economía productiva prácticamente han desaparecido en Navarra; ya sólo quedan especuladores en capitales financieros y altos directivos a sueldo de multinacionales. Y una de las principales causas es la formación que los jóvenes reciben de escuelas de negocios como el IESE, del Opus Dei. La ideología les entra como un tiro”.
El simbolismo de la entrega de los premios Prínicipe de Viana en Leyre, bajo la supervisión de los poderes fácticos tradicionales: “político, económico y militar”
Ignazio Aiestaran, por su parte, alertó de la vía abierta hacia la censura que él mismo sufrió por parte del Gobierno municipal de UPN en Pamplona. Le pidieron una charla que él tituló “Democracia de excepción”. Era arriesgado, sin duda, pero lo que ya fue intolerable para la alcaldía fue su contenido en defensa de “los bienes comunes”. Fue un veto dictatorial en pleno siglo XXI. En la mesa redonda, Aiestaran fue mucho más allá, y reveló el simbolismo de la entrega de los premios Prínicipe de Viana en Leyre, bajo la supervisión de los poderes fácticos tradicionales: “político, económico y militar”. No dejó pasar la enorme influencia de la Iglesia en Navarra, y cerró su intervención advirtiendo de que las elites quieren convertir a ciudadanos críticos en consumidores privatizados, todo ello utilizando de fondo una gran imagen de El Corte Inglés como “icono” de esta deriva.
A los tres se les pidió que miraran al futuro, que anticiparan cómo debe ser la alternativa a esta Navarra eterna, y todos subrayaron que es la tarea a la que “debemos dedicar más tiempo”. Feliu fue tajante: “Hay que entrar a demoler esto con esa bola grande que sale en los dibujos animados”, y deslizó una novedosa reflexión, preocupante y para muchos, incómoda: “A veces tengo una pesadilla. Veo un Gobierno nuevo, formado por Geroa Bai, PSN y I-E, pero que acaba reproduciendo a su manera ese entramado que combatían en la oposición”. Patxi Zamora reconoció que “a veces” le asalta la misma pesadilla, pero fue mucho más radical en su respuesta: “Hay que convencerse de que las palabras ‘PSN’ y ‘cambio’ son un oxímoron al nivel de ‘inteligencia militar’, ‘democracia cristiana’ o ‘pensamiento navarro’. Este PSN es incompatible con una alternativa de verdad”, y lo dice el autor del libro “Urralburu, corrupción al servicio del Estado”.