Eric Toussaint: “La izquierda tiene que dejarse de juegos, desobedecer a las instituciones europeas y aplicar un plan B radical”
P. Blanjean, Monique Van Dieren, CADTM, Entrevista completa Rebelión 2016/10/12
[...] ¿Cómo nacieron los partidos de izquierda radical en Grecia, España y Portugal?
Hay un claro punto en común entre Syriza (Grecia) y el Bloco (Portugal).
Syriza, que significa Coalición de Izquierda Radical, nació una docena de años después de que los militantes se distanciasen del Partido Comunista de tradición stalinista, el KKE (por otra parte hay otro Partido Comunista de tendencia eurocomunista) tras su participación en el Gobierno en 1989 con Nueva Democracia, el principal partido de la derecha. Era un gobierno contra natura que produjo un traumatismo, en particular de una parte de la juventud que optó por dejar el PC. En el origen Syriza se formó, a partir de 2003, agrupando una docena de diversas organizaciones procedentes de tres orientaciones históricas: comunistas cercanos a Moscú, trotskistas y maoístas.
El Bloco fue formado por una parte del Partido Comunista (bastante estalinista) que abandonó este para constituir con una organización maoísta (UDP) el Frente de Izquierda (Bloco de Esquerda).
Existe claramente un punto común entre Grecia y Portugal.
En España es diferente (sin estar totalmente alejado) porque Podemos es una de las prolongaciones del movimiento de los indignados de 2011. Un sector de ese movimiento consideró que había que constituir una organización política. Hay un punto de encuentro entre personas procedentes de los indignados e intelectuales universitarios (como Pablo iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón) que conquistaron su plaza en el mundo académico, tienen sentido de la comunicación, controlan la comunicación en las redes sociales, los programas de televisión y radio alternativos en internet, pasaron por el PC español o las juventudes comunistas y siguieron las experiencias de los años 2000 en Venezuela (sobre todo), en Bolivia y en Ecuador. El encuentro entre el movimiento de los indignados, los intelectuales y el movimiento trotskista (Izquierda Anticapitalista) produjo la creación de Podemos en enero de 2014. El resultado fue inmediato en las elecciones europeas de junio de 2014, más de 1,2 millones de votos y cinco eurodiputados de un golpe, es excepcional. El Bloco y Syriza empezaron de manera más modesta.
¿El hecho de que los tres países tengan un pasado reciente de dictadura ha influido en el surgimiento de esos partidos?
En Grecia y Portugal las generaciones que constituyeron Syriza y el Bloco vienen de la lucha contra la dictadura. En general eran jóvenes estudiantes de 18 o 20 años. Pero eso no quiere decir que sean ellos quienes dirigen esas organizaciones en la actualidad, los dirigentes más bien pertenecen a la generación siguiente: Tsipras no participó en el derrocamiento de la dictadura porque nació en julio de 1974, un año después de la caída de la junta militar. Pero los que formaron Syriza sí. Algunos participaron activamente en la lucha contra la dictadura, como Nadia Valavani, que fue muy activa en la resistencia estudiantil al régimen de los coroneles griegos que derrocaron a la dictadura griega en 1974. Esta mujer, que fue encarcelada (cinco meses en una célula de aislamiento) y torturada es un símbolo de la resistencia a la dictadura. Fue viceministra de Finanzas del gobierno de Alexis Tsipras entre enero y julio de 2015, después se opuso a la capitulación y dimitió (1). Está también Manolis Glezos (2), condenado a muerte por los nazis en la Segunda Guerra Mundial y perseguido también durante la dictadura de 1967-1974. Tanto Nadia Valavani como Manolis Glezos actualmente se encuentran en la Unidad Popular que abandonó Syriza en agosto de 2015.
En España la generación que dirige Podemos nació después del franquismo, aunque cierto número de militantes de más edad militaron contra la dictadura franquista y se opusieron a la restauración monárquica tras la muerte de Franco en 1975. [...]
¿Qué los diferencia de los partidos de izquierda radical más antiguos que ganan terreno en países como Bélgica?
El PTB es una organización de origen maoísta-stalinista que experimentó una mutación positiva, pero su discurso continúa siendo «unámonos» y no «hagamos alianzas o fusiones con el PC, la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) u otros pequeños partidos como el PSL». Invitan a los demás a unirse e integrarse en su partido y por lo tanto no están en la misma dinámica que los tres partidos de los que hablamos (España, Portugal y Grecia). Más que agrupar fuerzas el PTB quiere la absorción. La propuesta que hizo el FGTB de Charleroi en 2012, si hubiera prosperado, habría permitido constituir una gran fuerza de izquierda radical, incluido por supuesto el PTB y permitiendo un máximo de convergencia entre los distintos movimientos (4). Es lamentable que no llegase a buen puerto a pesar de la dinámica prometedora del principio.
Entre los partidos de la nueva izquierda europea y los partidos de la izquierda radical clásica (PC, PTB…) la diferencia se encuentra antes en la estrategia de alianzas y la relación con el poder que en los programas políticos respectivos. Entre el programa del PTB actual y el de Syriza de 2014 no hay grandes diferencias.
En lo que concierne al CADTM, que es una organización plural, independiente de cualquier partido político, la colaboración con el PTB es buena. Algunos diputados del PTB transmiten, vía preguntas parlamentarias, los asuntos que el CADTM desea plantear a los ministros. Es útil. Por supuesto también están en las movilizaciones. Pero habría que ir más lejos y que los consejeros comunales del PTB apoyasen (más) activamente las iniciativas de auditorías ciudadanas de las cuentas de las ciudades y las comunidades, por ejemplo. El CADTM está a favor de colaborar con el máximo de fuerzas políticas de izquierda, preferiblemente de izquierda radical. [...]
¿Cuál es el futuro de esos partidos en una Europa cada vez más neoliberal? ¿Cree en el despertar de los pueblos frente a las políticas cada vez más injustas?
Creo en el despertar de los pueblos pero estoy muy preocupado por el futuro de las fuerzas políticas de izquierda, porque se ha visto con Syriza que la evolución ha sido muy rápida hacia el abandono de sus compromisos y su programa. Syriza capituló en 2015 frente a los dictados de la Unión Europea. Los que asumen la capitulación se mantienen, están listos para aprovechar los puestos de los que dimiten por ética. También hay personas que permanecen en Syriza por resignación.
La evolución de Podemos hacia el centro también es muy rápida. Se podría comparar con la evolución de los partidos verdes.
Viví el nacimiento de los partidos ecologistas en los años 70 y me enfrenté, como trabajador de la ciudad, a las políticas de austeridad impuestas en Liège cuya mayoría comunal está compuesta por los socialistas y el ECOLO. El viraje de la gestión y la adaptación del ECOLO al sistema fue muy rápido (2-3 años). Pasó lo mismo, en el mismo momento, con Daniel Cohn-Bendit, que participaba en el gobierno municipal de Fráncfort.
La evolución de una parte de la dirección de Podemos es negativa en el sentido de la moderación. Estoy convencido de que es una de las causas principales del mal resultado de Unidos Podemos en las elecciones del 26 de junio de 2016 (pérdida de un millón de votos con respecto a los resultados del 20 de diciembre de 2015 conseguidos por Podemos e Izquierda Unida que se presentaban por separado (5). Podemos no estará en el próximo Gobierno. Pero está activamente presente, a menudo con Izquierda Unida, en la gestión de un centenar de municipios incluidos los más importantes del país. Es el caso de Madrid (3,4 millones de habitantes), Barcelona (segunda ciudad del país), Zaragoza, Cádiz u Oviedo (Capital de Asturias) (6). Una parte de los mejores activistas y cuadros locales de Podemos se encuentra ahora absorbido en los puestos de gestión municipal. Una parte de los mejores activistas de los movimientos sociales se encuentra igualmente absorbido en puestos de apoyo y asesoramiento de los elegidos.
La evolución puede ser rápida porque todos esos municipios están sometidos a los programas de ajuste presupuestario impuestos por el Gobierno central. Las prioridades que se han puesto por delante y han llevado a los militantes de Podemos al poder en los municipios no podrán realizarse en este marco. Por ejemplo una de las prioridades era la remunicipalización de la recogida de basuras y muchas alcaldías en las que las alianzas de izquierda con Podemos están en el poder desde 2015 no lo han hecho para evitar recargar las deudas municipales. Habría que crear un frente de municipios y comunidades autónomas que desde 2015 están al frente de las fuerzas del cambio como Podemos, IU y otros. Ese frente debería definir posiciones comunes respecto a la deuda, comprometerse a apoyar las auditorías con participación ciudadana, revisar los contratos presupuestarios injustos impuestos por el Gobierno, sensibilizar a la opinión pública, actuar con el fin de cambiar la relación de fuerzas en favor de auténticas soluciones. Temo que si no se crea ese frente y no se lucha para deshacer el dogal de la deuda ilegítima los regidores municipales y las autoridades de las comunidades autónomas que prometieron un cambio de izquierda se adaptarán al sistema y vendrá una nueva decepción. [...]
¿Qué es el plan B?
Es una iniciativa europea de una serie de personas y grupos procedentes de la izquierda radical. No se está de acuerdo en todo, pero el punto común es decir: «El plan A, tipo Syriza, cuya estrategia fue negociar con las instituciones europeas respetando sus reglas y sin desobedecer, no funciona».
El plan B incluye explícitamente el mensaje siguiente a los electores: «Hay que llevar al Gobierno a las fuerzas que tendrán la valentía de desobedecer a las instituciones europeas». Mientras los tratados europeos son contrarios al interés de los ciudadanos y al establecimiento de políticas sociales, tenemos el derecho y el deber de desobedecer.
¿Cree que el plan B conseguirá la adhesión de muchos electores de los países europeos?
Eso está muy claro. Hay una gran parte de la población dispuesta a apoyar a las fuerzas políticas que se comprometan a desobedecer a las instituciones europeas y sus exigencias. Es tan real que cuando la extrema derecha lo hace consigue un gran éxito. Porque existe un gran rechazo popular totalmente comprensible a «Europa» tal como está construida, tal como funciona. Es una Europa dominada por el 1 % más rico o, en pocas palabras, una Europa dominada por el gran capital. Es una Europa fortaleza. Hace falta otra Europa, una Europa por la integración de los pueblos y no del capital, una Europa solidaria con los demás pueblos del mundo, una Europa de la paz, de la justicia social, una Europa de la transición ecológica, de la multiculturalidad...
Si dejamos el monopolio de la denuncia de la Europa real a la extrema derecha, esta ganará, porque muchas personas están disgustadas por la política europea. Mire lo que pasa con el brexit, con Marine le Pen en Francia, con el auge de la derecha en Alemania y en Austria.
Si la extrema derecha reivindica alto y claro un fuerte rechazo a Europa y la extrema izquierda no se planta frente a Jean-Claude Juncker y Mario Draghi, no conseguirá nada.
Así pues, la izquierda radical debe movilizarse por el plan B y anunciar claramente: «Desobedeceremos». Y no decir: «Quizá desobedezcamos».
Como dijo el líder de los mineros británicos Arthur Scargill en 1985: «Necesitamos un Gobierno que sea tan fiel al pueblo como el Gobierno de Thatcher es fiel a la burguesía».
La Syriza dirigida por Tsipras no materializó esa esperanza y espero que no se repita lo que ocurrió en Grecia. Intento actuar en ese sentido a mi modesto nivel. Pero lo importante son las movilizaciones populares que permitirán desbloquear la situación.