(Publicación) Estudios 54: La sanidad pública en estado de urgencia

2024/11/20
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En este documento hemos realizado una radiografía de la situación de Osakidetza y Osasunbidea. Además exponemos las propuestas de ELA para mejorar los sistemas de salud públicos.

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Conclusiones

El deterioro de los servicios públicos de salud ha aumentado desde la pandemia, aunque, en realidad, provenga de los recortes sistemáticos realizados en los servicios públicos después de la crisis de 2008.

Pérdida de calidad de los servicios públicos de salud

La falta de inversión pública ha sido una constante en la última década. Así lo muestran los presupuestos del Gobierno Vasco y del Gobierno de Navarra para el departamento de salud, insuficientes y muy alejados del gasto que se realiza de media en los países de la UE. Esta desinversión se traduce en un empeoramiento continuo de la calidad de los sistemas de salud de HEH, con una actividad en la que la atención primaria no presencial se ha disparado, con unas listas de espera que no han dejado de crecer en la última década y con una infradotación de personal evidente, como en los numerosos centros en los que no se sustituye personal en las épocas de verano, Semana Santa o Navidad.

Estrategia para fomentar la sanidad privada

Una mala calidad en los servicios públicos conlleva una potenciación de la sanidad privada. El número de derivaciones de centros públicos a privados, la contratación de seguros privados por parte de las personas, los y las profesionales que compatibilizan su trabajo en centros públicos y privados o el hecho de que haya servicios que estén en su mayoría privatizados (salud mental, Interrupciones del embarazo, salud bucodental, fisioterapia,...) son algunos de los ejemplos de la estrategia que se ha desarrollado de forma deliberada por parte de las instituciones públicas, en beneficio de la empresa privada.

Precariedad en las plantillas de Osakidetza y Osasunbidea

En ambos sistemas de salud más de la mitad de la plantilla es temporal, cuando desde Europa se pide que ese porcentaje sea inferior al 8%. La parcialidad también es elevada en ambos casos. Además, las personas trabajadoras de Osakidetza y Osasunbidea acumulan una pérdida de poder adquisitivo en torno del 20% y del 15,8% respectivamente durante los últimos 15 años. Esta situación afecta directamente en la alta rotación de personal que hay en la atención primaria y especializada, restando continuidad al servicio en un mismo centro de salud, lo cual influye también en la percepción que tienen los usuarios por su atención. Además, no existe una cultura negociadora ni hay una voluntad política para mejorar las condiciones de trabajo de las personas trabajadoras de Osakidetza y Osasunbidea.

Las desigualdades sociales tienen consecuencias directas en la salud

La esperanza de vida es diferente dependiendo del nivel socioeconómico, del origen, del género o de la precariedad laboral. La sanidad pública no está preparada para abordar esta realidad, ni ofrece servicios de coordinación entre diferentes administraciones para garantizar unos servicios de salud en igualdad de condiciones.

Las políticas públicas actuales no van a revertir esta situación

Ni el Pacto de Salud de la CAPV, ni la Ley Foral de Salud de Navarra van a suponer cambios de calado en materia de salud. En ambas hay cuestiones que no se abordan o que se abordan de forma insuficiente (por ejemplo, las relaciones laborales), no van a suponer una mayor inversión en el departamento de salud y abren el camino a un empeoramiento de los sistemas públicos, como en el caso de la conversión de Osasunbidea en una empresa pública.

Selección de los gráficos más significativos