Reivindicar la soberanía tecnológica para democratizar el campo de las nuevas tecnologías
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Ver el testimonio de las trabajadoras de Kutxabank
Ver el testimonio de las trabajadoras del comercio textil
Ver la conferencia de Henar Álvarez Cuesta
Prólogo de Pello Igeregi: Reivindicar la soberanía tecnológica para democratizar el campo de las nuevas tecnologías
Los desarrollos tecnológicos no se diseñan para mejorar la sociedad, menos aún para liberar a los trabajadores y que vivan mejor. En este sistema económico en el que la propia vida está privatizada, el desarrollo tecnológico está dirigido por empresas privadas con un único objetivo: ganar dinero. Por la misma razón por la que se privatizan las residencias de ancianos se despliegan las redes sociales diseñadas para generar adicción, ya que ambas generan beneficios económicos. ¿Por qué surgieron Facebook, Whatsapp, Tik-tok, Uber, Cabify, Airbnb u otras redes sociales y plataformas digitales? Para enriquecer a los creadores.
En los últimos meses se ha abierto un debate sobre las consecuencias éticas de la aplicación de las nuevas tecnologías, especialmente de la inteligencia artificial, pero no se ha abordado el debate de fondo: ¿dónde decide la humanidad qué hay que investigar y qué necesidades de la sociedad deben ser atendidas? En ninguna parte. Es el capital quien decide lo que los humanos necesitamos en el seno de sus propios intereses. La sociedad vasca necesita la soberanía alimentaria, la soberanía económica o la soberanía lingüística para poder tomar decisiones favorables a los intereses de la ciudadanía vasca en todos estos ámbitos. Asimismo, debemos reivindicar la soberanía tecnológica para democratizar el campo de las nuevas tecnologías, para que los ciudadanos podamos decidir en qué invertir en investigación para vivir mejor y cómo se llevará a cabo la aplicación de las tecnologías en Euskal Herria.
Como democráticamente no se puede discutir, son las empresas transnacionales las que imponen cuáles necesita la sociedad. Entre otras cosas, se ha desarrollado la tecnología para organizar el trabajo y comunicarse entre los seres humanos y también entre los trabajadores y las trabajadroas. Dicen que son avances tecnológicos, pero nadie ha analizado las consecuencias de sus aplicaciones antes de ponerlas en marcha. Por ejemplo, cuando en una empresa se decide que las comunicaciones entre trabajadores y clientes se realicen a través de aplicaciones informáticas visibles para cualquier persona, ¿alguien ha analizado el impacto de ello? Lo ha hecho la sección sindical de ELA en Kutxabank: la empresa ha destruido puestos de trabajo, la presión sobre los trabajadores y las trabajadoras ha crecido drásticamente y, a su vez, ha empeorado la atención a los clientes.
¿Y cómo se ha decidido cambiar el modelo de venta en el grupo Inditex a favor de las compras online? También ha sido una decisión impuesta por la empresa. La consecuencia directa ha sido la destrucción de puestos de trabajo y el aumento de las cargas de trabajo.
El 28 de abril celebramos el Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo. Quienes asistimos a la conferencia organizada en el Kursaal pudimos escuchar el testimonio de las trabajadores de Kutxabank y del sector textil. Y para sistematizar lo ocurrido en estas empresas y otras muchas situaciones acogimos también la conferencia de Henar Álvarez Cuesta, profesora de la Universidad de León, sobre el impacto de los cambios tecnológicos en la salud de la clase trabajadora.
En manos del capital las nuevas tecnologías se utilizarán para destruir puestos de trabajo, aumentar la productividad y extender los mecanismos de control sobre la clase trabajadora. La salud está siendo directamente perjudicada. En la misma medida en que el amianto ha sido un factor de riesgo importante para el movimiento obrero, dentro de unos años se estudiará el impacto de las nuevas tecnologías.
El capital empeora nuestra salud y además nos hace culpables de nuestras enfermedades. La cultura neoliberal favorece los meros ejercicios de introspección para conseguir nuestro bienestar físico y emocional, como si sentirnos mal fuera una mera responsabilidad individual (no sabes ser feliz) y como si la terapia para estar bien fuera la única solución. Así como la falta de trabajo se relaciona con la falta de empleabilidad, la felicidad se relaciona con la existencia de medios individuales para ser feliz. Como si la existencia de un salario digno no tuviera relación con la felicidad.
La clase trabajadora está fastidiada porque la explotan. Para muchos trabajadores y trabajadoras la terapia y la farmacología son necesarias, pero como sindicato, es nuestra responsabilidad hacer desaparecer los factores de riesgo que empeoran la salud. No hay mayor factor de riesgo que el capitalismo. Eso sí, mientras se derrumba el capitalismo, tenemos que analizar el impacto de la digitalización del trabajo en las trabajadoras y aprender cómo afrontar los nuevos riesgos. Organizamos el acto del 28 de abril con ese objetivo. A través de esta publicación, las cerca de 500 personas militantes que acudimos al Kursaal queremos compartir lo escuchado con los delegados, las delegadas y la afiliación de ELA, para, a través de la organización colectiva poder dar respuesta a la culpabilización individual. Porque con más sindicatos se necesitará menos en Lorazepam. En lugar de libros de autoayuda nosotros proponemos procesos de sindicalización.