Sindicalismo y economía social para la transformación
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La transformación del proceso económico para la soberanía
• Las economías sociales realmente existentes se sitúan en un difícil equilibrioentre dos racionalidades:
– Racionalidad “instrumental”. Su objetivo consiste en la mejor adaptación funcional posible de la acción económica-empresarial a las reglas de la economía capitalista de mercado.
– Racionalidad “valorativa”. Se trata de hacer economía con unos valores y principios democráticos, con una ética económica fundamentada en una ética comunitaria.
• Lo que está en juego es la propia posibilidad de la soberanía o autonomía humana; la posibilidad real de construir experiencias socioeconómicas alternativas, sobre la base de valores conscientemente elegidos:
– Mercado social transformador. Las economías sociales transformadoras requieren otro modo de funcionar en cada fase del proceso o ciclo económico básico, a saber: producción, comercialización-distribución, consumo y ahorro-crédito. En este sentido, se trata de crear un “mercado social transformador” para avanzar en un proceso transformador soberanista.
Para ello es preciso alcanzar la masa crítica suficiente de agentes y, a partir de ahí, conformar redes territoriales de intercambio e intercooperación que cubran de manera significativa las necesidades del mayor número de personas.
Soberanías estratégicas y transformación de la estructura económica-productiva de Hegoalde
• Objetivo: la construcción de una matriz productiva con base en actividades socialmente necesarias y medioambientalmente sostenibles.
• La transformación productiva e industrial de Hegoalde requiere de medidas que tengan por objetivo una transición ecológica de la actividad socioproductiva, que deberá incorporar el concepto de transformación justa en lo relacionado con el empleo.
• Algunos cambios fundamentales necesarios en la economía de Hegoalde:
– El decrecimiento del tamaño de algunos sectores: construcción, generación de energía, transporte o finanzas.
– La reprimarización de la economía con un crecimiento muy importante de la agricultura ecológica, una expansión de la superficie forestal como sumidero de carbono y el aumento de los trabajos no remunerados en el seno de las familias y del trabajo comunitario no salarizado.
– Descenso importante en el uso de energía, especialmente en automoción privada y en climatización.
– La reterritorialización con descenso de las importaciones e incremento del tejido productivo autóctono de las actividades económicas necesarias para la vida.
• Estas líneas básicas de transformación están en estrecha relación con algunas de las soberanías sectoriales estratégicas:
– Soberanía alimentaria. El sector primario se vincula con la soberanía alimentaria.
Un elemento central de la transformación de la matriz productiva es la revitalización del mundo rural y de dicho sector. El objetivo primordial sería alcanzar las mayores cotas posibles de soberanía alimentaria, en el marco de la construcción de una autonomía material que permitiera cubrir los imperativos de la reproducción de la vida con materiales locales y de manera políticamente autónoma.
– Soberanía energética. La línea de transformación general debe basarse en la desfosilización y desnuclearización, la reducción del consumo y la implantación de energías realmente renovables. Es precisa la generalización de la participación y control de la población sobre la generación y distribución de energía para autoabastecerse colectivamente y para satisfacer los objetivos y las necesidades comunitarias.
– Soberanía industrial-tecnológica. La actividad industrial debe estar estrechamente relacionada con el sector tecnológico y la soberanía tecnológica.
La transformación del modelo productivo debe favorecer un diseño tecnológico que garantice la resistencia y durabilidad de los instrumentos y herramientas, y que además se base en el uso de materiales y energía sostenibles, abundantes en el territorio y reciclables.
La economía social con vocación transformadora: la base microeconómica para transformar el cómo producir
• La transformación del cómo producir requiere propuestas de fórmulas alternativas de organización, gestión y apropiación de lo producido. La propuesta defendida en este estudio tiene elemento básico la economía social transformadora (EST).
• El capital debe ser sustituido por el trabajo como agente económico hegemónico de la actividad económica, en general, y de la empresarial, en particular.
• La economía social está compuesta por una gran heterogeneidad de proyectos, distintas formas de organización y diversas prácticas que pueden no compartir y perseguir los mismos objetivos. Esta situación hace que sea preciso hablar en plural y que aparezca la denominación de “economía social o cooperativismo capitalista”.
• Aunque la realidad sea muy diversa, es de interés dividir las diversas propuestas en dos grandes grupos, a saber:
– La economía social complementaria, paliativa o capitalista. Actualmente es la mayoritaria en los países centrales y ahondan en la adaptación subordinada o marginal a la economía capitalista neoliberal y financiarizada.
– La economía social con vocación transformadora. Además de priorizar la satisfacción de las necesidades de las personas por encima del lucro, buscan la transformación de la economía y sociedad vigente. Pretende avanzar en una economía social que sirva como alternativa, y no como legitimadora, de la economía capitalista; investigan y trabajan nuevas formas de vivir y satisfacer las necesidades económicas con otra lógica.
• La economía social transformadora debe avanzar hacia otros modos de entender el trabajo, la propiedad y el valor. Así, el trabajo autogestionado o colectivo por cuenta propia, la propiedad colectiva-comunitaria y el valor de uso son referencias en la búsqueda de una economía social transformadora.