SUTEK S. Coop. La llama, más viva que nunca

2020/02/19
IMG_2072.JPG
Relato de una empresa recuperada en forma de cooperativa. Hoy en día también se recuperan empresas, y en este “Izan Ta Esan” queremos contaros la historia de la cooperativa que ha creado hace poco un grupo de trabajadores y trabajadoras: la cooperativa Sutek. En la colección “Izan Ta Esan” solemos recoger testimonios de victorias de trabajadores y trabajadoras con el fin de agradecerles lo realizado, dejar constancia por escrito de lo conseguido, y para que sirva de ejemplo para aquella personas que puedan encontrarse en situaciones parecidas a lo largo y ancho de Euskal Herria.

“Entonces, quedamos el 5 de julio”. “¿A qué hora?”. “¿Te viene bien a las 10:30?”. “¡Perfecto!”. “Te envío nuestra ubicación por Whatshapp”. El GPS mostraba el camino de un pabellón de Astigarraga. Allí se encuentra la cooperativa Sutek, una empresa que los trabajadores han hecho suya. Sutek desarrolla su actividad en el ámbito de las instalaciones contra incendios y en su revisión, junto con otras labores de mantenimiento. Para empezar, un café bien caliente.

De una de las paredes del bar del polígono industrial de Astigarraga cuelga un cartel que anuncia el campeonato de tiro pichón de Azpeitia. Por otra parte, llaman “pintxo” a medio bocata. Almetac SA, Suministros Electricos Gabyl, Cafes Aitona SL… No veo ningún cartel de Sutek, por lo que pregunto a un señor que, con el primer trago de la mañana, lee las esquelas. “No conozco a ningún Sutek. En las esquelas, al menos, no aparece”. “Ieeeeuu! ¿Maialen? ¡Aquí, aquí!”.

Me dice su nombre antes de que nos demos dos besos: “Yo soy Xuriñe”. Ella ha sido mi contacto telefónico, y la persona que acudió al sindicato. Los dos besos que me ha dado son de los que dejan marca, sin mojar la cara, y llevan sonido incorporado: “¡Mmmua, mmmua!”. Tiene un tatuaje en el hombro izquierdo: una llama con forma de remolino. Antes de que Xuriñe diga una palabra, percibo que está llena de fuerza. Me introduce en el local casi sin que me dé cuenta. “Estás en tu casa. Pasa, pasa”.

El local huele a nuevo. La oficina está en la entrada: dos mesas, sillas modernas, alguna planta verde y una luz blanca, procedente del exterior, que entra por la ventana. El local está dividido en dos partes, y una puerta separa la oficina del taller. A ojo de buen cubero, le he calculado una superficie de 15 x 20 metros.
Sutek es un espacio a medio camino entre un local recién estrenado y un sitio que se ha puesto patas arriba: trastos por doquier, los estantes bien ordenados y repletos…. Como si estuvieran en plena adolescencia. Allí están Alain, Iván e Iñaki, atareados. Han dejado el trabajo, me han dado dos besos y nos hemos sentado alrededor de una mesa, en la ya mencionada luminosa oficina.

Les he explicado el objeto de mi visita: la experiencia de Sutek nos ha parecido interesante y hemos decidido publicarla en la sección “Izan Ta esan” de la Fundación Manu Robles-Arangiz. “Izan Ta Esan” publica historias relacionadas con el mundo laboral, sobre todo las victorias de los trabajadores, para que sirvan de ejemplo a las siguientes luchas. Y Sutek es una de esas historias. “¡Ue, ue, uee!”. Se aplauden a sí mismos. A lo largo de la entrevista, no me ha sido fácil distinguir si estaba entre amigos o entre compañeros de trabajo.

Sea como fuere, hay cuatro personas, sentadas unas en frente de otras. ¿De dónde procede cada una de ellas? “¿Que de dónde vengo? ¡Ojalá lo supiera!”. Es Xuriñe, la primera en hablar.

Leer la publicación completa