Azken guda dantza (Último baile de guerra)

2022/05/10
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El primer baile fue el viernes 11 de junio del 2021. Era la primera jornada de huelga de las 18 trabajadoras del servicio de limpieza del Museo Guggenheim. Tres eran sus principales reivindicaciones: lograr un convenio del centro que mejorara las condiciones de trabajo, eliminar la brecha salarial que padecían con respecto a colectivos masculinizados que realizan trabajos de igual valor y acabar con los contratos parciales. Estas trabajadoras tenían motivos más que suficientes para estar hartas, y decidieron canalizar toda esa energía en una huelga que tuvo el baile y la danza como icono.

Gorka Quevedo (artículo publicado en el nº245 de la revista sindical Landeia)

Desde aquel 11 de junio no fallaron ningún día a su cita con el baile. De martes a domingo (los lunes el Guggenheim cierra) se juntaban a las 11:00 en la explanada del museo, hora de la apertura. El ritual, el mismo: en primer lugar, informar a quienes hacían cola de su situación repartiendo propaganda. Posteriormente, micrófono en mano, contaban su lucha contra la precariedad y contra la brecha salarial. Por último, una performance. Bailes y coreografías que hacían las delicias de los turistas que querían visitar el museo, los estudiantes de la universidad que iban a la explanada a tomarse un pequeño descanso, transeúntes varios...

Un nuevo triunfo contra la precariedad

Más de 9 meses de baile y movilización que finalizaron el 21 de marzo, gracias al acuerdo logrado por ELA con Ferrovial Servicios, subcontrata que se encarga de la limpieza del Museo Guggenheim. Un acuerdo que permite lograr los objetivos planteados. Así lo destaca Maite Leizegi, responsable de la Federación Zerbitzuak en Bilbao. “El acuerdo alcanzado contempla un incremento salarial que, de manera progresiva y para el 2024, supondrá una subida de algo más del 20% –lo que significa que los salarios brutos serán superiores a 23.500 euros anuales–, y con acuerdos para acabar con la parcialidad en la contratación, una cuestión sumamente importante para afrontar la precaridad. Las trabajadoras con jornada parcial pasarán a tener jornadas completas, lo que supone un aumento de sus ingresos de hasta el 46%”.

Pero, más allá de estos principales objetivos –un convenio propio, acabar con la brecha salarial y acabar con los contratos parciales–, Leizegi destaca que se han logrado otros muchos puntos positivos. “En relación a los aspectos relacionados con la salud laboral, habíamos denunciado en diversas ocasiones las excesivas cargas y ritmos de trabajo. Para afrontar dicha realidad, hemos acordado que se realice un estudio de medición de tiempos y cargas de trabajo en donde se determine el personal necesario para realizar dichas tareas con los estándares de calidad y exigencias establecidas por parte del Museo. También hemos logrado que se recojan aspectos relacionados con el acceso al contrato de relevo, así como mejoras en licencias, permisos y descansos”.

ELA tiene entre ceja y ceja la lucha contra la precariedad. La dinámica movilizadora contra la precariedad presentada recientemente así lo refleja: actualmente hay más de 541.600 personas trabajando en precario en Hego Euskal Herria, y el objetivo de ELA es que, como consecuencia de la lucha sindical, ese número baje lo máximo posible. Triunfos como el logrado por las trabajadoras de la limpieza del Guggenheim nos acercan a ese hito.

“La campaña de lucha contra la precariedad tiene varios objetivos, como acabar con los salarios inferiores a los 18.000 euros, la parcialidad de los contratos de trabajo, que afectan de manera mayoritaria a las mujeres, así como los aspectos relacionados con la salud laboral, con el fin de proteger la salud de las trabajadoras y trabajadores. El acuerdo alcanzado en el Guggenheim se enmarca dentro de estos objetivos”, subraya Leizegi.

Todavía queda mucho camino por recorrer

Victorias sindicales como la del Museo Guggenheim respaldan la lucha que ELA está desarrollando para acabar con la brecha salarial. Sin embargo, todavía quedan muchos frentes de lucha abiertos.

“En junio, cuando logramos la victoria sindical en H&M estas trabajadoras se solidarizaron con sus compañeras del Museo Guggenheim, y en un acto simbólico les dieron el testigo de la lucha. Por eso, el día del acuerdo las trabajadoras del Museo pasaron el testigo de la huelga al personal de limpieza de juzgados de Bizkaia, también en lucha contra la brecha salarial. La lucha continúa en diversos frentes, pero lo importante es seguir dando pasos como los que estamos dando”.

El 1 de octubre de 1988 el mítico grupo Kortatu ofreció su último concierto, en Pamplona. Ese directo, grabado y publicado como el cuarto disco del grupo, tenía como título Azken guda dantza (Último baile de guerra). Las trabajadoras que se encargan de la limpieza del Museo Guggenheim ofrecieron su último baile de guerra el 21 de marzo. Porque si su lucha ha tenido una cosa es eso: baile.