Virtisu: De Zalla a Barcelona pasando por Madrid
Volvemos de Sodupe hacia Zalla. A Iñaki San Andrés (responsable de Hainbat en Kadagua) le viene a la memoria algo que no puede callar: “creo que esto no te lo han comentado, pero hubo una época en Virtisú en la que se metían un montón de horas extras. Era una pasada. Se decidió acabar con ello, y no meter ni una hora extra más. Y ¿sabés de que forma se aseguró que la cosa saliera bien? Se amenazó con la expulsión del sindicato a los que no cumplieran. Y es que nadie quería estar fuera de ELA. Date cuenta que de 105 trabajadores 94 son afiliados de ELA. En las reuniones que hacemos en la sección sindical al hablar de afiliación hablamos de los no afiliados que acabamos antes.”
La cosa ha cambiado mucho desde los 35 afiliados que había hace 12 años, cuando surge la empresa. La situación de los trabajadores también era peor. Se les aplicaba el convenio estatal del papel, que era una miseria. Y la mitad de la plantilla, unos 50 trabajadores, era eventual. Se echaba a la calle a la gente y se cogían nuevos. ELA tenía dos delegados en un comité de tres. Y llegó el momento de decir basta. Los delegados Luis Mari y Alex nos lo explican: “Queríamos negociar un convenio de empresa para mejorar nuestra situación, y sobre todo para que se hiciera indefinidos a los eventuales. La mayoría eran jóvenes con ganas de independizarse, pero les faltaba la seguridad de conservar el empleo que tenían, aunque la empresa tuviera trabajo”.
La cosa es que la empresa no quería negociar nada. Estaba cómoda, manejando como quería a los eventuales y pagando 100.000 pts de sueldo a los trabajadores a tres turnos. Le valía, el convenio estatal, y no veía ningún problema en tener a la mitad de la plantilla con contratos temporales.
“Fuimos a una huelga indefinida. Tanto trabajadores fijos como eventuales. Pasábamos el día en el piquete de la empresa. Me acuerdo que había en el piquete eventuales como Unai o Topete. Al terminar el piquete nos retirábamos a casa.” Cuando Unai llega a casa tiene a su madre esperando con una carta en la mano. “¿Qué estáis haciendo Unai? ¿Estáis locos? Mira lo que me han traído de la empresa. Es la carta de tu despido. ¿Que vas a hacer ahora?” No fue el único. Hicieron lo mismo con unos cuantos. En lugar de darles la carta a ellos mismos, se hace mayor chantaje emocional dándosela a las madres o a las mujeres de los trabajadores. Es más duro, y más complicado. Pero incluso los despedidos querían seguir peleando.
“Seguimos en el piquete. Estábamos allá con la pancarta, dándole vueltas a la cabeza cuando llegan dos encargados que nos dicen: acabamos de enterarnos que la empresa ha comprado terrenos en Madrid para llevarse el Converting (una parte de la producción) allá. Eso supone el traslado de la mitad de la plantilla. Así nos lo soltaron para que dejáramos la huelga. Éstos que nos soltaron la bomba tenían sus propios acuerdo personales con la empresa, a ellos ni les iba ni les venía nuestras condiciones.”
La segunda en la frente. “Pero nosotros seguimos en la huelga. No teníamos nada que perder. Me acuerdo que teníamos esa sensación. Cobrábamos una miseria, y además echaban a la gente y llamaban a otros sin cesar. No eran condiciones. Preferíamos intentar mejorar la situación. Y a la semana, al ver que no desistíamos, la empresa hace una oferta que se lleva a asamblea.”
Se tuvieron que hacer tres votaciones. El viernes a la tarde se hicieron dos votaciones que quedaron 53 a 53. “En la parte de arriba de la sala se oían gritos. Parecían energúmenos.” Era la primera vez que los lobos enseñaban los colmillos. Después de sus dos intentos más elegantes de dividir y amedrentar a los trabajadores, estaban fuera de sí. Y los trajes y las corbatas no servían ya de disfraz a las fieras. “¡Contentos tendríais que estar de tener trabajo! ¡Van a cerrar la empresa por vuestra culpa!!La van a llevar a Madrid!” gritaban.
El sábado a la mañana siguió la asamblea y al final se acepto la propuesta de la empresa: toda la plantilla readmitida, y todos los eventuales fijos. Los salarios mejoraron algo, pero se relativizó a favor de los contratos fijos.
“La afiliación empezó a subir cuando decidimos pedir el convenio. Hubo gente que se afilió antes de comenzar la huelga. Otros se afiliaron después. Pero todos porque se dieron cuenta que con ELA, se cuenta con un apoyo muy fuerte para hacer frente al chantaje de la empresa.” Tal como se pudo comprobar de nuevo tres años después. Para entonces, el comité contaba ya con 9 miembros, 8 de los cuales eran de ELA. CCOO después de la huelga sacó menos votos que gente presentada en listas.
Nueva amenaza de traslado
El 2005 se firmó un convenio sin conflicto. Pero a la de unos meses, en noviembre del mismo año, se informa al comité que se llevan el Converting a Barcelona, y se les da la lista de los que se tienen que trasladar. En teoría debían ser 64 las personas a trasladar, que eran las que trabajaban en el Converting, pero en la lista sólo aparecen 60 personas. “Es que las mujeres casadas no creemos que vayan a ir a Barcelona” fue la explicación de la empresa. Sin comentarios.
ELA desde el principio se opuso al traslado, decidió no negociar nada. “Pero CCOO ofreció cuatro vías de salida: jubilaciones anticipadas (todos teníamos menos de cuarenta, menos uno que se podía jubilar. Era de CCOO), indemnizaciones, traslados voluntarios y recolocaciones (se ofreció a tres personas trabajo en un empresa de pinturas que llevaba ¡2 años cerrado!)”.
Los trabajadores de la empresa querían mantener aquí la empresa, y los de comisiones se pasaron a ELA, algunos no sin dificultad ya que algún padre de ellos le debía el empleo a CCOO.
“Cuando nos comunicaron lo del traslado le empiezas a dar vueltas a la cabeza, porque tu situación se empieza a tambalear. Puedes pensar que es un farol pero en una reunión que tuvimos con la Diputación, me quedó muy claro que el traslado iba en serio. A todo lo que la dipu ofrecía el director general de JOFFER (a la que pertenece Virtisú) respondía con un no. En aquella reunión me quedó claro que ya no había remedio”.
“Tanto los trabajadores como ELA nos volcamos para que la empresa permaneciera aquí. Hicímos movilizaciones, y reuniones con las administraciones y con los partidos políticos. Nos pasó una vez que acordamos una reunión con la Diputación. Nos pidieron que fuéramos cinco. Decidimos que fueran Gurutz y Alberto de ELA, dos delegados de la empresa de ELA, y un economista, Jon Ander. Cuál fue nuestra sorpresa al llegar a la Dipu que nos encontramos fuera a cinco personas de CCOO, de las cuales sólo una de ellas trabajaba en nuestra empresa y no era el delegado. Al final consiguieron meter a uno en la reunión, pero estuvieron allá para salir en la foto, porque sabían que la prensa iba a estar allí. Si no ¿como se explica que para una manifestación que hicimos en Bilbo, para la que llenamos 14 autobuses, CCOO no se ofreciera a pagar su parte correspondiente? ELA fue la que lo pagó todo.”
También se realizó una huelga de hambre de 5 días, en la que participaron 12 trabajadores. Los huelguistas tuvieron visitas de representantes de todos los partidos políticos. También estuvo el diputado general y los alcaldes de la zona. “El tema se alargó unos 6-7 meses, y menos mal porque si no se llega a alargar probablemente Virtisú no estaría aquí. Y al final, gracias a la movilización, logramos presionar a las administraciones para que llegaran a un acuerdo con la empresa. Todos los partidos lo apoyaron. La empresa mantiene el empleo y la producción aquí a cambio de algunas ayudas, y nosotros nos comprometimos a alargar el convenio hasta el 2010 (cuando estaba firmado hasta el 2007).”
“Gracias a la alta afiliación conseguimos movilizaciones importantes que hicieron que las administraciones se comprometieran con una solución. Y gracias a esta victoria los que quedaban por afiliarse se afiliaron.”