Vuelta a la realidad

2018/03/15
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La manifestación del 8 de marzo ha superado los cinco millones de asistentes en todo el territorio peninsular. Después de una jornada de reivindicación y unidad entre las mujeres, vuelve la triste realidad de pensamientos y actos de división cotidianos, que encuentran en las redes sociales su mayor exponente.

Miren EgurenMiren Eguren, ELA PYMES eskumaldea

Día 9 de marzo. Me levanto con la resaca de un día que ha superado las expectativas de todo el mundo, incluidas las mías. Tiro por la ventana todas mis aseveraciones de “abuela cebolleta” y recupero la fe en la juventud y en el pensamiento inclusivo. Mientras repaso Twitter, Instagram y publicaciones de medios de comunicación varias, me topo con un titular que me borra la sonrisa bobalicona de la cara: “El 70% de las ayudas españolas al alquiler son para inmigrantes ¡¡COMPARTE!!”. Acompaña a tal afirmación una fotografía de un grupo de mujeres con el hiyab haciendo cola, en un sitio desconocido.

Más allá de la decepción personal que pueda haber sentido al comprobar que alguien a quien aprecio ha decidido compartir una “información” como ésta, no puedo evitar preguntarme por qué

Más allá de la decepción personal que pueda haber sentido al comprobar que alguien a quien aprecio ha decidido compartir una “información” como ésta, no puedo evitar preguntarme por qué. ¿Después de un día de unidad y celebración volvemos a nuestro auténtico yo? Ese yo que grita a tu lado, que pide, que exige, que se indigna a tu lado; ese yo que te incluye en un “nosotras” un día, un único día al año, y que, pasadas veinticuatro horas, se deshace de ti y te coloca a la cola de una imagen sin identificar.

El odio en las redes sociales crece como la espuma

Por desgracia, este tipo de páginas que fomentan la xenofobia y el racismo ha superado el 140% en los dos últimos años, y no parece que vaya a descender. “En España los españoles primero”. Que levante la mano el que no haya leído afirmaciones como ésta un millón de veces en las redes sociales. La desinformación a la que se nos somete de manera sistemática se sirve cada vez más de la inmediatez de aquéllas, haciendo una combinación explosiva que obedece a intereses políticos que quieren, que necesitan, una sociedad dividida, débil.

¿Después de un día de unidad y celebración volvemos a nuestro auténtico yo?

Páginas como mediterraneodigital.com e indignate.es, que han dado origen al presente artículo, aseguran que no fomentan el odio de ninguna de las maneras: “No valen las cábalas y suposiciones sobre las ya clásicas muestras ni apelaciones al racismo o la xenofobia. Son datos oficiales y objetivos, facilitados por la propia Comunidad de Madrid”. Habrá que recordar a los responsables de esta página que las cosas son lo que hacemos con ellas, y que la objetividad desparece cuando empezamos a opinar. Y que en el momento en que se publica un titular que dice “Feminazis agreden a mujeres normales el día de la huelga feminista”, tampoco se está siendo objetivo, ni oficial, ni mucho menos profesional.

Si bien a lo largo de mi vida he podido escuchar perlas como “yo no soy racista, soy ordenada” o a gente que se declara abiertamente racista, estas páginas se pertrechan detrás de documentos que interpretan a su manera (cuando se molestan en hacerlo) para no incurrir en delitos de odio. Las personas que comparten estos contenidos tienen así la excusa perfecta para engañarse a sí mismos y no hacer, así, la autocrítica necesaria para favorecer el tipo de sociedad que, por desgracia, no saben que necesitan.