Yayo Herrero: “Vamos a decrecer, la cuestión es cómo vamos a hacerlo, por las buenas o por las malas”
Yayo Herrero ha comenzado recordando que, a pesar de que a la economía convencional se le olvida, dependemos por completo de la naturaleza. “No hay economía ni tecnología sin naturaleza, y la naturaleza y el planeta, son finitos. El planteamiento es, en apariencia, sencillo. Si la economía convencional necesita aumentar la extracción de bienes naturales para crecer, pero los bienes se encuentran al límite, hay un problema; eso sí, un problema que trasciende el conocido debate del cambio climático. “El reto no es sólo climático o social, estamos ante una crisis de civilización. Lo que está en riesgo no es el planeta, sino las vidas humanas”, asevera Herrero.
Recuerda que los países ricos hace tiempo que superaron sus límites de extracción en sus territorios. El pico del petróleo convencional se alcanza en 2005; el pico máximo de extracción de todos los petróleos, en 2018; y el de todas las energías posibles, en 2020. “Esto tiene unas consecuencias terribles en un mundo que come petróleo”, subraya Herrero. Pone un ejemplo. “Si todo el planeta llevara el mismo estilo de vida que en EH, o el Estado español, necesitaríamos tres planetas. Si hablamos del modo de vida de Noruega o Suiza, necesitaríamos cuatro”. Advierte de que la tan aplaudida economía verde -en el caso de Suiza o Noruega- se basa en deslocalizar, “una dinámica colonial e injusta”. Así, Siria, Libia, Venezuela, Afganistan... se han convertido en sede de las grandes transnacionales occidentales extractivistas que basan su riqueza en el empobrecimiento y destrucción de países empobrecidos y sus habitantes.
Ante ello, Yayo Herrero es tajante: el decrecimiento no es una opción, sino un hecho inevitable. Afirma que no existen los negacionistas, sino negacionistas de la justicia social y la igualdad. “Vamos a decrecer, la cuestión es cómo vamos a hacerlo, “por las buenas o por las malas”. Cuando habla de hacerlo a las malas, menciona directamente -no sin antes avisar que también pretende provocar un poco a los asistentes- el fascismo. “Mantener ciertos estilos de vida de los países ricos de Occidente supone saquear otros territorios y marginar, e incluso dejar morir, a quienes viven allí”.
Por el contrario, aceptar el decrecimiento “por las buenas” implica reconocer que la forma de vida que hemos llevado hasta ahora nos ha puesto en riesgo. También supone asumir que el desarrollo sostenible, impulsado a finales de los 80 y principios de los 90, ya no nos vale”.
Así, destaca tres principios básicos que deben regir el inevitable decrecimiento. En primer lugar, lo que denomina el principio de suficiencia, es decir, asumir que unos tendrán que soltar para que otras personas puedan recibir. Habla de responsabilidades asimétricas, eso sí. En segundo lugar, asegura que urge una redistribución de la riqueza y de las obligaciones. Cuando habla de obligaciones menciona los cuidados de la vida, una tarea que corresponde a todos y a todas: administraciones, sociedad... una tarea que históricamente ha recaído sobre las mujeres. En tercer lugar, Herrero menciona el cuidado de la vida. Habla de sostener la vida como palanca de la organización de la vida en común, donde las instituciones, los sindicatos y la sociedad juegan un papel fundamental. “Hay debates que son inseparables. Contener el fin del mundo al que estamos abocados si no cambiamos y llegar a fin de mes son dos debates que convergen, no pueden darse por separado”, afirma. “Hay que hablar de necesidades vitales y de límites de la biosfera, en paralelo”, recalca.