"Esperas tanto tiempo para que te homologuen un título que acabas metiéndote en los trabajos más vulnerables"

2025/03/25
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Mesa redonda dirigida por Mirari Ullibarri, responsable de Acción Social de ELA en Araba, en el acto "Emakume* guztion sindikatu baterantz. El antirracismo también es cuestión de clase". En el coloquio participaron Aissatou Badji, afiliada de ELA en UVESA, Hilaria Vianeke, trabajadora social y delegada de ELA, y Silvia del Pilar Rengifo Soregui, trabajadora del textil. Estas tres mujeres han reflexionado sobre las discriminaciones de las mujeres migrantes en el entorno laboral, y especialmente sobre las dificultades que encuentran a la hora de homologar los títulos que obtuvieron en sus países de origen.

Mirari Ullibarri: Cuando hablamos de hacer un sindicato antirracista esto también pasa por asumir que incluso cuando hablamos de los derechos de las mujeres nos olvidamos que no todas las mujeres ocupan el mismo lugar, se nos olvidan algunas intersecciones.

Una de nuestras ambiciones, quizá la primera de todas es que nuestra representación sindical sea un reflejo de la sociedad, lo mismo que pedimos equidad, o sea que al menos las mujeres ocupemos al menos la mitad de todo (si somos la mitad de la población) lo mismo con las personas migradas, en este caso con las mujeres migradas.

Así como hemos sido capaces de hacer un análisis de género de los sectores y de los conflictos de trabajo tenemos que ser capaces de hacer un análisis antirracista, porque no es casualidad que las mujeres migradas ocupen los sectores más precarios.

Que vosotras estéis aquí es fundamental para nosotras, somos conscientes de tener una deuda histórica con las personas migradas, especialmente con las mujeres, aún así todavía tenemos camino por recorrer.

Estar pero no de cualquier manera, la importancia también de que se reviertan los roles, ocupando lugares distintos a los que la sociedad espera de ellas, y visibilizarlo.

Las mujeres migradas están en los sectores más precarios, pero están organizadas, saben lo que quieren, son conscientes de lo que viven y están dispuestas a desempeñar su propia lucha. [...]

Una de las dificultades que encontráis es la homologación de los títulos obtenidos en vuestros países de origen...

Aissatou Badji: Bueno, muchas veces las personas inmigrantes tenemos un problema: en nuestros países salimos con un título, llegamos aquí y no nos lo revaloran, porque te dicen: “Tienes que homologar tu título”. Homologas, y cuando llega el momento de hacerlo, primero te enfrentas a muchísimo papeleo, y luego tienes que pagar dinero. Tú, que has llegado igual sin medios para vivir o sobrevivir, justo tienes que pagar por todos esos trámites. Al final, esto te lleva a decir: “Oye, ¿qué hago?”.

Esperas tanto tiempo para que te homologuen un título que acabas metiéndote en los trabajos más vulnerables, como cuidar niños, trabajar como interna para personas mayores, en la limpieza, o lo otro que te queda es trabajar en fábricas. Pero no es solo eso: a veces también homologas el título y luego tampoco te cogen en el trabajo. Parece que no valieras para ello, cuando sí vales, porque has estudiado, tienes tu título. Yo creo que, si es en francés o en inglés, un tornillo es un tornillo, una aguja es una aguja. Y muchas veces venimos de países donde ya hemos estudiado castellano, inglés y francés. Llegamos con tantos idiomas, pero al final te sientes un poco inferior, piensas: “¿Tantos años que he estudiado, para qué me han servido? Para nada”.

Porque llegas aquí y acabas en un trabajo que no tiene nada que ver. Has perdido tanto tiempo estudiando, tus padres han pagado tus estudios, han invertido mucho dinero en tu carrera, y cuando llegas aquí les dices: “Oye, papá, estoy trabajando en una fábrica, haciendo bandejas, y ya está, no hay otra”. O: “Estoy cuidando niños”. Al final, eso es muy duro.

Y el llamamiento, al menos, es que se valoren los títulos que traemos, y que no nos pongan tantas trabas con el papeleo, homologaciones, dinero… y que luego ni siquiera te cojan para trabajar. Este es un llamado que hacemos, a ver si dentro del sindicato se puede hacer algo en ese sentido: ayudar a la gente, al menos con los temas de papeleo, y que se valoren también nuestros títulos.

Silvia del Pilar Rengifo: En mi país tengo 36 años de experiencia laboral en el sector público, como relacionista industrial y como maestra, docente en formación para el trabajo.

Pero si yo vengo aquí con la intención de trabajar en lo que he estudiado, es más difícil que el sol no salga mañana a que logre ese objetivo. Y más aún por la edad que tengo. No voy a llegar a la jubilación y no voy a lograr homologar.

Hilaria Vianeke: Ya lo estamos viendo, y lo hemos comentado otras veces: hijas, niñas vascas, niños vascos que no conocen —ni han pisado, digamos— Perú, Angola o Senegal, porque su vida ha sido aquí. Sin embargo, tienen que marcharse de Euskal Herria porque, por el color de su piel, no consiguen un empleo en su propio país. Y se tienen que ir.

Entonces, como sindicato, también tenemos que pensar en cómo ir atajando esto, en cómo buscar herramientas. Legales es casi imposible —ya habéis visto la ley que ha salido—, así que hay que buscar herramientas militantes para intentar frenar esta situación.

Porque, al final, más allá del tema de la homologación —que ya de por sí es un problemón—, también hay que hablar de reconocer los títulos de las personas que se han formado aquí, en Euskal Herria. No podemos permitirnos perder el talento vasco. No podemos permitir que se vayan las niñas y niños vascos formados aquí a Francia, Alemania o Inglaterra, donde sí les contratan, sin importar de qué color sean.

Esto no lo podemos permitir. De verdad, es muy triste. Muy triste.