Joe Biden debe poner punto final a la inercia política. Puede empezar por esto

2021/01/28
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En esta fase de crisis inédita, el Congreso y el gobierno Biden deben responder con una acción inédita. Los demócratas deben tener el coraje de demostrar a la sociedad estadounidense que el gobierno puede responder eficaz y rápidamente a su dolor y ansiedad.

Bernie Sanders, publicado en The Guardian.

Las 4.000 personas que mueren a diario por Covid-19 en EEUU rompen récords; mientras tanto, el gobierno federal aborda a tientas la producción y distribución de vacunas, la realización de test y rastreo. En mitad de la peor pandemia en 100 años, más de 90 millones de americanos carecen de seguro o tienen una cobertura deficiente y no pueden pagar un médico cuando caen enfermos. El aislamiento y la ansiedad provocados por la pandemia ha supuesto un enorme aumento de las enfermedades mentales.

Más de la mitad de las trabajadoras y trabajadores estadounidenses subsisten mes a mes, incluidos los millones de trabajadores esenciales que arriesgan su vida cada día. Más de 24 millones de personas están desempleadas, subempleadas o han dejado de buscar un empleo, mientras que el hambre en el país ha alcanzado los niveles más altos en décadas.

Debido a la falta de ingresos, hasta 40 millones de personas están amenazadas de desahucio, y muchas de ellas deben miles de dólares en alquileres. Esto, además de las 500.000 que ya están sin hogar.

Entre tanto, las personas más ricas de este país se están enriqueciendo mucho más, y la desigualdad de renta y riqueza se está disparando. Aunque parezca increíble, durante la pandemia 650 milmillonarios en EEUU han aumentado su riqueza en más de 1 billón de dólares.

A consecuencia de la pandemia la educación en este país, desde las guarderías hasta las universidades, está sumida en el caos. La mayoría de la gente joven de este país ha visto interrumpida su educación, y es posible que centenares de universidades desaparezcan pronto.

El cambio climático está arrasando el planeta con un número nunca visto de incendios forestales y fenómenos meteorológicos extremos. Los científicos nos dicen que nos quedan muy pocos años antes de que nuestro país y nuestro mundo sufran daños irreparables.

En esta situación, las bases de la democracia americana están sometidas a un ataque sin precedentes. Tenemos un presidente que está trabajando frenéticamente para minar la democracia americana e incitar violencia contra el propio gobierno y la constitución que juró defender. Contra toda evidencia, decenas de millones de personas creen de verdad la gran mentira de Trump de que ganó las elecciones por goleada y que la victoria se le ha arrebatado a él y a sus votantes. Milicias armadas ultraderechistas trumpistas se están movilizando en todo el país.

En este momento de crisis sin igual, el Congreso y el gobierno Biden deben responder con una acción inédita. No se puede seguir como hasta ahora. No podemos seguir haciendo lo mismo.

Los demócratas, que a partir de ahora controlarán la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes, deben tener el coraje de demostrar al país que el gobierno puede responder a su dolor y ansiedad de manera rápida y efectiva. Como próximo presidente del comité presupuestario del Senado, eso es exactamente lo que quiero hacer.

¿Qué implica todo esto para el americano medio?

Quiere decir que combatiremos agresivamente la pandemia y permitiremos a la gente volver a sus empleos y escuelas. Esto exigirá un programa de emergencia dirigido federalmente para producir la cantidad de vacunas que necesitamos e inyectarlas a la gente lo antes posible.

Quiere decir que durante la fuerte recesión económica que estamos sufriendo debemos garantizar que todos los americanos y americanas tengan los recursos financieros que necesitan para vivir dignamente. Tenemos que incrementar los recientemente aprobados 600 dólares de pagos directos por cada persona adulta en edad de trabajar y cada niña o niño a 2.000 dólares, elevar el salario mínimo hasta los 15 dólares/hora, extender los subsidios de desempleo y prevenir los desahucios, la falta de un techo y el hambre.

Quiere decir que, durante esta gravísima pandemia, debemos garantizar la asistencia sanitaria para toda la gente. También tenemos que poner fin al bochorno internacional que supone que EEUU sea el único país importante de la Tierra que no proporciona bajas médicas y de maternidad pagadas a la gente que trabaja.

Quiere decir que se debe universalizar el ciclo 0-3 y las guarderías y hacer que sean accesibles para toda familia.

A pesar de todo lo que puedas haber oído, nada impide que podamos hacer todo eso. Mediante la conciliación presupuestaria, proceso que solo exige un voto mayoritario en el Senado, podemos actuar rápidamente y aprobar esa legislación de emergencia.

Pero eso no basta. Este año tenemos que aprobar además una segunda ley de conciliación que aborde los grandes cambios estructurales que nuestro país necesita con urgencia. Debemos confrontar el grotesco nivel de desigualdad de rentas y riqueza y crear un país que trabaje para toda la gente y no solo para la minoría. A los americanos y americanas no se les debería negar ya derechos económicos fundamentales reconocidos en casi todos los demás grandes países.

Esto implica recurrir a una segunda ley de conciliación para crear millones de empleos bien pagados para reconstruir nuestra ruinosa infraestructura y construir viviendas asequibles, modernizar nuestras escuelas, combatir el cambio climático e invertir masivamente en eficiencia energética y energías renovables.

Significa eliminar las tasas en universidades públicas, centros de formación profesional y colegios y universidades históricamente negros, y abordar decididamente el escandaloso nivel de deuda que soportan estudiantes de familias trabajadoras.

Significa también obligar a los y las americanas más ricos y las empresas que más ganan a pagar su justa cuota de impuestos. No podemos seguir permitiendo que corporaciones que ganan dinero como Amazon acumulen miles millones de dólares y no paguen nada en impuestos federales de la renta netos. Y no es posible que los millonarios paguen una tasa inferior que los y las estadounidenses de la clase trabajadora. Necesitamos una reforma fiscal de verdad.

No hay motivo para que Joe Biden no promulgue dos leyes que harán realidad la mayor parte de los objetivos indicados en los primeros 100 días del nuevo Congreso. No podemos permitir que Mitch McConnell y la dirección del partido republicano saboteen unas leyes que mejorarían la existencia de millones de trabajadores y trabajadoras americanas y son muy populares.

No podemos olvidar que cuando los republicanos controlaban el Senado emplearon el proceso de conciliación para aprobar beneficios fiscales por valor de billones de dólares, sobre todo para el 1% más rico y las corporaciones multinacionales. Es más, pudieron nombrar por mayoría simple a tres magistrados derechistas para el Tribunal Supremo en un periodo de tiempo muy corto.

Si los republicanos pudieron recurrir al proceso de conciliación para proteger a la gente rica y poderosa, nosotros podemos hacerlo para ayudar a familias trabajadoras, personas enfermas, mayores, discapacitadas y pobres.