Adolfo Aguirre (CTA): del mundo posible al mundo necesario
Adolfo Aguirre, Confederación de Trabajadores de Argentina (CTA)
Una de las disputas de Rio+20 es que la cumbre de jefes de Estado fracasó porque nadie quería tomar decisiones sin consultar con el sistema financiero internacional. Y el sistema financiero internacional dijo que no había acuerdo porque quiere valorizar cuestiones como el agua y el aire, para meterlos en el sistema fianciero, de forma que el capitalismo se recree por ahí.
Ya es hora de transitar del mundo posible al mundo necesario. El mundo posible es un poco de redistribución capturando renta extraordinaria que se redistribuye mediante planes sociales, no en empleo digno. Pero la obtención de renta extraordinaria se consigue mediante el estractivismo y la mercantilización de recursos naturales. Eso nos obliga a delinear el mundo necesario, pero entonces empiezan los problemas, ya que ese delineamiento debe empezar por poner en cuestión el actual modelo de producción y consumo.
No podemos limitarnos a opinar sobre cuestiones de mercado de trabajo. Tenemos la obligación política de intervenir en todos lo asuntos que afectan a nuestra vida, incluído el medio ambiente, ya que está en juego el futuro de la humanidad. En ese sentido es muy importante el tema de las alianzas, para construir un nuevo discurso y práctica política.
Tenemos dos focos de conflicto. Por un lado el socioambiental. Toda la depredación que se está realizando en nuestra tierra genera desplazamiento, lo cuál trae graves conflictos con las comunidades locales. Estamos en contacto con estas comunidades para ir generando alianzas de resistencia al modelo depredador imperante en Argentina.
El otro foco de conflicto es la precariedad laboral. América Latina es mayoritariamente trabajo precario, apenas existe el trabajo formal. Lo que la OIT denomina trabajo decente está en minoría absoluta.
Esos conflictos exigen no sólo lucha, sino también organización, ya que esta es una pelea de largo aliento, no una coyuntura. Por ejemplo se está discutiendo si es más importante para la vida el oro o el agua. Hemos llegado a ese grado de irracionalidad, pero esa irracionalidad te marca una forma de resistencia, que sin duda traerá lucha, pero es importante que también tenga organización. Ha habido luchas en la historia, pero cuando hemos tenido oportunidades por errores de los enemigos no hemos sabido aprovecharlos planteando alternativas, por falta de organización.
No puede haber sobrantes en este planeta. No puede haber gente obligada a desplazarse, para eso hay que delinear otro modelo. Se plantea para ello la construcción de nuevos derechos en democracia plena, no en la democracia formal que vivimos, donde juegan un papel importante los cambios constitucionales como los llevados a cabo en Bolivia, Ecuador, Venezuela, y nosotros en Argentina promovemos un cambio constitucional con participación del pueblo, no una reforma hecha en los parlamentos.
El gran desafío que tenemos es la construcción de otro paradigma. Ese paradigma tiene que estar vinculado a la armonía con la naturaleza y debe definir como convivimos entre humanos, no que sólo unos pocos puedan estar en inclusión y la mayoría ser meros espectadores en un esquema de exclusión. Alguien tiene que pagar por eso, y nosotros tenemos que tener un discurso vanguardizante, porque somos los que más organizados estamos. El sindicalismo somos unas de las pocas organizaciones que puede seguir un pulso con discurso inernacional. Yo creo que esa responsabilidad la tenemos. Tenemos que mostrar la fraternidad que tenemos ELA, CSN y otras centrales como señalamiento de que lo posible ya lo hemos transitado del 2001 hasta ahora haciendo todo lo que estaba a nuestro alcance, y lo necesario es el desafío que nosotros no solamente tenemos que escribir, sino que tenemos que materializar.