Yayo Herrero: "¿Cómo concienciar para una transición ecosocial justa?"

2024/06/26
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"¡No hay atajos! El trabajo de cualquier movimiento emancipador pasa por convencer a la gente. Ninguna mejora ha sido alcanzada sin ese trabajo artesanal y de boca a boca."

Respuesta de Yayo Herrero a la pregunta de una persona participante "¿Qué podemos hacer, cómo concienciar a la gente de nuestro alrededor para una transición ecosocial justa?" dentro de la jornada organizada por ELA con la Federación de Industria y Construcción, para reflexionar las claves para una transición justa, presentar la propuesta del sindicato y explicar los compromisos de la Federación.

A continuación te mostramos el video de su respuesta y la transcripción de la misma:

¡Esa es, efectivamente, la pregunta del millón!

Hace unas semanas tuve la suerte de estar en un evento en Barcelona donde también participaba Angela Davis, una de las figuras más destacadas en la lucha antirracista en Estados Unidos. Una mujer tremenda que lleva activa mucho tiempo. Le preguntaron si tenía esperanza, si era optimista. Ella respondió que, como activista de tantos años, para ella la esperanza es una disciplina. Me pareció una respuesta magnífica. Yo también lo vivo así. Cuando me preguntan si soy optimista o pesimista, digo que ni siquiera me lo planteo. Observo mi entorno, veo lo que hay y, como me gusta mucho la gente, sigo activa intentando que tanto yo como las personas que me rodean, y por extensión las que no conozco, podamos vivir con cierta dignidad o pueda alcanzar una vida con dignidad.

Cuando nos preguntamos qué podemos hacer, no digo que la política institucional sea inútil. Me importa mucho la política pública y no me da igual quién gobierne. Lo que digo es que, para que quienes gobiernan hagan lo necesario, a veces incluso con cierta desobediencia institucional, se necesita gente que sostenga esa desobediencia y ese cambio en la calle. Gente organizada, que puede ser muchas cosas. Cuando nos preguntamos cómo se produce el cambio, intento recordar cómo era yo hace años, porque no nací así. Imagino que vosotros también os habéis activado en algún momento, algo os activo en un sindicato. ¿Qué os movió a participar en un sindicato? ¿Qué os llevó a ser representantes sindicales? Ahí hay un trabajo previo que os activó. Vosotros ya estáis activos y tenéis un espacio maravilloso para extender y convencer a quienes os rodean. Por ejemplo, hace tiempo llegué a la conclusión de que es mejor que otros convenzan a la familia de uno, ya que a menudo son los entornos más difíciles para trabajar.

Recuerdo dos momentos dramáticos en mi vida: cuando murió mi padre, siendo yo muy pequeña, y el expediente de regulación de empleo que me vi obligada a firmar en la empresa donde trabajaba. Fueron los dos momentos más duros emocionalmente que he vivido. Pero también es cierto que el tiempo que estuve como delegada sindical fue una oportunidad para hacer un trabajo de convencimiento y formación que el movimiento obrero siempre ha realizado. Gramsci decía "fórmate, aprende, organízate y lucha". La formación no es solo educación en abstracto, sino ayudar a comprender el mundo que vivimos. Creo que el sindicato y la empresa son lugares excelentes para abrir debates y tratar de convencer.

Vivo en un pueblo muy pequeño donde en las elecciones suelen ganar PP y Vox mayoritariamente. Sin embargo, en septiembre, un grupo de 15 personas comenzamos a hacer concentraciones semanales en solidaridad con Gaza. Desde entonces, hemos conseguido que el alcalde del PP reciba a la flotilla de Gaza, organizar un festival en solidaridad con Gaza con la participación de 3.000 personas y que todo el comercio local ponga carteles en solidaridad con Gaza. Hemos logrado que todo el pueblo se indigne ante una dinámica de genocidio. Si en septiembre me dijeran que íbamos a conseguir esto, ni me lo creo.

Creo que hay un prejuicio antropológico muy negativo sobre la gente. Me decían hace poco que la gente no quiere... En nuestra sociedad hay mucho individualismo, pero también muchas relaciones de confianza ocultas. ¿No confiamos la primera vez que dejamos a nuestro hijo o hija en una escuela infantil sin conocer a quienes lo cuidarán? ¿No confiamos en el médico de la sanidad pública cuando nos da un tratamiento? ¿No confiamos en el conductor del autobús para que nos lleve a salvo? Este sistema se sostiene porque también existen muchas relaciones de confianza.

¡No hay atajos! El trabajo de cualquier movimiento emancipador pasa por convencer a la gente. El movimiento sufragista consiguió el voto para las mujeres, el movimiento antirracista que lucho por los derechos de las personas negras. Ninguna mejora ha sido alcanzada sin ese trabajo artesanal y de boca a boca. Por eso, los espacios de activismo deben ser vivibles. Si en un espacio de activismo nos peleamos más entre nosotros que con los de afuera, no es un espacio donde queramos estar. Necesitamos que el activismo sea un espacio de confianza y protección, donde nos sintamos bien. Hay posibilidad de construir modelos de protección donde nos sentimos muy protegidas, incluso en entornos muy hostiles.

Después de una huelga, cuando se gana, hay que celebrar la victoria. Soy una de las mayores difusoras de las huelgas y logros de ELA. Allá donde voy, siempre habló de las trabajadoras del ámbito de los cuidados que han conseguido mejorar sus condiciones. Ahora me voy a enterar de esta última victoria para tenerla presente. Hay que mostrar todas estas luchas exitosas. Por ejemplo, la caja de resistencia es uno de los mejores inventos de la humanidad para aguantar frente al capital. Si no existiera habría que inventarla. Y vosotros tenéis una caja de resistencia! Eso ya es un gran trabajo de convencimiento.

Siento haber amargado el fin de semana, pero los problemas no desaparecen por no mirarlos. O somos conscientes de que estamos en un pozo, o es imposible organizarse para salir de él.