Freno a la subcontratación

2018/04/13
DSC_0058.JPG
SAS Automotive de Iruñea es un ejemplo de que con organización, planificación e instrumentos para la pelea se puede lograr un buen convenio. La lucha de lxs trabajadorxs de esta subcontrata de Volkswagen ha conseguido sus frutos. Hemos hablado con sus delegadxs (ELA, con 6 delegadxs, es mayoritaria en el comité de empresa).

Esta entrevista se ha publicado en Landeia

-Acabáis de acordar el nuevo convenio de empresa para los años 2016-2020. ¿Qué destacaríais de este largo proceso negociador?

-Se ha demostrado, una vez más, que con organización, planificación, socialización e instrumentos para poder mantener una pelea es posible conseguir cualquier cosa, incluso que una dirección que empezó la negociación con el objetivo de recortar el convenio acabe aceptando nuestra plataforma sin tener que llevar a cabo ni un día de huelga.

-En enero de 2016 la dirección fue a la mesa negociadora con una pretensión: rebajar las condiciones.

-La empresa argumentaba que había conseguido seguir haciendo el salpicadero del nuevo Polo otros 8 años licitando a la baja y que, por tanto, había que recortar los gastos laborales. Nos propusieron crear una nueva categoría, inferior en salario a la más baja existente en la actualidad; incrementar la jornada laboral en cuatro días, igualándola a la de VW; congelación salarial durante los tres años de vigencia, así como rebajas en casi todos los pluses y complementos. Para redondear su propuesta, vinculaban la aceptación de su plataforma al mantenimiento del empleo. Pusieron sobre la mesa un intento de chantaje puro y duro.

-¿Qué respondió el comité, con mayoría de ELA?

-No entramos en su juego. Eso provocó que unos meses después la dirección anunciara que si no se rebajaban los costes laborales vía convenio sobrarían 42 personas de la actual plantilla.

-¿Cuál fue la estrategia del comité?

-Analizamos la situación, vimos qué circunstancias teníamos a nuestro favor y pusimos en marcha una estrategia capaz de doblegar a la dirección. En un primer momento, controlar los tiempos y dilatar la negociación para hacernos fuertes. En 2017 había una fecha clave, el mes de junio, cuando se producía físicamente el cambio de modelo. A nivel empresarial y productivo era un momento crucial. En esos meses nos dedicamos a estar con la plantilla, realizamos asambleas explicando nuestros objetivos y la estrategia para lograrlo.

-La empresa tampoco se queda con los brazos cruzados.

-Intentó meter una mediación en el Tribunal Laboral con la intención de que no pudiéramos convocar huelga. Desde ELA instamos al comité a que no acudiera a la mediación para poder seguir contando con el instrumento de la huelga. En diciembre celebramos una asamblea en la que nos marcamos unos mínimos y acordamos que si la dirección no los aceptaba iríamos a la huelga. En enero de 2018, finalmente, presentamos un preaviso de huelga, y la dirección, sin llegar a celebrarse, aceptó nuestra plataforma. Han sido dos años a ratos duros pero, finalmente, la victoria cayó de nuestro lado: no sólo no ha habido ningún recorte sino que hemos mejorado el que ya era un convenio referencial en el sector.

-No es la primera vez que la plantilla doblega a la dirección.

-SAS está marcando un camino que está siendo seguido por otras empresas del parque Polo. Eso tiene mucho que ver con la mayoría de ELA en el comité. Cuando ELA es mayoría, cosas que antes no eran posibles empiezan a serlo. Hay un discurso diferente y una organización detrás que pone medios para que ese discurso se convierta en una realidad.