Lo bueno de la Cumbre de Lima
La cumbre de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, la COP20, ha concluido en Lima. Como otros años, ELA ha hecho su valoración de la misma. Y lamentablemente, es parecida a las anteriores. Pasan los años y no se avanza. En la COP20 de Lima se ha llegado a estos “acuerdos”:
- Durante 2015 cada Estado debe concretar los compromisos que que esta dispuesto a adoptar en el acuerdo vinculante que se debe firmar en París en diciembre de 2015.
- Se les da más importancia a las medidas de adaptación al cambio climático, igualándolas a las medidas de mitigación para frenar el mismo.
- Solo 21 países aceptan el segundo periodo del Protocolo de Kyoto. Para que este acuerdo entre en vigor lo deben ratificar otros 144 países.
Nada concreto, ni nada nuevo, y peor aún, nadie se extraña de que no haya avances. Sabíamos que el resultado sería algo así, por eso hace ya bastante tiempo que habíamos perdido la esperanza en estos procesos de negociación intergubernamental. En ELA tenemos muy claro que si algo va a cambiar será por el impulso de la sociedad, los movimientos sociales y las alianzas entre ellos. Por esta razón, en vez de hacer seguimiento de las cumbres oficiales, nuestra referencia es la cumbre alternativa o la llamada “Cumbre de los Pueblos”, esta es la verdadera convención. La Cumbre de los Pueblos, la que de verdad nos representa, ha hecho las siguientes reivindicaciones:
- Que los gobiernos respeten nuestros territorios, derechos y modos de vida, nuestras culturas y costumbres.
- Abrir un debate con la sociedad civil sobre el concepto de emisiones evitadas, que permita un acuerdo climático 2015 que compense a países no industrializados por no explotar fuentes de energía fósiles y así puedan financiar la transformación de sus modelos energéticos.
- Adoptar un impuesto global a las transacciones financieras internacionales, que brinde fondos suficientes para garantizar una transición justa hacia un modelo inclusivo de justicia social.
- Considerar las responsabilidades históricas de los países desarrollados, y el reconocimiento y reparación de la deuda histórica y ecológica que tienen con el Sur global.
Aceptar y respetar nuestro derecho humano a un trabajo digno, con pleno ejercicio de los derechos individuales y colectivos. Garantías al acceso universal a los sistemas de protección y seguridad social, el respeto de nuestra libertad sindical y a una repartición justa y equitativa de la riqueza producida con nuestro trabajo.
- Promover con políticas públicas efectivas la pequeña agricultura familiar y campesina, y la soberanía alimentaria de nuestros pueblos.
- Rechazar las falsas soluciones a la crisis climática (mecanismos de desarrollo limpio, programas REDD, agrocombustibles, fracking, geoingeniería, transgénicos, centrales nucleares,...)
- Rechazar los tratados de libre comercio y protección de inversiones, que pretenden privatizar servicios esenciales como el agua, la educación, la sanidad y la vivienda.
- Reconocer que el trabajo reproductivo es la base de la sostenibilidad humana.
- Promover el uso eficiente de los recursos, el consumo responsable y la gestión sostenible de los residuos.
- Garantizar el derecho humano al agua y al saneamiento, en igualdad de condiciones, acceso y salubridad. Esto sólo se puede garantizar con empresas públicas en manos públicas.
ELA hace suyas las reivindicaciones de la Cumbre de los Pueblos. En 2015, en el camino hacia la COP21 de París, además de realizar estas reivindicaciones, seguiremos dando a conocer y difundiendo las alternativas ya existentes para hacer frente al cambio climático. En este camino será una cita importante el Pueblo de las Alternativas que para el 24 de octubre estamos impulsando las organizaciones sindicales y los movimientos sociales que participamos en la Asamblea de la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. Porque hay alternativas. Cambiemos el sistema, no el clima.