Charlando sobre bisexualidad con June Fernández y Daniel Hernández

Bajo el lema ‘Mi deseo no cabe en tu armario. Bisexualitatea ere baDA’ han denunciado la bifobia y las falsas creencias, y lo han hecho de la mano de la periodista y activista bisexual June Fernández y Daniel Hernández, en un acto celebrado en Durango. “Nos hacen sentir que no somos verdaderas bolleras o maricas”.
Bajo el lema ‘Mi deseo no cabe en tu armario. Bisexualitatea ere baDA’, ELA ha reflexionado sobre la bisexualidad en un acto organizado en Durango, a las puertas del Día del Orgullo LGTBI. Para ello ha contado con la periodista y activista bisexual June Fernández y con Daniel Hernández.
Antes de comenzar el coloquio, Izaro Galfarsoro, del área de Política de Género del sindicato, ha tomado la palabra para referirse a la bisexualidad como "una identidad que a menudo ha sido rechazada, silenciada o distorsionada". Coincide June Fernández. En su opinión, "las personas bisexuales sufren una doble discriminación: en la sociedad y dentro del movimiento LGTBIQA+".
Es más, Fernández señala que es especialmente duro que no se reconozca el carácter político de la bisexualidad en el seno del movimiento LGTBIQA+, argumentando que éste debería ser un espacio seguro. La razón principal, dice, es que niegan a la bisexualidad el carácter de identidad política: es decir, reducen la bisexualidad a la condición de orientación sexual, y como identidad política sólo se admite ser bolleras o maricas.
"Lamentablemente, en el movimiento lesbofeminista de Euskal Herria las posturas bifóbicas tienen mucha fuerza. Queda patente en la elección de la expresión transmaribollo en lugar de transmaribibollo. Cuando hemos interpelado estas elecciones, la respuesta ha sido que la bisexualidad no es política, que si las personas bisexuales son queer, serán bolleras, maricas o trans", lamenta. A su juicio, esa lógica no tiene mucho sentido y les genera el síndrome de la impostora; en otros casos, incluso deja a muchas personas fuera del movimiento LGTBIQA+ porque sienten que no son "auténticas bolleras o maricas", dice Fernández.
Galfarsoro señala que, a menudo, no se entiende como orientación sexual legítima y que se asocia de manera errónea con una "fase" o estado de confusión. "Pero no es ni una confusión ni un término medio: es una ruptura contra el sistema binario y heteronormativo", asevera.
Coincide Dani Hernández. Tiene claro que ser bisexual es una identidad política con una gran capacidad transformadora en espacios culturales, sociales, familiares, laborales, feministas o militantes.
June Fernández denuncia con rotundidad las actitudes contrarias a la bisexualidad. "Ahora que el movimiento TERF (feministas radicales trans odiantes) tiene poder, es absolutamente contradictorio ser transfeminista y bifoba. Es más, las personas bisexuales tienen una gran capacidad para romper con el cisexismo porque nos sentimos cómodos y cómodas con cuerpos y genitales muy diversos. En la subjetividad de las personas bisexuales me parece que hay más facilidad para mantener actitudes de respeto hacia los cuerpos y también para entender que las identidades pueden transitar", explica.
Hipersexualización y vuelta al armario
También en la bisexualidad el trato es diferente entre hombres y mujeres. Fernández señala que la hipersexualización de las mujeres bisexuales es muy evidente, siempre, eso sí, en determinadas mujeres: delgadas, femeninas, jóvenes, esbeltas. "Por culpa de esta hipersexualización, y por ver nuestro libre deseo como una amenaza, las investigaciones apuntan a que las mujeres bisexuales tenemos tasas especialmente altas de violencia sexual y machista", denuncia.
En el caso de los hombres, en cambio, explica que los hombres cis están especialmente aislados por la gran falta de referentes tanto mediáticos como cercanos. “Unos viven en la comunidad marica y otros tienen estilos de vida normativos, muy armarizados, con vidas paralelas. Por ejemplo, tienen mujer, una relación abierta, pero en la cuadrilla y en su entorno no saben que tienen sexo con hombres", explica.
“No se habla de lo bisexual, es lo más invisibilizado. Aquí tenemos muy poca información sobre nuestras personas referentes. Antes de los 90 no encontramos a nadie”, ha añadido.