Vamos a hacer negociación colectiva feminista

2020/03/09
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Nahia Fernández Vicario, área de Políticas de Género de ELA (este texto recoge la intervención de Nahia en el acto "Zuena zuriketa morea, borroka feminista gurea", celebrado el 6 de marzo en Donostia)

El sindicalismo históricamente no ha tenido en cuenta la variable género en su cometido, por lo que a menudo hemos considerado el empleo, las condiciones laborales, el mercado de trabajo, o incluso la negociación colectiva como espacios neutros.

Tradicionalmente en nombre del "interés general" de la clase trabajadora, hemos estado ciegos a los intereses y necesidades de la mitad de la clase trabajadora. Ese "interés general" que hemos defendido, por tanto, no ha sido un interés neutro, sino el interés de los hombres trabajadores.

Sin embargo, en el mundo laboral y en el ámbito de las condiciones de trabajo estamos poco a poco poniéndonos gafas moradas, y en el día a día vamos identificando con mayor facilidad las múltiples realidades que nos muestran las variables de género: brecha salarial, segregación ocupacional del mundo laboral, feminización de jornadas parciales, precarización laboral y vital, etc.

En torno a las dinámicas y procesos que seguimos en la Negociación Colectiva, sin embargo, todavía tenemos mucho que aprender. De hecho, sabemos que:

  • Cuando en los convenios aparecen cláusulas de igualdad, suelen tener un carácter meramente declarativo, reiterando lo que dice la ley.
  • Cuando aparecen contenidos relativos a la igualdad de género, estos se limitan en la mayoría de los casos a medidas de conciliación de la vida laboral, familiar y laboral.

El carácter androcéntrico que ha tenido históricamente la negociación colectiva es evidente.

¿Y qué ha pasado con los planes de igualdad en estos años? Como sabéis, hasta ahora se han quedado en el plano formal y en ese "carácter meramente declarativo" anteriormente mencionado. En muchos casos, además, sabemos que han sido instrumentos para blanquear las imágenes corporativas de las empresas. Precisamente el blanqueo morado al que hoy nos estamos refiriendo. Pero nosotras tenemos claro que en eso no queremos participar, que eso no es nuestro feminismo.

Nosotras queremos traer la defensa de los intereses de las mujeres al centro de la estrategia del sindicato, queremos hacer un sindicalismo feminista. Y para construir el sindicalismo feminista debemos mantener la esencia del mismo: la negociación colectiva.

Como sabéis, en marzo del año pasado se dieron diversas modificaciones legislativas (Real Decreto-Ley 6/2019) en relación con los planes de igualdad, que queremos aprovechar para traer el feminismo a la negociación colectiva.

Los planes de igualdad nos abren una puerta para conciliar y trabajar el feminismo con la negociación colectiva. No es el único camino, claro, pero es el tren que vamos a tomar.

En ELA estamos apostando decididamente por que los planes de igualdad sean realmente herramientas eficaces para eliminar las brechas de género en los centros de trabajo, para ir más allá del plano formal. E insistimos: no queremos que sean instrumentos para blanquear la imagen de las empresas, como ha ocurrido hasta ahora.

Para nosotros los planes de igualdad son negociación colectiva. Por ello, hemos comenzado a repensar los procesos y dinámicas que llevamos a cabo en los planes, marcando también unas líneas rojas en cuanto a objetivos y contenidos.

Para ayudar en este camino se ha elaborado una guía para la ejecución de planes eficaces de igualdad. En ella nos hemos marcado los siguientes objetivos concretos:

  1. Impulsar diagnósticos integrales en los centros de trabajo para que aparezcan las brechas de género. Esto nos permitirá tener diagnósticos valiosos de las condiciones laborales en las empresas.
  2. Impulsar y fomentar la participación activa del personal, y en especial de las mujeres trabajadoras, en el proceso de elaboración de los planes de igualdad.
  3. Reivindicar las medidas mínimas que debe tener un plan de igualdad. ¿Cuáles son estos mínimos? Pues medidas para acabar con la brecha salarial, medidas para reducir la parcialidad, acciones positivas a favor de las mujeres en categorías o grupos profesionales claramente masculinizados, establecimiento de criterios no sexistas en los procesos de selección y promoción y puesta en marcha de protocolos contra el acoso sexual.

Lo decimos claramente: no vamos a firmar planes de igualdad que no cumplan con estas características.

Ya no sirven las pequeñas medidas de conciliación: hemos decidido no ser cómplices del blanqueo morado que las empresas hacen en nombre de la igualdad.

En este sentido debemos destacar lo que están haciendo las trabajadoras de la empresa Gizatzen del sector de la limpieza, que han convocado una huelga de dos semanas a partir del 16 de marzo a favor de un plan efectivo de igualdad real. Dos semanas de lucha para mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras, para acabar con la parcialidad, la temporalidad y los salarios precarios.

Lo que están haciendo las compañeras de Gizatzen es Negociación Colectiva Feminista. Compañeras, sois pioneras y os convertiréis en un referente. ¡Estamos al 100% con vosotras! ¡Mucho ánimo!

En resumen, estamos trabajando en profundidad en cada centro de trabajo y en cada federación y comarca, y tenemos mucho camino por delante. Es un gran reto, pero una apuesta necesaria y decidida: queremos seguir construyendo sindicalismo feminista... y sin duda ¡estamos avanzando!

En este camino, como ya sabéis, en ELA también estamos trabajando en profundidad la lucha contra la brecha salarial entre hombres y mujeres. A continuación, Ane Zelaia, responsable de la federación de servicios, nos explicará los retos y estrategias que tenemos en torno a este tema.