Dialéctica de las luchas laborales palestinas contemporáneas
Descargar el documento completo
"Luchábamos por Palestina, ahora luchamos por un saco de harina"
Introducción
Durante las manifestaciones contra la subida de los precios del petróleo y los alimentos en 2012, quienes protestaban en Cisjordania gritaban: "Luchábamos por Palestina, pero ahora luchamos por un saco de harina". Este eslogan capta el doble yugo al que se encuentra sometido el mundo laboral: la violencia regular de los colonos y el asalto global neoliberal contra los trabajadores, fenómenos ambos estructurales e ideológicos que emanan de las transformaciones del capital a nivel mundial. Un creciente corpus de estudios sobre Palestina ha esbozado la articulación de la lógica de gobernanza neoliberal o del capitalismo tardío con el proyecto colonial israelí (ver Hanieh, Haddad, Bhungalia, Tabar). Sin embargo, por el momento se ha prestado escasa atención a la política co-constitutiva del trabajo en Palestina, aunque las protestas multitudinarias de trabajadores hayan representado algunas de las mayores movilizaciones populares desde los Acuerdos de Oslo.
Estos análisis pueden leerse con relación a un trasfondo histórico dado que las organizaciones de trabajadores en Palestina fueron entendidas históricamente como subordinadas a la lucha nacionalista y anti-colonial (Beinin y Lockman; Aruri). Pero las revueltas árabes de 2011 situaron en primer plano la visión crucial de la lucha de clases para poder comprender la política contemporánea de la región (Joya et al; Beinin y Lockman; al-Nasseri et al.) El bloqueo de la cuestión laboral en los estudios sobre Palestina resulta aún más significativo si tenemos en cuenta que las nuevas formas de lucha laboral han tratado de escapar de los aparatos partidistas y que el proto-estado post Oslo creó nuevas categorías de identidad laboral activista y desarrolló nuevos lugares de praxis. Después de la segunda Intifada se creó el Sindicato de Desempleados para que representara al creciente ejército de trabajadores en paro tras el cierre de los mercados israelís a la mano de obra palestina y trató de desarrollar nuevas estrategias de redes y organizaciones en las comunidades como respuesta a la incapacidad de organizarse en los centros de producción. Poco después del triunfo de Hamás en las elecciones de Palestina en 2006, se creó una Federación General de Sindicatos Independientes como oposición a las federaciones laborales oficiales de la OLP. Sus campañas contra la ley nº 6 de la seguridad social en las que surgieron nuevas coaliciones entre sindicatos, ONGs y partidos políticos en abril de 2016 fueron otra manifestación de la nueva movilización de los trabajadores. La protesta laboral de mayor escala en la historia reciente fue el Movimiento de Enseñantes, que movilizó en 2016 a 35.000 profesores de escuelas públicas, recurriendo a estructuras horizontales de representación con comités de huelga que tienen sus orígenes en los comités clandestinos del periodo de ocupación militar israelí de 1967 a 1993.
Este olvido de la situación laboral en los estudios contemporáneos sobre Palestina nos trae a la memoria una perspectiva de la historiografía marxista: leer dialécticamente la historia nos obliga a prestar atención a las maneras en que las formaciones sociales no sólo son conformadas por el capital, sino también por sus respuestas y la resistencia a sus estragos. ¿Cómo podemos entonces comprender la historia social contemporánea de Palestina si no la enfocamos desde la perspectiva del trabajo y de las relaciones dialécticas entre control-resistencia que conforman dicha historia y su futuro?