Amaia Pérez Orozco: "Los cuidados son un cambio radical de mirada"

2022/03/08
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En este 8 de Marzo, y uniéndonos a las reivindicaciones del movimiento feminista, hemos organizado en Donostia la jornada "Por un sistema de cuidados sin precariedad". En ella Amaia Pérez Orozco ha tratado de responder a tres grandes preguntas durante su intervención: ¿Qué entendemos por los cuidados, qué son y qué no son? ¿Cuál es la situación actual de los cuidados? ¿Cuál es la reivindicación del movimiento feminista respecto a los cuidados? Después han tomado la palabra las trabajadoras de residencias, de ayuda a domicilio y de intervención social para habla sobre sus luchas, sus victorias y su trabajo cotidiano. Aquí tenéis los vídeos de las intervenciones.

Amaia Pérez Orozco, integrante de Colectiva XXK, colectivo que lucha por la transformación social en clave feminista, ha sido la principal protagonista del acto del Kursaal. Junto a ella han participado trabajadoras que han contado su experiencia en el sector de los cuidados. En primer lugar, antes de desarrollar su intervención, Amaia Perez Orozco ha destacado la importancia de las luchas sindicales feministas de ELA. En este contexto, conviene recordar que en los sectores en que los cuidados están profesionalizados ELA está impulsando numerosas huelgas. La situación es grave y las administraciones aceptan que las trabajadoras tengan condiciones precarias. Los poderes públicos son quienes gestionan estos servicios de cuidados y, en consecuencia, son responsables de estos conflictos.

 

Pérez Orozco ha tratado de responder a tres grandes preguntas durante su intervención: ¿Qué entendemos por los cuidados, qué son y qué no son? ¿Cuál es la situación actual de los cuidados? ¿Cuál es la reivindicación del movimiento feminista respecto a los cuidados? Este es un pequeño resumen de su exposición.

1.-¿Qué son los cuidados y qué no son?

Amaia Pérez Orozco ha definido los cuidados como “una necesidad de todos y todas de regenerar la vida todos los días. Hay que reivindicar los trabajos esenciales que han sostenido la vida de forma invisibilizada y feminizada”. Unos trabajos, ha insistido, que nunca han sido considerados objeto de lucha política, cuando en realidad lo son.

“Es hora de reivindicar todos esos trabajos esenciales e invisibilizados que han sostenido la vida y otorgarles ese carácter de lucha política. Los cuidados hoy no son una prioridad, y solo se utilizan para sostener algunas vidas, en concreto, las vidas que forman el colectivo BBVA: blanco, burgués y varón. Las mujeres nunca han dependido de las empresas de cuidados. Es al revés, las empresas de cuidados dependen de las mujeres. Eso nos coloca en un eje central de lucha. No queremos contribuir a un mundo donde se expriman los cuidados, y para ello es imprescindible un cambio en la fiscalidad, para poder financiar los cuidados”.

Amaia Pérez Orozco ha denunciado el papel de las empresas e instituciones en el mundo de los cuidados, y ha recalcado que incluso dentro de las cuidadoras hay desigualdades, según la clase social, el estatus migratorio… “Dentro de los cuidados hay desigualdades y ejercicios de poder que es imprescindible superar”.

 

2.-¿Cuál es la situación actual de los cuidados?

Amaia Pérez Orozco ha destacado la injusta organización social de los cuidados, porque no hay estructuras colectivas de cuidados. “Hoy en día todavía los cuidados se ciñen al ámbito doméstico, a la familia, que es quien se encarga de una forma privada y en soledad de los cuidados de las personas dependientes”.

En este contexto, Amaia Pérez Orozco se ha preguntado en voz alta: ¿Qué ocurre cuando esos cuidados que se han dejado de cargo de las familias entran en el mercado laboral? Para ello se hace otra pregunta: ¿Qué pasa una vez que los cuidados entran en el mercado laboral con las empresas para que estos sean rentables? “Las empresas hacen tres cosas: aprovecharse de los fondos públicos, precarizar a las trabajadoras y explotarlas con un sentimiento ético del cuidado de las trabajadoras. Es decir, utilizan mecanismos como el chantaje emocional o la ética del cuidado para seguir explotándolas. En este proceso hay tres pilares: trabajos de cuidados no remunerados; el empleo del hogar ejercido mayoritariamente por mujeres migradas en situación irregular; y, por último, el trabajo profesionalizado pero precarizado”.

“Hablando de las familias, es importante analizar como pensamos los cuidados. Para ello hay tres pilares. El primero sería la familiarización de los cuidados. Todavía no hemos conseguido romper con la ideología familiarista de los cuidados. Es decir, las familias tienen la obligación ética de cuidar a las personas dependientes sin que el Estado o el Gobierno tenga que aportar soluciones. El segundo pilar sería la esencialidad de los cuidados como algo que se supone que las mujeres saben hacerlo solo por ser mujeres. Se supone que estamos ante una cosa, cuidar, que es algo que la mujeres saben y deben hacer simplemente por ser mujeres, es decir, parece que va en nuestro ADN. Esto lo que persigue es que se les obligue a hacerlo por amor. El tercer pilar sería la externalización de los cuidados. Cada vez se externalizan más, para que se hagan gratis o los haga otra mujer a la que pago. Tenemos que crear otra organización social de los cuidados, y para ello es imprescindible transformar un sistema de cuidados que se basa todavía hoy en la acumulación de capital. ¿Cómo le damos la vuelta? A través de servicios públicos y una fiscalidad que permita financi más allá del propio eslogan”.

3.-¿Cuál es la reivindicación del movimiento feminista respecto a los cuidados?

Amaia Perez Orozco ha hablado también del derecho colectivo del cuidado, que tiene que ir siempre ligado a los derechos laborales. “Necesitamos una legislación que nos proteja como personas, no como mano de obra que cuida, porque las trabajadoras de los cuidados todavía hoy son vistas como manos que cuidan, no como personas. Hoy no existe este sistema de cuidados, porque los sistemas con los que contamos en estos momentos solo ofrecen derechos parciales. Por lo tanto, necesitamos prestaciones y servicios que permitan el derecho al cuidado colectivo”.

En este contexto apuesta por tres direcciones políticas. “La primera sería colectivizar los cuidados hasta ahora privatizados y familiarizados. Es decir, el hogar tiene que ser un complemento con otros servicios públicos, no puede caer toda la responsabilidad de los cuidados en la familia. Necesitamos desfamiliarizar y desmercantilizar los cuidados, que en estos momentos son un nicho de negocio. Es necesario una inyección de dinero público para que en los hogares los cuidados no solo decaigan en el sector privado y doméstico”.

La segunda dirección política por la que apuesta es dignificar todos los trabajos de cuidados, pero profesionalizar solo algunos de esos trabajos de cuidados. “Hay una parte de los trabajos de cuidados que tiene que ser profesionalizados, pero hay otra parte que no debe ser mercantilizada, pero siempre dignificada. Un mecanismo pueden ser reivindicar pensiones universales para todas las mujeres que han cuidado gratis durante toda su vida. No es un trabajo profesionalizado que tenga que recaer en el mercado laboral, pero, sin embargo, es necesario otorgarles un derecho para recibir una pensión universal”.

La tercera dirección política por la que apuesta es cambiar el modelo de los cuidados. “Los cuidados deben de dejar de ser cosas para que así las cuidadoras sean sujetos con derechos. No podemos seguir viendo los cuidados de una forma servil, como lo hemos hecho hasta ahora. Lo que deberíamos ver es a una trabajadora con la vida. Peleamos por un modelo basado en las relaciones humanas. La tecnología tiene que ser un apoyo a esa relación humana, pero la base tiene que ser siempre una relación humana de compromiso mutuo”.

“¿Estas tres direcciones políticas por las que abogamos tienen que alcanzarse a través de un sistema público o un sistema público comunitario?”. Amaia Perez Orozco ha tratado de responder a esta cuestión vital. “Lo público comunitario tiene un sentido de lo nuestro, no es que sean las organizaciones públicas, que en muchos casos subcontratan y trasvasan el dinero a empresas privadas, sino que lo comunitario es lo nuestro, lo de todos y todas. Deberíamos reapropiarnos de lo público, porque lo público está cambiando y está derivando hacia lo privado. Apostar por un sistema público comunitario sería una forma de apropiarnos de lo público y saber qué es lo nuestro. Lo comunitario, además, llena el hueco que queda entre el hogar y la institución. Las cosas no son tan simples como ‘hogar’ e ‘institución’, entre ambos queda un limbo que lo podría llenar un sistema público comunitario de cuidados”.

Dicho esto, Pérez de Orozco reconoce que el sistema publico comunitario tiene riesgos, porque podría ocurrir que las instituciones se dejen de implicar en el tema. “Es muy importante situar bien este debate, y el movimiento feminista está en ello, pero siempre teniendo en cuenta que los cuidados son un terreno siempre en lucha muy potente que nos permite vincular el feminismo dentro y fuera del sindicato. Hay que plantear todo este sistema de otra forma”.