¿Cómo eliminar la brecha salarial?
Aiala Elorrieta Agirre, Manu Robles Arangiz fundazioa
(Leer o descargar el documento. Para pedir el documento en papel, escribenos a fundazioa@ela.eus)
“Sois mujeres; es lo que os toca”.
“Partir de salarios más bajos es la evolución natural de las cosas”.
“Un hombre cobraría lo mismo”.
“No hay brecha salarial”.
Las mujeres que suelen plantear la cuestión de la brecha salarial en la negociación de los convenios colectivos están acostumbradas a escuchar burradas. Cuando la brecha salarial es de un 25% en Hegoalde, ¿puede aceptarse como algo natural? En realidad, lo que se nos vende como natural es consecuencia de decisiones políticas y empresariales. El sindicato ELA se ha dado cuenta de ello, igual que las trabajadoras que se organizan en cada centro de trabajo. El objeto de este documento es analizar cómo combate el sindicato la brecha salarial.
En ELA solemos decir que estamos construyendo un sindicato feminista. Esto es, que estamos en un continuo proceso hacia el sindicato feminista. Y hemos dado pasos importantes en esa dirección. Sabiendo que el sindicalismo feminista es imprescindible, el sindicato ha puesto en práctica una estrategia concreta en los últimos decenios. En esa vía el sindicato ha tomado decisiones estratégicas y políticas. De la misma manera, ha sido el mundo del trabajo el que ha conducido al sindicato por ese camino: las necesidades de los sectores más feminizados y precarizados han llevado al sindicato a dar los pasos que ha dado:
“En la última década las huelgas y conflictos más duros, complejos y largos se han producido en los sectores feminizados. La propia realidad nos enseña qué necesario nos resulta el sindicalismo feminista” (Jone Bengoetxea, Políticas de género).
Los conflictos protagonizados por las mujeres han adquirido más peso en la acción sindical de ELA, en gran medida porque es lo que exige la cambiante realidad laboral. Esta evolución ha coincidido con una opción consciente o estratégica del sindicato. A raíz de ello en los últimos años han ido transformándose el imaginario del sindicalismo reivindicativo, y las luchas de las mujeres han pasado a situarse en primera línea.
El sindicato ha recorrido un camino especialmente significativo en las residencias de la tercera edad. En este sector se han desarrollado numerosas huelgas complicadas y memorables. La de las residencias de Bizkaia ha sido, quizá, la más conocida, y ha tenido eco también más allá de los límites de Euskal Herria: tras 378 días de huelga finalizó con un gran acuerdo.
Pero aquella huelga no fue la primera de las residencias de Bizkaia; de hecho, también se habían organizado para lograr la firma de los cuatro convenios anteriores. Por territorios, también en Araba, Gipuzkoa y Nafarroa ha habido una potente dinámica de huelgas en las dos últimas décadas. Tal como explica Aitziber Aranberri (Residencias de Gipuzkoa), la fuerte transformación sufrida por el sector en este periodo ha tenido como consecuencia directa la necesidad de estar continuamente en huelga.
El conflicto más largo en un sector feminizado, fue el de Ariznabarra. Primero sus trabajadoras hicieron una huelga de ocho meses entre 2002 y 2003. Posteriormente, tuvieron que repetir entre el 18 de febrero de 2008 y el 16 de diciembre de 2010, una de las huelgas más largas que se hayan conocido en Europa: 1.136 días.
El sindicato ha publicado varios documentos centrados en las residencias. Por ejemplo, los dos trabajos de la periodista de Argia Onintza Irureta Azkune. En el libro “Berdea da more berria”se recogen los testimonios de ocho trabajadoras que participaron en la huelga de 378 días de las residencias de Bizkaia. El libro cuenta, igualmente, el proceso de la organización que arrancó en la década de los 80 y que permitió llevar a cabo la huelga de 2016. En la misma línea, Irureta escribió también Emakume aurpegidunen prekaritatea: prekarioetan prekarioenak ahotsa goratzen. Por otra parte, Nahia Fernandez, en el trabajo titulado Bizkaiko Erresidentziak Borrokan! Langile borrokatik ahalduntze feministara, recogió testimonios de las trabajadoras del sector y analizó si durante la huelga se produjo ese empoderamiento feminista.
“En la última década las huelgas y conflictos más duros, complejos y largos se han producido en los sectores feminizados. La propia realidad nos enseña qué necesario nos resulta el sindicalismo feminista” (Jone Bengoetxea, Políticas de género).La sindicalización, los conflictos, las victorias, los convenios y las trayectorias en el sector de las residencias han sido claves para construir una ELA más feminista. En relación con ese recorrido, pero con características diferentes, se encuentra el trabajo del sindicato contra la brecha salarial. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a la brecha salarial? ¿Quién la sufre? ¿Quién o quiénes han sido responsables de ello? ¿Cómo se puede abordar desde el sindicalismo? Surgen muchas preguntas en a esta cuestión.