"El primer día de huelga y el 'escaparate de la precariedad' que organizamos nos lleno de energía y orgullo"
Soy Mamen Irastorza, delegada de las tiendas de H&M de Gipuzkoa y liberada en ELA.
He sido delegada de ELA desde 2012 y estoy liberada desde 2020.
El sector de comercio textil en Gipuzkoa tenía el último convenio decaído desde diciembre de 2008. Creo que, además de tener las condiciones laborales congeladas, cualquiera puede imaginar que, junto a esa congelación salarial, enfrentábamos una gran precariedad:
- Jornadas parciales (trabajadoras con, por ejemplo, 12 horas semanales).
- Falta de calendario laboral.
- Horarios que imposibilitaban la conciliación.
- Jornadas partidas.
- Modificación de funciones y aumento de las cargas de trabajo como consecuencia de la digitalización, que llegó de golpe en 2020 para quedarse.
- Despidos derivados de los cierres de más de 15 tiendas en Gipuzkoa desde 2020, también vinculados a la digitalización.
A pesar de esta precariedad, muchas de nosotras no lo veíamos. Debo admitir que, en ese momento, era difícil rebelarse, especialmente en ciertas cadenas. De cara a la sociedad, el mensaje siempre fue que las trabajadoras de empresas como Inditex, por ejemplo, tenían condiciones salariales muy buenas. Nos creímos ese mensaje durante años.
Poco a poco, y especialmente desde 2014, empezamos a organizar elecciones sindicales, lo que dio a ELA una representación muy alta en el sector. Empresas como Zara, Stradivarius, Bershka, H&M o Cortefiel comenzaron a sumarse al proceso, y cada vez éramos más delegadas. Con los años, hemos mantenido esa representación, creciendo hasta llegar a cerca del 95% de representación en la actualidad. Esto fue crucial para el proceso que vivimos entre 2021 y 2022. Sin esta representación y la militancia de todas las delegadas, habría sido imposible organizar al sector.
A partir de enero de 2021, Inditex puso en marcha un plan de digitalización. Este proceso conllevó el cierre de muchas tiendas en Gipuzkoa. En H&M, sufrimos también un ERE estatal en 2021, pero en la CAPV respondimos con una huelga indefinida para garantizar que no hubiera despidos en nuestras tiendas. Nos costó más de 50 días, pero lo conseguimos. En el verano de 2021, ya sufríamos las consecuencias de las decisiones de empresas que obtienen ingresos millonarios solo para ganar más, a nuestra costa.
La lucha de trabajadoras afectadas por cierres, como en Stradivarius de Irun o COS de la Avenida, así como en tiendas de H&M, ayudó a visibilizar la realidad del sector y a contagiar al resto la necesidad de defender nuestros puestos de trabajo y nuestras condiciones.
Visitamos a todas las trabajadoras para informar sobre la digitalización, la desaparición de puestos de trabajo y los beneficios que obtenían las empresas. Organizamos asambleas y repartimos hojas informativas sobre el convenio, la pérdida de poder adquisitivo y los cierres. Aunque no siempre tuvimos la asistencia que esperábamos, poco a poco las trabajadoras se fueron afiliando.
En mayo de 2021, organizamos una asamblea en la sede de ELA. Reservamos nuestro salón más grande, con cierto temor respecto a la asistencia, pero trabajamos al detalle con las delegadas para garantizar la participación. Fue un éxito: el salón se llenó y muchas compañeras tuvieron que quedarse de pie. Allí quedó claro que era el momento de intentarlo.
Plasmamos nuestras reivindicaciones en papel, entre las que destacaban:
- Incrementos salariales ligados al IPC.
- Reducción de jornadas parciales y ampliación de horas para trabajadoras a tiempo parcial.
- Garantizar el cierre de tiendas en domingos y festivos.
- Un plus por la carga de trabajo derivada de las ventas online.
- Mejora en licencias y librar algunos sábados, como el de Semana Santa.
La mayoría de las trabajadoras adoptaron estas demandas como propias. Era el momento de dar un salto en las condiciones del sector. Las patronales, sin embargo, se mantuvieron en una postura intransigente. Llegó el momento de convocar la primera huelga del sector.
Organizamos un "escaparate de la precariedad" frente al centro comercial San Martín: vestidas de negro, con caretas blancas, mostramos carteles que exponían nuestras condiciones (salarios de 980€, jornadas de 12 horas, etc.). Después, rompimos esos carteles y mostramos nuestras reivindicaciones. Esta primera huelga nos llenó de energía y orgullo.
Siguieron más huelgas, hasta 19 jornadas en total. Aunque hubo altibajos, logramos mantener el pulso y cerrar hasta 20 tiendas de cadenas importantes. Finalmente, conseguimos plasmar nuestras demandas en un convenio histórico, vigente desde 2009 hasta 2026. Incluía:
- Incrementos salariales ligados al IPC.
- Un plus de 100€ al mes por ventas digitales.
- Descanso en domingos y festivos.
- Libranza de algunos sábados.
- Consolidación de horas complementarias, permitiendo ampliar las jornadas laborales.
Celebramos este logro con orgullo, convencidas de que la lucha siempre tiene sentido.
Sin embargo, en octubre de 2022, grandes empresas del sector crearon una nueva patronal estatal, ARTE, y en julio de 2023 iniciaron la negociación de un convenio estatal para homogeneizar las condiciones de trabajo. Esta estrategia, basada en negociar con sindicatos de poca representación aquí, busca imponernos un convenio estatal.
Lejos de desmotivarnos, esta nueva lucha nos encontró cohesionadas. En autobuses desde las tres provincias, nos movilizamos a Madrid para la primera jornada de huelga durante la negociación estatal. Hasta ahora, hemos llevado a cabo más de 12 jornadas de huelga y seguimos fuertes, defendiendo que este convenio estatal no se aplique aquí.
Leer el relato de la victoria sindical de H&M: La huelga de H&M, un espejo donde mirarse