El sesgo informativo de la dirección de EiTB en la crisis del coronavirus en favor de la visión de la patronal y el Gobierno Vasco ponen en riesgo la libertad de expresión, el derecho a la información y la calidad democracia

2020/04/02
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Ante la gravedad de la decisión y actuación de la dirección de EiTB, nos ha parecido conveniente recuperar algunas reflexiones al respecto que ELA traslado a la comisión parlamentaria para la reforma integral de EiTB, en noviembre de 2018. La actuación de gobiernos y medios de comunicación públicos en sentido contrario, además de tratar de manipular a la ciudadanía y la opinión pública, suponen un grave ataque a la libertad de expresión, el derecho a la información, la equidad y a la democracia

La crisis del coronavirus ha dejado uno de los episodios más lamentables en la gestión informativa de EiTB. Ante la decisión del Gobierno español de suspender durante ocho días las actividades no esenciales con el fin de poner límite a la expansión de la enfermedad, la dirección del ente público decidió construir la línea editorial con la visión y la argumentación de Confebask y del Gobierno Vasco. De este modo, desde la apertura de los informativos, las imágenes seleccionadas, las informaciones de las diferentes corresponsalías, las entrevistas o los cortes seleccionados estuvieron dirigidos a construir de manera sobredimensionada el relato patronal y gubernamental dando una visión catastrofista de la decisión, ocultando las consecuencias de no tomar dichas medidas o reduciendo a la anécdota las voces de organizaciones, entidades o agentes que abogaban por la suspensión de toda actividad no esencial con el fin de priorizar la salud y la vida.
Ante la gravedad de la decisión y actuación de la dirección de EiTB, nos ha parecido conveniente recuperar algunas reflexiones al respecto que ELA traslado a la comisión parlamentaria para la reforma integral de EiTB, en noviembre de 2018.
La actuación de gobiernos y medios de comunicación públicos en sentido contrario, además de tratar de manipular a la ciudadanía y la opinión pública, suponen un grave ataque a la libertad de expresión, el derecho a la información, la equidad y a la democracia.

“Los medios públicos tienen un papel esencial en un sistema democrático. Tienen la obligación de dar voz al conjunto de la sociedad, incluidas las capas más desprotegidas de la misma, así como a los proyectos alternativos que son silenciados por corporaciones privadas y gobiernos. Deben ejercer una función equilibradora de las desigualdades y discriminaciones por clase, género, etnia, procedencia o diversidad funcional”. Por ello, “la pluralidad debe ser uno de los signos de identidad de un medio público”.

“Los medios de comunicación públicos deben ser contrapunto, auténtico contrapoder de las corporaciones, cuyos intereses ya contaminan demasiado el sistema democrático y sus instituciones, así como el sistema mediático. La existencia de medios privados en la sociedad ya da presencia en el espacio público de los sectores política y económicamente más poderosos. Y por tanto, un medio de comunicación público debe garantizar la presencia y el acceso al conjunto de la sociedad. Cuidando de modo especial la presencia de organizaciones sociales, minorías, colectivos discriminados, movimientos emergentes, espacios transgresores, etc.”

“El sistema comunicativo público debe tener siempre presente que existen varias y variadas opiniones públicas, diferentes intereses de parte, y que en los temas álgidos siempre hay controversia e intento por parte del establishment de silenciar, estigmatizar, incluso, criminalizar aquellas opiniones o posiciones que se atreven a discrepar o contradecir el discurso oficial o hegemónico. Un claro ejemplo de ello es el silencio, ninguneo o arrinconamiento sistemático de las críticas y propuestas de organizaciones alternativas o críticas con el poder establecido. Así sucede, una y otra vez con ELA, tanto en los medios privados como en los públicos, a pesar de generar infinidad de información y documentación; o con otras organizaciones molestas para el establishment.”

“Los medios tienen especial relevancia, para sobredimensionar los ámbitos de acción a los que se limitan los gobiernos y reducir aquellos que por acción u omisión perjudican los intereses de las clases populares, así como para dimensionar la realidad a los márgenes más bien estrechos en que vienen desarrollándose las políticas públicas en el periodo neoliberal, y ocultar las diferentes alternativas que hay fuera de ellos. Ese encuadre del debate político, debidamente estrechado, acaba siendo un marco para la reproducción ideológica de los grupos hegemónicos en lo económico, lo político y lo cultural. Es fundamental que los dirigentes de los medios públicos sean conscientes de estos mecanismos de poder, se garanticen mecanismos y medidas de control y los medios públicos ensanchen el campo de opinión de la ciudadanía.”

“Apostamos por un medio público al servicio de la ciudadanía. Y para ello debe ser independiente de los gobiernos, de los poderes económicos, de los partidos y debe gozar de financiación suficiente. Creemos que sólo desde la independencia pueden los medios públicos realizar las importantes funciones que le corresponden en un sistema democrático. Especialmente las que tienen que ver con la dimensión informativa. Apostamos, por tanto, por un sistema no gubernamental de medios públicos, que de cabida a toda la información de interés y al conjunto de organizaciones y grupos sociales del país.”

“Los medios de comunicación públicos deben garantizar su total transparencia y deben rendir cuentas ante la sociedad. En la actualidad no existe ningún mecanismo de control social de EITB, tal y como ha quedado en evidencia en las diferentes denuncias que ELA ha elevado al Ararteko. Por ello, junto a una mejor y más democrática regulación de los órganos existentes, es necesario articular nuevos órganos de participación y control de la sociedad. La sociedad debe tener información completa sobre la composición de sus órganos de decisión y dirección, los criterios de elección, sobre su funcionamiento, las líneas estratégicas que se tracen los criterios de elaboración de las líneas editoriales o de las cuotas de participación y preencia partidaria y las decisiones que se tomen en cada momento.”

La crisis del coronavirus ha dejado uno de los episodios más lamentables en la gestión informativa de EiTB. Ante la decisión del Gobierno español de suspender durante ocho días las actividades no esenciales con el fin de poner límite a la expansión de la enfermedad, la dirección del ente público decidió construir la línea editorial con la visión y la argumentación de Confebask y del Gobierno Vasco. De este modo, desde la apertura de los informativos, las imágenes seleccionadas, las informaciones de las diferentes corresponsalías, las entrevistas o los cortes seleccionados estuvieron dirigidos a construir de manera sobredimensionada el relato patronal y gubernamental dando una visión catastrofista de la decisión, ocultando las consecuencias de no tomar dichas medidas o reduciendo a la anécdota las voces de organizaciones, entidades o agentes que abogaban por la suspensión de toda actividad no esencial con el fin de priorizar la salud y la vida.
Ante la gravedad de la decisión y actuación de la dirección de EiTB, nos ha parecido conveniente recuperar algunas reflexiones al respecto que ELA traslado a la comisión parlamentaria para la reforma integral de EiTB, en noviembre de 2018.
La actuación de gobiernos y medios de comunicación públicos en sentido contrario, además de tratar de manipular a la ciudadanía y la opinión pública, suponen un grave ataque a la libertad de expresión, el derecho a la información, la equidad y a la democracia.

“Los medios públicos tienen un papel esencial en un sistema democrático. Tienen la obligación de dar voz al conjunto de la sociedad, incluidas las capas más desprotegidas de la misma, así como a los proyectos alternativos que son silenciados por corporaciones privadas y gobiernos. Deben ejercer una función equilibradora de las desigualdades y discriminaciones por clase, género, etnia, procedencia o diversidad funcional”. Por ello, “la pluralidad debe ser uno de los signos de identidad de un medio público”.

“Los medios de comunicación públicos deben ser contrapunto, auténtico contrapoder de las corporaciones, cuyos intereses ya contaminan demasiado el sistema democrático y sus instituciones, así como el sistema mediático. La existencia de medios privados en la sociedad ya da presencia en el espacio público de los sectores política y económicamente más poderosos. Y por tanto, un medio de comunicación público debe garantizar la presencia y el acceso al conjunto de la sociedad. Cuidando de modo especial la presencia de organizaciones sociales, minorías, colectivos discriminados, movimientos emergentes, espacios transgresores, etc.”

“El sistema comunicativo público debe tener siempre presente que existen varias y variadas opiniones públicas, diferentes intereses de parte, y que en los temas álgidos siempre hay controversia e intento por parte del establishment de silenciar, estigmatizar, incluso, criminalizar aquellas opiniones o posiciones que se atreven a discrepar o contradecir el discurso oficial o hegemónico. Un claro ejemplo de ello es el silencio, ninguneo o arrinconamiento sistemático de las críticas y propuestas de organizaciones alternativas o críticas con el poder establecido. Así sucede, una y otra vez con ELA, tanto en los medios privados como en los públicos, a pesar de generar infinidad de información y documentación; o con otras organizaciones molestas para el establishment.”

“Los medios tienen especial relevancia, para sobredimensionar los ámbitos de acción a los que se limitan los gobiernos y reducir aquellos que por acción u omisión perjudican los intereses de las clases populares, así como para dimensionar la realidad a los márgenes más bien estrechos en que vienen desarrollándose las políticas públicas en el periodo neoliberal, y ocultar las diferentes alternativas que hay fuera de ellos. Ese encuadre del debate político, debidamente estrechado, acaba siendo un marco para la reproducción ideológica de los grupos hegemónicos en lo económico, lo político y lo cultural. Es fundamental que los dirigentes de los medios públicos sean conscientes de estos mecanismos de poder, se garanticen mecanismos y medidas de control y los medios públicos ensanchen el campo de opinión de la ciudadanía.”

“Apostamos por un medio público al servicio de la ciudadanía. Y para ello debe ser independiente de los gobiernos, de los poderes económicos, de los partidos y debe gozar de financiación suficiente. Creemos que sólo desde la independencia pueden los medios públicos realizar las importantes funciones que le corresponden en un sistema democrático. Especialmente las que tienen que ver con la dimensión informativa. Apostamos, por tanto, por un sistema no gubernamental de medios públicos, que de cabida a toda la información de interés y al conjunto de organizaciones y grupos sociales del país.”

“Los medios de comunicación públicos deben garantizar su total transparencia y deben rendir cuentas ante la sociedad. En la actualidad no existe ningún mecanismo de control social de EITB, tal y como ha quedado en evidencia en las diferentes denuncias que ELA ha elevado al Ararteko. Por ello, junto a una mejor y más democrática regulación de los órganos existentes, es necesario articular nuevos órganos de participación y control de la sociedad. La sociedad debe tener información completa sobre la composición de sus órganos de decisión y dirección, los criterios de elección, sobre su funcionamiento, las líneas estratégicas que se tracen los criterios de elaboración de las líneas editoriales o de las cuotas de participación y preencia partidaria y las decisiones que se tomen en cada momento.”

Aquí el informe completo expuesto en la comisión parlamentaria para la reforma integral de EiTB