El TAV no es rentable ni económica , ni social, ni ambientalmente
Los economistas David Hoyos y Germá Bel han comparecido en la comisión de Medio Ambiente en el Parlamento de Gasteiz para exponer su análisis sobre la viabilidad del TAV. Según estos, la Y Vasca es deficitaria al igual que la mayoría de redes el mundo. Solo son rentables económicamente el tramo Tokio-Osaka con 150 millones de pasajeros anuales y el París-Lyon con 25 millones de pasajeros anuales. Por comparar, la red estatal de 2.500 kilómetros tiene en total 28 millones de de usuarios al año. Para tener una recuperación social una línea de 500 kilómetros tiene que cargar 8 millones de pasajeros.
Según Hoyos y Bel, el TAV tampoco genera actividad económica ni turística, ni atrae inversión productiva, ni localización empresarial, y además provoca un “efecto túnel”, es decir, conecta muy bien dos ciudades pero desarticula lo que hay en medio
Nos confirman que tampoco es sostenible desde el punto de vista medio ambiental. Las emisiones de CO2 de la fase de construcción del TAV son tal altas que si esa línea soporta 8 millones de viajeros anuales tardaría 30 años en comenzar a ser sostenible. En la red estatal ninguna línea es sostenible, la que más se acerca es la línea Madrid-Barcelona, porque lleva 6 millones de pasajeros y porque sustituye en gran medida al avión. El resto destruyen el medio ambiente, y nunca compensarán las emisiones. El TAV absorbe muy poco trafico de las carreteras, por debajo de 100 o 150 kilómetros la gente sigue utilizando el coche por versatilidad. Solo restan pasajeros a las líneas convencionales de tren y a los aviones.
Teniendo en cuenta que el diseño actual del tren, solo sería viable si el billete del trayecto entre las capitales vascas superase los 25 euros. Actualmente un trayecto en autobús entre Donostia y Bilbao con una tarjeta de Lurraldebus cuesta, 6,46 euros, y el trayecto dura 70 minutos. Este tren es para las élites o para las grandes empresas que pagaran los viajes. En la red francesa el 30% de los viajes corresponden al 10% de la población con rentas muy altas, claro ejemplo de que es una enorme aportación presupuestaria a la ciudadanía con las rentas más altas o grandes empresas.
Según Hoyos y Bel, el TAV tampoco genera actividad económica ni turística, ni atrae inversión productiva, ni localización empresarial, y además provoca un “efecto túnel”, es decir, conecta muy bien dos ciudades pero desarticula lo que hay en medio. El único que se beneficia es el negocio privado de las constructoras y de las consultoras de ingeniería que tienen montado un conglomerado que se beneficia de la obra pública. Este círculo de negocio se combina con las puertas giratorias.
Y sabiendo todo esto, todavía el Gobierno Vasco y el Gobierno de Navarra se empeñan en seguir con este absurdo proyecto que no aporta ningún beneficio a la mayoría de la sociedad. Solo se benefician unos pocos, y a costa de los demás.