H&M, la primera piedra para luchar contra la excusa de la digitalización
Marige Fernández, responsable de Comercio de Bizkaia de ELA (este artículo se ha publicado en el librillo de la periodista Gessamí Forner “La huelga de H&M, un espejo donde mirarse” )
En estos 50 días de huelga en H&M van desfilando por mi cabeza muchas cosas. Cuando convocamos la huelga indefinida, nunca imaginamos que el conflicto se alargaría tanto. Pasaban los días... y, a pesar de conseguir que la empresa se reuniera con el Comité de huelga de ELA, no acabábamos de lograr cerrar el acuerdo. Ahora que todo ha terminado, es importante recordar todos esos momentos, porque lo que sí me ha enseñado mi experiencia laboral es que cuando el camino es duro, y se llega a la meta a través de esfuerzo, lo éxitos saben mejor.
Las trabajadoras de H&M trabajan en un sector precario, poco reconocido, feminizado y repleto de multinacionales que ya explotan en origen y que tienen muy bajo el listón de la dignidad.
A toda esta receta hay que añadirle la implantación en el Estado de estas mismas empresas. De la anterior sectorial de comercio, las trabajadoras de H&M tomaron nota de las trabajadoras de Inditex, y se dieron cuenta de lo fácil que es para las empresas tomar medidas traumáticas a nivel del estado y acordarlas con CC OO y UGT. El ser conscientes de eso les supuso un empujón de autoestima y les sirvió para hacer un mapa muy exacto de cuál era la situación, y eso les ha ayudado mucho en el conflicto. El relato de las delegadas de Inditex y Douglas les sirvió para adivinar lo que iba a pasar si no se organizaban, y para cargarse de argumentos a la hora de pelear y no darse por vencidas.
En su caso, después de muchas horas de piquetes en los que planificaron coreografías para cada lema reivinticaivo a ritmo de megáfono ("Con la venta online, esto es lo que hay", "Mira que detalle, nos echan a la calle"...), y de más de 50 días de noches sin dormir, las trabajadoras de H&M pueden contar su historia con mucho cansancio, pero también con una sonrisa. Han conseguido que la empresa no se salga con la suya y evitar los despidos y las modificaciones de jornada.
El ERE que planteaba H&M no era un ERE por causa económica. No era porque la empresa haya dejado de ganar dinero o porque la gente haya dejado de comprar ropa, sino porque la pandemia se ha convertido en la excusa perfecta para llevar a cabo el plan que ya tenían pensado desde hace tiempo. Querían que las trabajadoras desaparecieran de las tiendas, que la empresa con el incremento de la venta online, se convirtiera en una plataforma digital de reparto y que poco a poco las trabajadoras se fueran yendo todas a la calle.
El éxito de H&M ha sido especial porque han conseguido algo que parecía imposible. La confianza de las trabajadoras en el sindicato a la hora de dirigir la negociación, su papel activo y alegre en las movilizaciones (un día se vestían de negro simulando el entierro de los puestos de trabajo y al día siguiente vestidas de un blanco reluciente pedían a San Fermin que les arreglara el conflicto) han sido clave para mantener vivo el conflicto. Estas acciones han hecho que día a día estuvieran más unidas, y poco a poco se han ido empoderando, hasta tal punto que en la propia apertura del primer Primark en Bilbao, las protagonistas del Teleberri fueron ellas y sus declaraciones sobre la precariedad laboral en comercio. Se han creído que podían luchar contra las adversidades y no sé si por cabezonería o por inconsciencia hoy pueden decir muy orgullosas que lo han conseguido. Aquí sólo se ha marchado aquella que ha querido porque AQUÍ NO SOBRA NADIE.
Quiero también dar las gracias a toda la gente que nos ha tomado en serio apoyando nuestra lucha, a aquellas clientas que han decidido no comprar hasta que se arreglara el conflicto, a aquellas personas que nos gritaban "ánimo chicas, lo vais a conseguir" día a día a nuestro paso por la Gran Vía y pos supuesto a l@s trabajador@s que llevan en conflicto muchos más días que nosotras (Tubacex, Novaltia...). No quiero dejar tampoco sin agradecer el trabajo desarrollado por el Equipo Técnico de EREs en ELA, la federación de Zerbitzuak y la paciencia de mis compañer@s en otros herrialdes y también el apoyo de la comarcal y su infraestructura. Con este conflicto estoy orgullosa y emocionada a la vez , porque creo que estamos dando pasos adelante para que los sectores feminizados se tomen en serio y aunque eso no sea el reflejo que traslada la administración, por suerte sí que lo es el de ELA, que cada vez que hay destrucción de empleo y ganas de organizarse, sacamos toda nuestra artillería y esa caja de resistencia tan fundamental, sin la que hoy no estaríamos aquí para poder pelear por las condiciones de la gente.
Ha sido un orgullo poder compartir todos esos momentos con ellas, me han dado una lección de lucha, solidaridad y dignidad. Al finalizar el conflicto hicimos entrega de muchos galardones (mejor fotógrafa, mejor piquetera, mejor mascota, mejor animador, más luchadora, mejor actitud, mejor empapeladora, más constante, mejor greba car, mejor megáfono...) y puedo decir que todas recibieron alguno porque se han entregado en cuerpo y alma a este conflicto.
Destacar también el trabajo realizado por las delegadas, que enseguida se repartieron las tareas, haciendo que todo fuera más fácil. Mientras una se dedicaba a participar en la mesa negociación, otra atendía a los medios de comunicación sin ningún temor, y otras ejercían de psicólogas participando en los piquetes día a día, caravanas de coches...
Con nuestra lucha en H&M hemos puesto una primera piedra en el camino para pelear contra la destrucción de empleo con al excusa de la digitalización, pero os pido que nuestro relato no sea algo que empiece y termine hoy, y que los que leamos esto, tengamos presente que hay que seguir apoyando a las trabajadoras del comercio, porque vienen momentos durísimos para ellas. Estamos trabajando en el sindicato para organizarnos y para defendernos y, sin lugar a dudas, este acuerdo va a marcar un referente para ellas.