La lucha de ex-GKN en Florencia: movimiento social y proyecto de reconversión ecológica desde abajo

2023/12/05
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Esta lucha, iniciada en 2021 tras un plan de deslocalización de la fábrica de componentes para automóviles Driveline GKN ubicada en las afueras de Florencia (Italia) que implicó el despido de varios trabajadores y trabajadoras, dio lugar a la ocupación de la fábrica, al desarrollo de un plan de reconversión ecológica por parte de la plantilla con la ayuda del grupo solidario Insorgiamo con i lavoratori GKN (Nos levantamos con la plantilla de GKN) y un colectivo de personas investigadoras y activistas, así como el desarrollo de redes de apoyo a nivel local, nacional y ahora internacional.

Entrevista realizada por el activista Lukas Ferrari a Dario Salvetti en la revista Contretemps.

¿Puedes contar, para las personas que no la conocen, la historia de vuestra movilización, desde la lucha por el empleo en tiempos de la pandemia hasta la ocupación de la fábrica y el proyecto de reconversión y recuperación de la empresa en cooperativa por parte de la plantilla?

La lucha de ex-GKN en Florencia se desarrolló en tres fases. El 9 de julio de 2021, nos despidieron por correo electrónico. Anteriormente éramos una empresa de automoción que producía semiejes para automóviles principalmente para las fábricas italianas de Fiat. En 2018, GKN es comprada por un fondo inversión. Sabíamos que para el fondo de inversión los despidos eran una entre diferentes hipótesis: de hecho, llevábamos tres años luchando por la garantía de empleo.

El 9 de julio de 2021, después de negar que hubiera ningún problema, nos enviaron a casa de permiso. Luego, estando en casa, nos enviaron un correo electrónico para comunicándonos que todxs estábamos despedidxs y que la fábrica se cerraba. Por tanto, la primera fase de la lucha fue contra este despido. Esta fase duró tres meses y fue muy turbulenta, aunque tuvimos la solidaridad de todo el territorio. Desde el día de nuestro despido entramos en la fábrica, en asamblea permanente; y desde entonces, es decir desde hace 22 meses, estamos en asamblea permanente.

Después de haber evitado los despidos mediante varias movilizaciones de varios miles de personas bajo nuestro lema Insorgiamo (Nos levantamos), tomando el lema histórico de la Resistencia partisana florentina, comenzó un nuevo periodo con la retirada de los despidos gracias a un proceso iniciado por FIOM (sindicato del metal de Italia) en el tribunal de Florencia.

Sin embargo, la multinacional no dio ninguna carga de trabajo. Seguimos estando en la fábrica, con las máquinas, los equipos, pero sin órdenes de trabajo, y nos dimos cuenta de que en cualquier momento podían volver a despedirnos. La segunda fase de la lucha comienza, por tanto, con el desarrollo de nuestro propio plan para recuperar la fábrica y la lucha contra su desaparición.

Así fue como en diciembre de 2021 presentamos el Plan Público de Movilidad Sostenible, gracias a los y las investigadoras universitarias que nos apoyan, y desarrollamos un plan para recuperar la fábrica con intervención pública y su nacionalización. Justo en ese momento, como por casualidad, el ex asesor de GKN, Francesco Borgomeo, probablemente impulsado por una parte de la clase política italiana, anunció que se hacía cargo de la fábrica y declaró que la política de despidos había terminado y que no volvería a suceder.

Esto suena a victoria, pero en realidad este nuevo propietario no tenía carga de trabajo; no tenía capital, ni orden comercial, sólo pretendía hacer como que buscaba inversores. Es una estrategia para cerrar negocios que no es nueva en Italia: dejas escapar a la mala multinacional, viene el empresario italiano, pero no trae trabajo y te deja tirado. Y eso fue lo que pasó, porque después de varias reuniones, no aparecieron inversores y, a partir de agosto de 2022, quedó claro que Borgomeo probablemente no tenía otro objetivo que mantenernos allí, sin hacer nada, para vencernos por agotamiento, por desgaste, dado que aguantar todo es tiempo manteniendo la asamblea permanente es muy complicado.

Aprovechamos este tiempo para profundizar la convergencia con otras luchas, hasta el punto de que nuestro lema se convirtió en Insorgere per Convergere, Converge per Insorgere (Levantarse para converger, Converger para levantarse). Por “convergencia” entendemos la colaboración, la unión entre diferentes luchas, especialmente entre luchas sociales y ambientales, ya que el plan que diseñamos para recuperar la fábrica era un plan reconversión ecológica.

Aquí comienza, por así decirlo, la tercera fase de la lucha, en la que nos encontramos hoy: dado que la intervención pública sigue fracasando, proponemos la recuperación de parte de la fábrica por la plantilla en autogestión, sobre la base de un plan ecológicamente avanzado en el que proponemos producir vehículos ligeros como Cargo-Bikes, electricidad, paneles fotovoltaicos y baterías sin recurrir al extractivismo, es decir sin litio, sin silicio y sin cobalto. Este plan fue desarrollado por nuestro comité técnico-científico de solidaridad.

Pero a medida que lo desarrollábamos, los ataques en nuestra contra se intensificaron y la empresa dejó de pagarnos los salarios. Ya han pasado siete meses desde que dejaron de pagarnos, lo que equivale a un despido. A pesar de ello, la lucha continúa y, en los últimos meses, hemos movilizado a miles de personas, organizado consultas entre la ciudadanía, lanzado un crowdfunding que nos ha permitido recaudar 165.000 euros para financiar una cooperativa que podría hacerse cargo de la fábrica... Y así, aunque estemos más debilitados que hace dos años, seguimos luchando y encarnando la posibilidad de apoderarnos de una fábrica como parte de un proyecto ecológico y social.

Para vuestra lucha, vuestro plan de reconversión y vuestro proyecto actual, ¿os apoyasteis en algún modelo en particular? Podemos pensar en experiencias de control obrero, de recuperación de empresas en cooperativas y autogestión, como Vio.Me en Grecia o Fralib/Scop-Ti en Francia, por ejemplo…

En realidad no tenemos ningún modelo en particular, y tenemos claro que lo que se necesitaría sería más bien un cambio social generalizado y no un cambio a nivel de una sola empresa. Como las empresas recuperadas en Argentina, como Scop-Ti, como Après M, como Vio.Me, como Rimaflow en Milán, somos una empresa que ha sabido resistir al cierre y a la desindustrialización en un contexto social en el que todavía somos incapaces de cambiar las relaciones de poder existentes.

Así es como creamos esta situación particular en la que somos capaces de resistir en un punto específico, pero en la que no podemos cambiar el sistema en su conjunto. Esto lleva al mecanismo de las empresas recuperadas, y hoy aspiramos a ser una empresa recuperada por las y los trabajadores. Si lo logramos, seremos la mayor empresa recuperada en Italia (no sé si también en Europa) y seguramente tendremos la tarea de liderar una reflexión en todas las empresas recuperadas de Europa y en relación con las empresas sudamericanas, sobre el manera de transformar la resistencia de una sola fábrica en una fuerza impulsora para un mayor cambio global, porque para nosotros es obvio que es imposible resistir a los mecanismos del capitalismo a escala de una sola fábrica.

¿Existen factores previos que podrían explicar esta aventura, en términos de prácticas laborales, activismo, relaciones con sindicatos y redes de apoyo en Florencia? Y específicamente en lo que respecta a los sindicatos, ¿cómo ha ido y va con la cosa con CGIL (Confederación sindical de Italia), a nivel local y nacional?

Por un lado, en la fábrica existía un modelo sindical democrático y participativo que se oponía no sólo a un modelo sindical burocrático y corporativo a lo largo de los años, sino también a un modelo sindical que quizás estaba compuesto por lemas radicales pero que a menudo se basaba en la confianza pasiva de los trabajadores. Si no hubiéramos hecho este trabajo de preparación, probablemente no hubiéramos podido reunirnos en asamblea permanente y aguantar todos estos meses.

Al mismo tiempo, GKN siempre ha sido una fábrica muy conocida en la región. Siempre tratamos de estar presentes en los conflictos que se desarrollaban en la región (conflictos sindicales, sociales, ambientales) y dio sus frutos, porque, cuando nos cerraron, toda la región se sintió obligada a defendernos.

Hoy intentamos unificar estos dos modelos, el de las reivindicaciones sindicales y el de la fábrica integrada, es decir, una fábrica que vive en estrecha colaboración con el territorio, a través de una asociación que fundamos: la sociedad de ayuda mutua de los trabajadores Insorgiamo.

En cuanto a FIOM, del que formamos parte, siempre nos ha apoyado formalmente. Sin embargo, existe la sensación de que es difícil pasar de un apoyo formal a un apoyo sustancial. Y muchas veces cuando no apoyas realmente una pelea hasta el final, en una pelea tan difícil, nos queda la duda de que, considerandolo todo, esa pelea puede incluso resultarle incómoda.

El movimiento sindical italiano atraviesa un período de declive bastante largo. Ha habido algunas manifestaciones, incluso algunas huelgas generales, pero estamos muy lejos de la intensidad de las luchas recientes en Francia, por ejemplo, y por lo tanto está claro que la experiencia de GKN no está en sintonía con el contexto general, en el sentido de que es una lucha muy avanzada en un contexto general regresivo, y probablemente esto avergüence a quienes estén acostumbrados a gestionar la rutina actual, llena de derrotas, gestión de la regresión y todo eso. Así que tenemos la impresión de que nunca ha habido una desautorización formal hacia nosotros, pero tampoco un apoyo real.

¿Habéis realizado alguna reflexión sobre la transición/reciclaje a nivel de sector sobre el futuro de la industria del automóvil? Sabemos que la electrificación de la industria del automóvil afectará especialmente a los fabricantes de equipos de automoción, y no sólo a GKN…

No podemos permitirnos el lujo de quedar atrapados en la división entre medio ambiente y empleo. La industria del automóvil en Europa ve hoy amenazados 300.000 puestos de trabajo y la responsable de ello no es la transición ecológica. La causa está en la sobreproducción y en la intensificación de los ritmos de trabajo. Se trata del hecho, por ejemplo, de no reducir la jornada laboral con el mismo salario empleando a todas las personas empleables y reduciendo al mismo tiempo la producción global. Corresponde al movimiento sindical invertir completamente los términos de la pregunta y decir que no sólo no queremos ser responsables de la contaminación de este planeta a cambio de empleo, sino que somos los promotores de una verdadera transición ecológica. Incluso diría más: el movimiento sindical es probablemente el único, con las contribuciones también de los activistas solidarios y del mundo académico comprometido, que puede desmitificar una cierta “tradición verde”, soluciones supuestamente ecológicas que en realidad no lo son.

Por ejemplo, no creo que la solución sea pasar a millones y millones de vehículos eléctricos. Por un lado, esto reduce las emisiones de CO2 de los gases de escape del motor térmico, pero aún está por ver cuántas minas de tierras raras, litio y otros materiales serán necesarias para este cambio masivo hacia los coches eléctricos, y cuántos coches hay actualmente en la carretera que se podrían convertir sin producir otros nuevos. Porque, en última instancia, el ahorro de materiales es un factor para reducir las emisiones de CO2.

Las personas trabajadoras son probablemente las únicas que, si se liberan del chantaje entre medio ambiente y empleo, y si logran cambiar el régimen laboral en su conjunto, reduciendo la jornada laboral con el mismo salario, pueden incluir este punto en el orden del día y hacerlo rápido, porque aquí no sólo está el problema de hacer la transición ecológica, sino también de hacerla rápido. Una solución que se implementaría en veinte años probablemente sea insuficiente dada la magnitud de la crisis climática.

¿En qué consiste más concretamente el proyecto de reconversión ecológica? ¿Cómo lo desarrollastéis? ¿Hubo, por ejemplo, aportaciones de sindicatos, ingenieros externos, asociaciones medioambientales o fábricas distintas de GKN?

Nuestro plan de reconversión ecológica consiste en la producción de bicicletas de carga, tanto eléctricas comonormales, para un reparto urbano verdaderamente solidario y no impulsado por algoritmos de plataforma, tal y como sucede hoy en día. Por otro lado, tuvimos la oportunidad de entrar en contacto con una start-up que afirma ser capaz de producir paneles solares y baterías eléctricas sin utilizar litio, silicio y cobalto, sino utilizando tecnología basada en el carbono. Somos trabajadores del sector automovilístico, por lo que tuvimos que dejar el diseño de este proyecto a expertxs. No sólo esperamos que estas pruebas tengan pronto un resultado positivo, sino que esperamos que podamos implementarlas en la producción.

¿Puedes explicar qué tipo de recuperación de empresa estáis desarrollando?

Se trata de una recuperación un tanto especial, porque normalmente si la empresa que quiebra produce, por ejemplo, cinta adhesiva, y las y los trabajadores compran la empresa, siguen produciendo lo mismo. Nos gustaría recuperar la empresa, sí, pero para producir algo diferente, es decir, queremos realizar una reindustrialización dirigida por las y los trabajadores. No queremos comprar de nuevo la empresa, porque ya la deberíamos tener pagada con todo el trabajo que hemos realizado en ella. De alguna manera deberíamos hablar de "recomprar" al capitalismo lo que nosotrxs mismos hemos creado. Y sobre todo, esto supone un enorme gasto de energía y de recursos por nuestra parte, ya que somos personas que hemos pagado impuestos toda la vida.

Por lo tanto, el camino principal no debería ser el de una compra por parte de las y los trabajadores, sino el de una intervención pública y la nacionalización. Pero debemos ser realistas y concluir que no es posible, debido al gobierno que tenemos actualmente y nuestra relación de fuerzas. Mientras tanto, para no quedarnos quietos, proponemos una adquisición de un sector de la propia empresa. Pero obviamente, mientras esta alternativa se construye desde abajo, se trata también de estimular, de mostrar a todos que la intervención pública desde arriba sería posible y podría hacerse también en colaboración con las asambleas de trabajadores y con la solidaridad y la investigación de las universidades públicas.

Finalmente, ¿puede decirnos cómo está la campaña internacional de apoyo a ex_GKN y cómo podríamos apoyarla en Francia?

Durante toda la primera parte de la lucha, no tuvimos tiempo para pensar en clave internacional porque estábamos muy concentrados en nosotros mismos. Ahora que hemos llegado a este punto, está claro que el plan propuesto por ex-GKN, que nosotros hemos llamado Ex-GKN por el futuro, tiene un alcance internacional. Y por eso hemos empezado a crear vínculos con diferentes actores de Alemania, Inglaterra y Francia. Esperamos que pronto comencemos a informar a nivel internacional en nuestras las redes sociales y en el sitio web Insorgiamo.org.