(Publicación) Recomposición de la izquierda de Quebec y el papel político del sindicalismo

2024/02/06
quebe.jpg
Thomas Collombat y Xavier Lafrance proponen en este artículo un primer análisis de los cambios recientes que han aparecido dentro de la izquierda quebequense. Primero cuestionamos el papel político del sindicalismo en su relación con la esfera partidista para ver en qué medida contribuyó y se vio afectado por el ascenso en las urnas de Quebec Solidaire (QS). Posteriormente analizamos la creación y consolidación de QS no sólo en el contexto de la rearticulación de la relación entre la cuestión social y la cuestión nacional, sino también como una manifestación de un movimiento más amplio de reestructuración de la izquierda partidista occidental. Para hacer esto, adoptamos una perspectiva crítica de la economía política, presentada en la primera sección, que requiere una perspectiva histórica profunda de los diferentes actores involucrados.

Thomas Collombat y Xavier Lafrance. Este artículo ha sido publicado en francés en la revista
Recherches sociographiques, en el primer semestre de 2022.

(Leer o descargar el documento. Para pedir el documento en papel, escribenos a fundazioa@ela.eus)

Este artículo ofrece un análisis inicial de los cambios recientes en la izquierda quebequense y, en particular, de la evolución de la relación entre partidos y sindicatos dentro de ella. Esta evolución se entiende considerando tanto el punto de vista de las organizaciones sindicales como el de un partido de izquierda emergente, Québec Solidaire, sobre esta relación partido-sindicato, en un contexto marcado por una profunda transformación del sistema partidista quebequense a la luz de las elecciones provinciales de 2018. El conjunto es tratado desde una perspectiva crítica de economía política que problematiza la relación entre lo “político” y lo “social”, entre los partidos y el movimiento sindical, así como los procesos, reflexiones y tensiones inducidas por este informe dentro de las organizaciones partidarias y sindicales. El análisis se sitúa en un amplio contexto histórico (evolución de la relación de los sindicatos con el PQ y el NPD) y espacial (evolución del NPG europeo) que permite una perspectiva comparada y contribuye a comprender mejor la evolución reciente de nuestro objeto de estudio, en el contexto quebequense contemporáneo.

Los resultados siguen siendo preliminares y requieren más investigación. El estudio se centra únicamente en un sector del movimiento sindical y los datos presentados hasta ahora sólo se han recopilado en tres regiones de Quebec. Un estudio exhaustivo requerirá una cobertura más amplia y profunda del movimiento sindical, pero también una ampliación de la recopilación de datos a nivel partidista de la investigación, en particular mediante la realización de entrevistas con actores del QS. A pesar de este carácter preliminar, es posible proponer ciertas conclusiones que podrían servir como hipótesis de trabajo para investigaciones futuras.

En general, y en la práctica, la relación con los movimientos sociales y sindicales del NPG con los que se relaciona QS a menudo sigue siendo tenue. Esto se explica por el dilema vinculado a la “estrategia dual” adoptada por estos partidos. Intentan, por un lado, acercarse al ejercicio del poder tratando de construir su credibilidad como partido potencial de gobierno responsable, con el fin de atraer al electorado de centro izquierda. Por otro lado, tratan de construirse como partido de oposición a través de luchas extraparlamentarias y disruptivas para ganarse el apoyo de la parte de la población desilusionada por las instituciones y que no se reconoce en los partidos políticos. Las dificultades que surgen de este dilema se ilustran por el hecho de que la participación o el apoyo a los gobiernos de coalición por parte de los NPG a menudo conduce a una caída de su apoyo electoral y a un distanciamiento de los movimientos sociales, dado que estos partidos participan directa o indirectamente en la implementación de políticas de austeridad y pierden así credibilidad ante su base. Esto recuerda la experiencia de diferentes gobiernos formados por el NPD en diferentes provincias canadienses durante las últimas décadas.

La estrategia desplegada actualmente por QS, que lleva al partido a lanzar su propia campañas extraparlamentarias y mantener cierta distancia con las movilizaciones de organizaciones no partidistas, tal vez apunta menos a resolver que a evitar un problema que sigue siendo importante para el partido. Establecer una relación más sólida con las organizaciones sindicales, en particular, representa un desafío para el desarrollo del partido, y lo ha sido desde su fundación. Esto afecta tanto al desarrollo electoral como al desarrollo extraparlamentario de QS. En primer lugar, está la cuestión de la dificultad de ampliar las campañas lanzadas por QS y lograr avances en ausencia de un acercamiento con un movimiento sindical que es numéricamente mucho más grande y está estratégicamente posicionado en la sociedad quebequense. Luego está el problema de la credibilidad electoral y programática de un partido de izquierda que quiere ser portavoz de un movimiento sindical dentro del cual todavía está luchando por obtener un apoyo mayoritario.

El sindicalismo, por su parte, ha demostrado una vez más que no es un actor simple ni uniforme. La actitud hacia QS y sus recientes éxitos varía no sólo según las centrales sino también dentro de ellas, donde notamos importantes contrastes según la ubicación geográfica o incluso el tipo de organización. En vista de los datos preliminares que hemos presentado, el apoyo a QS parece concentrarse en la región metropolitana y dentro de estructuras sindicales interprofesionales, a menudo más inclinadas a una participación política activa. Además, la brecha entre la posición de las y los delegados y la adoptada por su organización tiende a confirmar que la orientación de una estructura sindical no garantiza necesariamente un apoyo masivo o incluso mayoritario de sus miembros. Si la posición de un grupo es un reflejo de las tendencias presentes en su interior y, a cambio, ejerce una cierta influencia sobre sus miembros, la adecuación dista mucho de ser perfecta y no existe un apoyo en bloque a la decisión mayoritaria.

Esto también va en línea con la idea de que la relación con los partidos que mantienen los sindicatos es profundamente estratégica. De hecho, estos últimos no “necesitan” partidos para definir o liderar su programa político. Los amplios debates sociales tienen lugar dentro de las propias organizaciones sindicales y cuando reflexionan sobre sus alianzas en el ámbito partidista, se trata de combinar afinidades ideológicas y eficacia política. En este sentido, el “partido de las urnas” cuenta al menos tanto como el de la “calle” en las reflexiones estratégicas del movimiento obrero.

Al final, si el PQ ya no tiene el control que alguna vez tuvo sobre el espacio progresista en Quebec, particularmente dentro de las organizaciones sindicales, está claro que no está surgiendo ninguna nueva hegemonía en el horizonte. La diversidad y autonomía del apoyo sindical parece esencial y aunque QS goza de un amplio apoyo de varios sectores, el desafío de la articulación entre los partidos políticos y el movimiento sindical sigue sin resolverse.