Vuelven las políticas de austeridad
Introducción
Se acabó la barra libre. Después de cuatro años con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) en suspenso por la crisis provocada por el COVID-19, la Comisión Europea ha decidido que los Estados miembros tendrán que apretarse de nuevo el cinturón para el año 2024. Es decir, tras cuatro años en los que los países han aumentado el gasto público sin reparar en el endeudamiento, los presupuestos de las distintas administraciones públicas en 2024 tendrán que volver al rígido marco económico de reducción de deuda que establece la Unión Europea, ya que las reglas fiscales van a dejar de estar suspendidas.
La duda era si el fin de la barra libre vendría con el actual Pacto de Estabilidad y Crecimiento o con la propuesta de reforma de gobernanza en la que está trabajando la Comisión y que analizaremos en este documento. Dado que ésta última todavía no ha sido aprobada (el proceso finalizará previsiblemente a finales de este año, por lo que entrará en vigor en 2025), y que los plazos para la política presupuestaria marcaban cierta urgencia, finalmente la Comisión va a optar por mantener, de cara a los presupuestos de 2024, las reglas fiscales de la normativa vigente, añadiendo ciertos elementos de la nueva propuesta.
Sea cual sea el marco económico, lo cierto es que en 2024 volveremos a las políticas de gasto público restrictivo y de priorizar la reducción del déficit y la deuda pública por delante de unos servicios públicos y unas prestaciones sociales de calidad.
En este documento analizamos el supuesto giro de las políticas europeas después de la crisis del 2008 y, concretamente, el nuevo marco de gobernanza económica propuesto a partir de 2025. También vemos cuál es el nivel de endeudamiento de los Estados miembros y las consecuencias que tendrán las reglas fiscales a nivel europeo, pero también en Hego Euskal Herria. Finalmente, se presentan las principales conclusiones del informe.
Conclusiones
Se acabó la barra libre y después de cuatro años de activación de la cláusula de salvaguardia, en 2024 volverá la disciplina fiscal a aquellos países con unos ratios de deuda elevados. No lo hará con el antiguo PEC, pero tampoco con la nueva propuesta. En 2024 veremos un híbrido de ambos marcos.
Tras la pandemia, parece que las políticas de la UE han cambiado su dirección, después del fracaso de las políticas adoptadas después de la crisis de 2008. Sin embargo, no hay un cambio estructural en ellas, ni un cambio de modelo. Simplemente han mutado hacia un escenario en el que la fricción entre los países del norte y del sur no vaya a más. El nuevo marco de gobernanza económica es un ejemplo de ello.
No cabe duda del carácter continuista de la nueva propuesta. La ampliación de los plazos y los planes nacionales “a la carta” podrían parecer aspectos positivos, pero vienen de la mano de un mayor control de las instituciones europeas. La soberanía de los Estados miembros a la hora de desarrollar sus presupuestos cada vez será más limitada.
Limitar el gasto de los países, pero asegurando ciertas inversiones en materias prioritarias como la transición verde, digital y el gasto militar van a tener como resultante una disminución del gasto en los servicios públicos y en las prestaciones sociales en los próximos años, que se suman a más de una década de recortes. La propuesta de la Comisión no prevé una reforma fiscal a nivel europeo que permita aumentar los ingresos y asegurar un gasto público suficiente.
El Estado español es uno de los países con mayor deuda pública de la UE, por lo que tendrá que presentar su plan nacional fiscal para los próximos años. Esto provocará que se limite el gasto hasta que la deuda se coloque en una senda descendente, con las mismas consecuencias en los presupuestos de la CAPV y Navarra.
Y es que una vez más, tal y como ocurre con los fondos NGEU o la gran mayoría de políticas europeas, los ámbitos de decisión están cada vez más alejados de Hego Euskal Herria. La Comisión Europea controla a los estados y, dentro del estado español, Madrid es quien se encarga de abrir el grifo y de cerrarlo, y las instituciones vascas asimilan este modelo de gobernanza sin rechistar. A partir de 2024, veremos como los presupuestos de la CAPV y Navarra son limitados de nuevo con la regla de gasto, con consecuencias nefastas para nuestros servicios públicos y prestaciones sociales.