Manu Robles-Arangiz
Fundador de ELA y sindicalista desde su juventud, Manu Robles-Arangiz es reconocido como un dirigente histórico del nacionalismo vasco. Dedicó su vida a la causa del movimiento obrero en Euskal Herria.
Tipógrafo de profesión, se afilia al Partido Nacionalista Vasco en 1908. Con sólo 15 años participa en la fundación de ELA-SOV (Solidaridad de Obreros Vascos-Euskal Langileen Alkartasuna) en 1911. Trabajó durante años en el diario “Euzkadi”. Fue director de "Euzko Langile", publicación de ELA entre 1919 y 1933, y miembro de la corriente "Aberri", corriente y escisión independentista del universo jeltzale.
En 1924 se exilió a la República Argentina, perseguido por sus escritos contra la dictadura de Primo de Rivera. Trabajó como descargador en el muelle de Buenos Aires, hasta que comenzó a trabajar en el diario "La Razón" de la misma ciudad. Prosiguió su exilio en Tarbes (Francia) junto a su esposa, Luisa Bernaola y Salcedo, y trabajó en el diario "Le Sillon" de esa ciudad. Volvió del exilio a Bilbao en 1927, momento en el que se retira temporalmente de su vida militante para dedicarse por entero a su familia y sus principales aficiones (teatro, literatura e historia antigua). En ese paréntesis compone un melodrama de carácter histórico que no llegaría a estrenarse.
En 1929 interviene en el Congreso de ELA que tiene lugar en Eibar, y se le encarga la clausura del mismo. Es elegido como Diputado a Cortes en 1931 por la conjunción estatutista en la circunscripción de Bilbao. Repetiría como tal en las elecciones de 1933 y 1936. En el II Congreso de ELA, celebrado en Vitoria del 29 de abril al 1 de mayo de 1933, presidió la mesa del Congreso y fue proclamado presidente de la Confederación, en calidad de provisional por voluntad propia. El alzamiento militar fascista de 1936 y su posterior exilio le obligarían a permanecer en el cargo hasta el fin del franquismo.
Cuando se produce el golpe de estado contra la República en 1936, Manu dirigía el órgano de ELA “Lan-Deya". Su posición inequívoca antigolpista junto a Manuel de Irujo y otros muchos militantes fue decisiva para que el PNV mantuviera su lealtad a la República. Marcha al exilio y funda el Comité de Ayuda a los Vascos. Al finalizar la guerra se instala en Beskoitze-Briscous (Lapurdi) y colabora con la Red "Alsace-Lorraine" de la Resistencia francesa.
Vuelve a Bilbao en 1952 para fortalecer la agitación contra el régimen franquista, pero en 1953 es detenido y recluido en la prisión de Martutene. Condenado a 25 años de cárcel, será puesto en libertad gracias a la presión política y sindical internacional. En 1960 se ve obligado a volver a Beskoitze.
En el III Congreso de ELA, celebrado en dos sesiones durante 1976, apostará decididamente por la joven militancia que venía organizándose en Hego Euskal Herria desde los años 60, una nueva generación de cuadros formados en nuevas coordenadas ideológicas, muy lejos del marco del nacionalismo histórico. En ese congreso será elegido presidente y reelegido en el IV Congreso en 1979. Fallecerá en Lapurdi en 1982.
Como escritor dejó numerosos crónicas, artículos y colaboraciones, así como el libro "¿Socialismo o Comunitarismo?", editado en Bilbao en 1976. Se opuso a la definición de ELA como sindicato socialista (tal como se recoge en nuestra Declaración de Principios), pero su “derrota” ideológica en el III Congreso no le impidió granjearse el reconocimiento y el cariño de toda la nueva militancia sindical que hizo suyo, tras la larga noche del franquismo, el mismo impulso de 1911: construir un sindicato abertzale y de clase, una confederación sindical vasca y socialista, independiente e internacionalista.
Las palabras de Manu en la apertura del III Congreso han venido a resultar premonitorias: “Tengo la firme convicción de que el foco de luz que salga de nuestro Tercer congreso será para muchos como perenne antorcha que sirva para aclarar muchas de sus indecisiones y dudas que hasta el presente hayan tenido”.