110 años de sindicalismo en transformación
Mitxel Lakuntza, secretario general de ELA
El sindicato sigue siendo una herramienta fundamental para hacer frente a esa realidad. Para construir esa fuerza colectiva como sindicato mayoritario en Euskal Herria ha sido clave su capacidad de adaptación y transformación. Este 110º aniversario es una ocasión para reivindicar el acierto y la vigencia de nuestras decisiones históricas.
Nuestra organización, como otras tantas, sufrió la represión (violencia, fusilamientos, cárcel...) y el embargo de sus bienes tras el golpe militar de 1936 que nos condenó al exilio y la clandestinidad durante 40 años.
Tras esos duros años, el III Congreso (Euba-Eibar 1976) marcó las bases del proyecto de ELA; construir un sindicato autónomo políticamente, financiado con las cuotas de la afiliación y con la puesta en marcha de una herramienta de solidaridad imprescindible, la caja de resistencia. Aquellas decisiones constituyen la columna vertebral de ELA.
La autonomía del sindicato y su capacidad para pensar y actuar libremente sin injerencias externas explican la evolución de una organización que hoy en su 110º aniversario cuenta con 101.000 personas afiliadas.
ELA siempre ha vinculado los intereses de la clase trabajadora con la defensa de los valores democráticos como única vía para la resolución de los conflictos políticos. Así, ELA ha denunciado la involución del autogobierno tanto en Navarra como en la CAPV. El sindicato apostó en 1979 por apoyar el Estatuto de Gernika a pesar de sus graves limitaciones en materia social y laboral, y a pesar también de que suponía la partición territorial de Hego Euskal Herria. Poco después, ELA se opuso al Amejoramiento del Fuero en Navarra porque perpetuaba dicha partición, y además sin ningún tipo de refrendo democrático.
El incumplimiento del Estatuto por los sucesivos Gobiernos del Estado llevaron a ELA a afirmar en 1997 en Gernika que el Estatuto estaba muerto. 24 años después aquella denuncia es todavía más evidente, lo que explica la apuesta firme de ELA por el soberanismo.
Un sindicalismo de contrapoder
A lo largo de los años, ELA ha construido un sindicato con una clara vocación de contrapoder: el autonomismo y el neoliberalismo se han convertido cada vez más en dos caras de la misma moneda.
ELA certificó desde los 80 los efectos negativos que las políticas neoliberales tienen en la clase trabajadora. Un reparto de la riqueza cada vez más desequilibrada, la progresiva privatización de los servicios públicos y los recortes hacen aparecer una realidad creciente que ocupa hoy la prioridad del sindicato, la precariedad en todas sus vertientes.
ELA se fue preparando para un sindicalismo de confrontación como única alternativa: construir poder sindical desde la base. La organización, la movilización y la huelga son vitales para mejorar las condiciones de la clase trabajadora. La caja de resistencia sigue siendo hoy una herramienta de solidaridad fundamental para mejorar convenios, defender el empleo y luchar contra la precariedad.
Un modelo de contrapoder es incompatible con legitimar las llamadas mesas de diálogo social, donde la patronal decide qué se negocia y qué no, blanquea al Gobierno de turno y los sindicatos participantes fingen una capacidad de influencia que no existe (a cambio de recibir financiación pública, como los 700 millones que se van a repartir en el Plan de Empleo en Navarra). La mayoría sindical vasca no participa en estas mesas, y su acción conjunta ha impulsado importantes iniciativas y movilizaciones. ELA, por encima de las diferentes coyunturas, sigue contemplándola como única alianza.
Un sindicato que no se queda solo en los centros de trabajo
El impacto de las políticas de vivienda, sanidad, educación, empleo y medio ambiente en la clase trabajadora hacen que el sindicato incorpore la reivindicación por otro modelo de sociedad. ELA apuesta decididamente por ser un sindicato cada vez más comprometido con las cuestiones sociales. El trabajo conjunto con numerosos movimientos sociales es fundamental. Hoy, ELA es irreconocible sin ese compromiso con la transformación social, democrática, ecológica y feminista.
ELA, en esa transformación permanente, es hoy también un sindicato feminista en construcción.
Una apuesta estratégica que pasa por una decidida adaptación de toda la organización para que algo tan inherente al sindicato como es la igualdad sea en la práctica una realidad. La lucha sindical, las huelgas en residencias, limpiezas, comercio… son, cada vez más, lideradas por mujeres. El incremento de la afiliación femenina (el 46% del total) nos anima a continuar ese camino.
Este aniversario coincide con los preparativos de nuestro 15º Congreso. ELA debatirá sobre los retos que corresponden a nuestra generación, conscientes del valor de un proyecto que avanza contracorriente frente al individualismo, la discriminación, la desinformación, la desigualdad...
110 años de trasformación solo se entienden con el compromiso militante de aquellas mujeres y hombres que creyeron y creen en la necesidad de la fuerza colectiva del proyecto de ELA.