Txetx Etcheverry: Mi última crónica
(Artículo original publicado en Enbata -en francés-)
Aquí puedes escuchar la entrevista sobre los mismos temas que le hicieron en Euskadi Irratia:
Txetx Etcheverry: "Nire denbora eta energia guztia eman diot militantziari" (he puesto todo mi tiempo y toda mi energía al servicio de la militancia)
Y sí, hoy escribo mi última crónica para Enbata, la última de una larga serie iniciada en octubre de 1993, es decir, hace más de 30 años. Al finalizar este año 2024, me retiro de la primera línea: la de las decisiones operativas, la representación pública, la coordinación de campañas y movimientos, etc. Lo hago conforme a un plan de relevo militante iniciado hace varios años y en base a una decisión tomada hace 20 años. En 2004, el sindicato ELA me contrató para dinamizar los principales ejes de trabajo definidos por la Fundación Manu Robles-Arangiz, recientemente implantada en Iparralde.
En aquel momento, el trabajo se centraba en la participación activa en la apuesta estratégica de crear Euskal Herriko Laborantza Ganbara -la cámara agraria propia para Iparralde-, el impulso de un programa permanente de formación militante y la gestión de un local interasociativo en el número 20 de la calle Cordeliers, en Baona. Así, abrí este nuevo capítulo de un recorrido militante iniciado poco antes de 1980, descubríendo la cultura organizativa del sindicato ELA, que incluye una norma que decidí adoptar como propia: la retirada de sus líderes principales al acercarse a los 60 años, con el objetivo de fomentar una dinámica global de renovación, así como el rejuvenecimiento y la feminización de sus cuadros.
Tengo la oportunidad, por tanto, de retratar el recorrido por una trayectoria militante –entre otras tantas trayectorias militantes– empleando la mayoría de las veces el "Nosotras y nosotros" en lugar del "Yo". A lo largo de todos estos años, me ha guiado la dimensión colectiva de la lucha abertzale. Este "Nosotras y nosotros" no engloba necesariamente a las mismas personas en cada época, pero el tema principal de este recorrido, el motor de sus transformaciones y de sus logros, ha sido siempre el colectivo. Quisiera aprovechar estas líneas para dirigir estas palabras amistad, estima y reconocimiento a todas aquellas personas que han formado parte de estos diversos "Nosotras y nosotros".
El aprendizaje
Di mis primeros pasos en el activismo hacia los 14 ó 15 años en Garazi: la asociación cultural Ozia, la oficina permanente para trabajadoras y trabajadores temporeros impulsada por Euskaldun Gazteria con el objetivo ayudarles a orginizarse para la defensa de sus derechos y condiciones laborales... Más tarde, mi compromiso continuó en Baiona, especialmente mediante el activismo estudiantil, el antimilitarismo, el apoyo a personas refugiadas y presas y presos políticos vascos, las ocupaciones de edificios vacíos y abandonados, y, ya entonces, luchando por el derecho a la vivienda y en contra la especulación inmobiliaria.
De Garazi a Baiona, tuve la suerte de saciar mi sed de compromiso en dos fuentes diferentes, que al final resultaron bastante complementarias. Por un lado, el entorno de ELB, cuya influencia impregnaba Ozia o la oficina para trabajadoras y trabajadores temporeros: definiéndose simultáneamente como vascos y vascas y ciudadanos y ciudadanas del mundo; analizando su condición de trabajadores y trabajadoras del campo, alienados por el mismo sistema económico que explota y empobrece al Tercer Mundo; optando por la vía de las masas: "En lugar de dar diez pasos en solitario, dar tal vez un paso, pero junto a los demás: la gente del pueblo, los compañeros y compañeras de trabajo. Vivir con –y no al margen de– quienes piensan de manera diferente, saber hacer concesiones que permitan avanzar...". Por otro lado, el movimiento Laguntza, que trabajaba un abertzalismo urbano, radical, activista y, en ocasiones, provocador.
Esta doble influencia contribuyó en gran medida a forjar la línea radical-pragmática que me ha guiado mucho tiempo después, buscando siempre equilibrar las prácticas y dinámicas de masa con acciones más "incisivas". Como solía explicar en algunas formaciones, hay que saber encontrar el equilibrio entre la "función pastoral", que crea colectividad, que pone a las personas en movimiento en torno a cuestiones que generan al menos un consenso mínimo para que la línea de partida sea accesible al mayor número posible; y la "función toberak", con formas y contenidos más disruptivos, que interpela, plantea preguntas, genera debates y, a veces, divisiones.
Los años del GAL
Los años del GAL, con su retahíla de muertes trágicas, expulsiones y encarcelamientos, manifestaciones violentas y acciones contundentes, arrestos y palizas, me marcaron profundamente, tanto política como estratégicamente, y, sin duda, psicológicamente, endureciéndome de una manera que no habría deseado. En mi pequeño barrio, que entonces contaba con algo más de dos mil habitantes, el GAL asesinó a nueve personas en dos años, entre ellas varios jóvenes con los que coincidía a diario y mi mejor amigo de aquellos años. Este periodo me hizo vivir muy de cerca lo que significa la violencia del conflicto que durante tanto tiempo enfrentó a Euskal Herria con Madrid y París.
Fueron también los años de IK-EMA. No formé parte de este movimiento, pero su importante contribución a la lucha abertzale en Iparralde, y su forma de plantear las cosas de manera radical y a la vez pragmática, tuvieron una influencia política significativa en mí.
De algo estoy seguro: esos años me enseñaron, aunque con cierto retraso, a pensar más con la cabeza que con las entrañas. Y eso, a pesar de que siempre he intentado tener muy en cuenta mis intuiciones y emociones, y no limitarme únicamente a análisis fríos y racionales a la hora de reflexionar sobre estrategias o tomar decisiones importantes.
Patxa
A partir de 1986, como reflejo político y activista de la ola del rock radikal vasco en Iparralde, Patxa fue también una intensa escuela de formación para mí y para muchas otras personas jóvenes militantes de Iparralde. Por primera vez, cofundé un movimiento y aprendí muchísimo, tanto de nuestras iniciativas vibrantes e innovadoras como de nuestros errores y sus consecuencias.
La campaña Insumisioa nos formó en estrategias de acumulación de fuerzas y movilizaciones de masas. Identificar los puntos ciegos y los aspectos finalmente antidemocráticos del asamblearismo puro y duro ayudó a muchos de nosotros a imaginar nuevos métodos y formas de funcionamiento que combinaban democracia real, inclusividad, eficacia, rigor y creatividad.
Patxa fue quien inventó las fiestas alternativas de Baiona y, en colaboración con Planning Familial, puso en marcha las primeras campañas públicas de prevención contra violaciones y agresiones sexuales. Como guiño de la historia, hoy en día una plaza de Baiona lleva oficialmente el nombre de este colectivo "anarco-abertzale", como lo calificaban entonces los informes policiales.
La práctica crea la conciencia
La década de 1990 será la de la maduración política y estratégica. Con algunos antiguos miembros de Patxa, sentimos fuertemente la necesidad de formarnos. Para evitar perder demasiado tiempo aprendiendo únicamente de nuestros propios errores, decidimos estudiar los debates, experiencias, fracasos y éxitos de la historia del movimiento abertzale y del movimiento obrero. Y efectivamente, tuvimos la sensación de haber madurado y de haber cambiado de perspectiva.
Es la época de Piztu, una asociación casi desconocida pero que, sin embargo, contribuyó de manera significativa a mover muchas cosas en el activismo abertzale de Iparralde. Piztu se inscribe plenamente en la "izquierda abertzale" nacional. Los militantes que la componíamos acabamos separándonos en 2001 para sumarnos a uno u otro de los dos espacios nacidos de la escisión de Abertzaleen Batasuna (AB). Pero, mientras tanto, es en Piztu donde terminamos de forjar ese "software" radical-pragmático que contribuirá de manera decisiva a dar forma a muchos de los logros que se relatan aquí.
Una frase resume lo que aprendímos profundamente a través de estas formaciones: la práctica crea la conciencia, y no al revés. Podremos desplegar toda nuestra energía, dedicar todo nuestro tiempo a multiplicar manifestaciones, distribuir folletos o pegar carteles que reclamen la independencia y el socialismo. Sin embargo, esto no hará que el 90% de la población de Iparralde que no es abertzale se mueva ni un ápice. De ahí surge la necesidad de concebir e impulsar dinámicas, campañas y luchas de masas que, sin ser necesariamente revolucionarias, pongan a la gente en movimiento, en la dirección adecuada. Es esta práctica colectiva, las experiencias, las relaciones humanas y los aprendizajes políticos que genera en cada persona, lo que hará evolucionar sus ideas y forjará su conciencia.
Todo esto requiere "puertas de entrada": organizaciones y campañas masivas, recursos materiales, tiempo y planificación. Porque estas dinámicas deben mantenerse a lo largo del tiempo para que den frutos. Hay que aprender a crear y gestionar procesos de acumulación de fuerzas, y a conquistar "la hegemonía cultural".
AB, Gazteriak, EHZ
A partir de 1994, trabajamos junto a otros para transformar Abertzaleen Batasuna, una coalición de partidos abertzales con un objetivo principalmente electoral, en un movimiento político permanente y unitario, que agrupara más allá de los tres partidos que lo componían. En 1995, impulsamos la creación de Gazteriak, un amplio movimiento juvenil abertzale. En 1996, fundamos el festival Euskal Herria Zuzenean (EHZ), concebido como una puerta de entrada abierta a toda la juventud de Iparralde, abertzale o no; una verdadera escuela de formación en voluntariado y activismo, en la historia del País Vasco y en la apropiación del euskara; un espacio para experimentar nuevas ideas, como el altermundismo, y para practicar enfoques ecológicos o participativos innovadores.
Desde entonces, comenzamos también a experimentar, especialmente con Gazteriak y EHZ, la necesidad de formar, transmitir, crear relevos y saber ceder el testigo.
En Iparralde, impulsamos "prácticas de masas" en torno a cuestiones como su existencia institucional o la defensa de los presos, con campañas como la reclamación del "Departamento País Vasco" y "Presoak Euskal Herrirat". Iniciativas llenas de debates, ricos en contenido táctico y estratégico, dentro del movimiento abertzale.
Asumimos la apertura de frentes amplios y la formación de alianzas con sensibilidades políticas que no eran ni abertzales ni de izquierda. Apostamos por que "la práctica creara la conciencia", convencidos de que todo esto hará evolucionar la sociedad de Iparralde y moverse en la dirección correcta.
Lizarra-Garazi y sus consecuencias
En septiembre de 1998 tiene lugar la famosa "tregua de Lizarra-Garazi". Nos involucramos profundamente en la gestión del proceso desde Iparralde. Fue un periodo increíblemente innovador y formativo, marcado por la aparición de nuevos conceptos estratégicos, como el de las instituciones paralelas concretado en Udalbiltza. El 29 de noviembre de 1999, la ruptura de esta tregua, y con ella del proceso que la misma hacía posible, supuso un punto de inflexión.
En octubre de 2001, Abertzaleen Batasuna tuvo una escisión muy importante, y nos vimos inmersos en divisiones y enfrentamientos internos dentro del propio movimiento abertzale. En aquella época yo estaba en primera línea, como portavoz de Abertzaleen Batasuna, y sufrí de manera intensa, como muchas y muchos militantes, el coste humano y político que conlleva cualquier escisión y las divisiones que provoca. Esta es una de las razones por las que posteriormente defendimos, dentro de AB, la opción de una reunificación con el movimiento Batasuna, dentro del futuro EH Bai.
Mientras tanto, redoblamos esfuerzos para mantener el rumbo de las estrategias en las que creíamos, a pesar del debilitamiento militante causado por la escisión. Continuamos con el trabajo de acumulación de fuerzas y nuestra estrategia de alianzas plurales, como la campaña "Departamento del País Vasco", seguida por la creación de la plataforma Batera. También experimentamos, con el movimiento Démo, un nuevo enfoque de acciones y movilizaciones muy decididas, pero abierta y exclusivamente no violentas.
Una cuenta atrás de veinte años
El tercer capítulo de mi vida militante se abre a finales de 2004 con una particularidad significativa: una fecha límite de caducidad, que me impulsará a plantear y reflexionar colectivamente sobre cuestiones de anticipación, planificación, implementación de herramientas que aún faltaban, formación de nuevos equipos y relevos potenciales, así como sobre la transmisión de conocimientos y las transiciones necesarias. En resumen, una verdadera cuenta atrás de veinte años.
La batalla de la EHLG
Junto con otros activistas de la plataforma Batera y de la Fundación Manu Robles-Arangiz, creada en Iparralde, me involucré en la apuesta estratégica de Euskal Herriko Laborantza Ganbara (EHLG), impulsada por el sindicato campesino ELB. Tras diez años de movilización ininterrumpida en favor de una cámara agraria específica para el País Vasco, y diez años de negativa por parte del Gobierno francés, tratamos de establecer una verdadera institución paralela, cuya misión fuera desarrollar un modelo de agricultura campesina, equitativa y sostenible en Iparralde.
Desde la Fundación Manu Robles-Arangiz, nos implicamos a fondo en el apoyo material, jurídico y político a la EHLG, que París intentaba prohibir. Participamos activamente en el diseño y la organización de los primeros Lurrama, concebidos como escaparate de la agricultura campesina para la población, pero también como un elemento clave en la construcción de la relación de fuerza que EHLG intenta establecer frente al Estado francés. Organizamos un apoyo a nivel de todo el Hexágono —cosa bastante inusual en ese momento, dada su escala y amplitud—, con la participación de personalidades y parlamentarios de primer nivel, antiguos ministros y organizaciones de lo más diversas.
Esta larga lucha, que durará varios años, es el ejemplo de una estrategia ganadora en todas sus dimensiones. Su impacto en la sociedad vasca y en las instituciones, junto con la victoria de gran resonancia con la que la concluye, tendrá un efecto decisivo en los acontecimientos posteriores. Como suele decir el presidente de la Comunidad de Aglomeración del País Vasco, la lucha y la victoria de EHLG tuvieron un peso considerable en la creación, el 1 de enero de 2017, de esta primera institución que abarca las tres provincias vascas del Norte.
En la propia sociedad, la doble faceta ganadora —entre la dimensión territorial e identitaria de EHLG como cámara específica para el País Vasco, y la dimensión alternativa de su modelo basado en una agricultura campesina, equitativa y sostenible— tendrá un profundo impacto. Todo el mundo percibe claramente que existe un valor añadido que permite reunir a sectores de la población impulsados por motivaciones diferentes, pero que confluyen en una misma dinámica virtuosa.
La Fundación Manu Robles-Arangiz y ELA
Durante todo este período, la Fundación Manu Robles-Arangiz abre otros frentes importantes: la dinamización del programa de formación permanente "Otros mundos son posibles, construyamoslos"; el fortalecimiento y la modernización del histórico semanario Enbata, incluyendo la creación de una versión web; y la gestión de diversos contactos y alianzas a nivel del Estado francés.
Se constituye una nueva red militante, articulada en torno a un mismo "software" radical-pragmático y a métodos de trabajo orientados a combinar democracia participativa y eficacia militante. Esta red da lugar, entre otras cosas, a un equipo de dirigentes militantes que se reúne en el grupo de reflexión e intercambio de ideas Gogoeta. Este grupo se dedica a anticipar desafíos, como las diferentes etapas del proceso soberanista vasco o las consecuencias previsibles de una eventual llegada de la extrema derecha al poder en Francia. También trabaja en la mejora de las prácticas y estrategias del ecosistema alternativo y del movimiento abertzale, abordando, por ejemplo, su implantación en los sectores populares o el papel y el lugar de las mujeres en su seno.
Asimismo, durante la mayor parte de estas dos últimas décadas, he tenido la oportunidad de formar parte del Comité Nacional de ELA. Descubro cómo funciona la mayor organización militante de Euskal Herria, con más de 100.000 miembros, cuya acción impacta profundamente en la realidad socioeconómica de toda una sociedad. Observo cómo esta dirección colegiada, compuesta por unas cincuenta personas, se rejuvenece y feminiza de manera espectacular a lo largo de este período.
Valoro especialmente el respeto constante y libre de paternalismo que demuestra hacia Iparralde, hacia las estrategias que allí se desarrollan y los movimientos que las impulsan. Sigo de cerca cómo articula una línea claramente abertzale y radical, tanto en el ámbito social como ecológico, dentro de un sindicato mayoritario cuya base militante, en algunos casos, no siempre comparte de antemano los mismos puntos de vista.
He aprendido mucho, y ha servido de inspiración para nuestro activismo en Iparralde algunos de los logros teóricos, prácticos y organizativos que hemos descubierto en esta organización de masas, más que centenaria y, sin embargo, en constante renovación.
Bizi!, Euskal Moneta y Alternatiba
Desde 2007-2008, tenemos la intuición de que el desafío climático, que en ese momento está lejos de ocupar las portadas de los periódicos y no constituye un tema relevante en nuestros círculos militantes, sin embargo, condicionará e incluso estructurará las luchas y las generaciones militantes venideras. El nacimiento de Bizi! en junio de 2009 responde a esta intuición. Este nuevo movimiento combina un trabajo de propuestas (diagnóstico ciudadano sobre bicicletas, estudio de empleos climáticos, caja de herramientas municipal, etc.) y de promoción, con acciones contundentes y movilizaciones para sensibilizar sobre la urgencia climática, que en aquel momento estaba lejos de ser una evidencia compartida. Rápidamente acumula victorias concretas y crece de manera constante, pasando de 20 miembros en su fundación a más de 800 en la actualidad. También se convierte en una herramienta para gestar e impulsar otras iniciativas que impactarán tanto la realidad local como ámbitos más amplios.
Así, a partir de 2011, inspirado en la dualidad virtuosa del modelo EHLG, se desarrolla un proyecto de moneda local, vasca, ecológica y solidaria principalmente dentro y alrededor de Bizi!. Es el Eusko, que nace en enero de 2013 y rápidamente se convierte en la primera moneda local de Europa.
En 2013, Bizi! lanza Alternatiba, el primer "pueblo pleno de alternativas" al cambio climático, que reúne a 12.000 personas en Baiona. El impacto es especial mente importante. Junto con el ejemplo de EHLG, este evento marca el inicio de una década en la que surgirán numerosas alternativas, tanto arraigadas en el territorio de Iparralde como orientadas a responder a las emergencias ecológica y climática universales.
Este impacto trasciende ampliamente el marco del País Vasco Norte. Por toda Francia, e incluso más allá, surgen nuevos colectivos y dinámicas basadas en la metodología de Bizi! y la experiencia de Baiona. Cerca de 150 Alternatiba se organizan en diferentes lugares. Un Tour Alternatiba en bicicletas de tres o cuatro plazas, diseñado y organizado desde Iparralde, cruza 186 territorios diferentes en cuatro meses. Es una oportunidad para organizar, varias veces al día, conferencias públicas, reuniones con asociaciones locales, representantes electos y la prensa, con el objetivo de concienciar sobre la necesidad de "cambiar el sistema y no el clima". Se forma así una "generación clima", que jugará un papel crucial en las movilizaciones ciudadanas de la COP21 en París, en diciembre de 2015.
La estrategia firme y no violenta de Bizi! y sus formas de acción, también influyen en el activismo social y ecológico mucho más allá del País Vasco. La requisa en Baiona de las sillas del banco HSBC, culpable de organizar la evasión fiscal al servicio de los ultrarricos mientras faltan fondos para financiar la transición ecológica, da lugar al movimiento de los "Segadores de sillas" ("Faucheurs de chaises") contra la evasión fiscal en todo el Hexágono.
A partir de 2018, la redacción y posterior profundización del proyecto Euskal Herri Burujabe exploran teóricamente la complementariedad imprescindible entre las luchas abertzale y climática, trazando un camino concreto hacia la metamorfosis ecológica y social del País Vasco.
Desarme y presos y presas
La década 2010-2020 dio numerosos frutos gracias al trabajo y a las apuestas estratégicas planteadas en años anteriores, a menudo en alianza con sectores no abertzales: la existencia institucional de Iparralde; un claro avance electoral de EHBai, que refuerza el municipalismo abertzale y la influencia del movimiento en general; y la multiplicación y el fortalecimiento de estructuras que construyen las soberanías reales de Euskal Herria en los ámbitos energético, alimentario, económico, entre otros.
En 2016, a pesar del cese definitivo de la lucha armada anunciado por ETA en 2011 y del intenso e ininterrumpido trabajo de actores como Bake Bidea en Iparralde para avanzar en el proceso de paz derivado de esta decisión histórica, la situación parecía estar bloqueada e incluso peligrosamente estancarse. La acción de Luhuso, la dinámica de las y los Artisanos de la paz y la jornada del desarme del 8 de abril de 2017 contribuyen a desbloquear esta situación, acelerar el ritmo del proceso de paz y abrir nuevas perspectivas.
Las redes construidas año a año gracias al trabajo de ELB y EHLG en el seno de la Confédération paysanne; las de Bake Bidea y las de la Fundación Manu Robles-Arangiz, Bizi! y Alternatiba desempeñan un papel clave en el éxito de este periodo y en la apertura de importantes oportunidades de cara al futuro.
Por parte del gobierno francés, finalmente, se abre una vía para cambiar política penitenciaria, aunque demasiado lenta en comparación con lo que todas y todos desearíamos, pero que poco a poco comienza a desmantelar buena parte del régimen de excepción sufrido por las y los presos políticos vascos.
En general, por fin se dan las condiciones políticas para un nuevo ciclo histórico de lucha abertzale en el conjunto de Euskal Herria.
Alda y Herrian bizi
En 2020, creamos Alda, tras una larga reflexión sobre la débil implantación del movimiento abertzale y progresista en los barrios populares, y sobre las consecuencias negativas del deterioro del vínculo social y de la acción colectiva en estos sectores de la población. El éxito es fulgurante: Alda logra la mayoría absoluta en las elecciones de representantes de inquilinos e inquilinas de HLM en 2022 y supera los mil miembros en apenas cuatro años. ¡Es la prueba de que esta nueva herramienta respondía a una necesidad enorme!
Desde 2021, Alda realiza un diagnóstico de la crisis de la vivienda, que afecta gravemente a los sectores populares y a la juventud de Iparralde, y define cinco objetivos prioritarios para combatirla4. La asociación se lanza a esta batalla basándose en una estrategia cuidadosamente elaborada, que recoge los aprendizajes acumulados en las luchas y movimientos previos. Ese mismo año se crea también la plataforma unitaria Se loger au Pays - Herrian Bizi, que organiza dos importantes manifestaciones que dejarán huella en noviembre de 2021 y abril de 2023.
La batalla por la hegemonía cultural en este ámbito está claramente ganada, como lo demuestra la primera encuesta sobre la cuestión de la vivienda en Iparralde, realizada en marzo de 2023. En un territorio donde el 63% de las personas que viven en el son propietarias de su vivienda, una clara mayoría de la población declara estar a favor de un control y una fuerte regulación del mercado inmobiliario y del suelo. Desde el principio, se establece una fructífera cooperación con la Comunidad de Aglomeración del País Vasco y con varios representantes locales, como alcaldes y alcaldesas y representantes parlamentarios.
Las victorias y avances se suceden: detener la hemorragia de viviendas convertidas en alojamientos turísticos, combatir el fraude en los contratos de alquiler, implementar un control reforzado de los alquileres, entre otros. El impacto de estas luchas locales —contra Airbnb, el elevado precio de los alquileres o la especulación inmobiliaria— es tal que logran situar la cuestión de la vivienda en la agenda mediática y política a nivel estatal, e incluso impulsar los primeros avances legislativos.
Relevo generacional
Durante los últimos cinco años, hemos preparado, paralelamente, que mi transición militante se hiciera de la mejor manera posible. Poco a poco, me he ido retirando de las diversas estructuras en las que desempeñaba distintas responsabilidades (coordinación de Bizi!, comité de dirección del Eusko, comité nacional de ELA, coordinación de la plataforma Se loger au Pays - Herrian Bizi, consejo de administración de Alda, etc.), mientras dinamizaba diversas formaciones como parte de esta transición.
He participado en el comité de dirección de la iniciativa Bagira, que busca hacer un balance de los últimos 60 años de lucha y trabajo abertzale en Iparralde, además de llevar a cabo una labor de transmisión histórica hacia las nuevas generaciones. Bagira ha impulsado un proceso de redacción colectiva de un documento —Herri bidea— que servirá como hoja de ruta compartida por el movimiento abertzale de Iparralde para la próxima década.
Además, junto con otras personas, me he comprometido a imaginar y poner en marcha una serie de herramientas militantes —locales, un centro de formación permanente, estructuras diversas— destinadas a reforzar y escalar el trabajo militante de las próximas décadas.
Por último, antes de abandonar el comité de redacción de Enbata, he participado en la reflexión iniciada para renovar esta histórica revista del movimiento abertzale, de manera que responda mejor a los desafíos actuales y futuros: debates, reflexiones, profundización y anticipación para las y los militantes abertzales de hoy y de mañana.
Paso de la primera a la segunda línea
Hoy tengo la sensación de que los diferentes relevos y transiciones están completados, y que ahora puedo retirarme de la primera línea. Lo hago con total confianza en quienes continuarán animándola o se unirán a ella.
Voy a aprovechar esta etapa para tomarme un año sabático, en el que participaré en barnetegis para mejorar mi aún muy imperfecto euskara, realizaré viajes y dedicaré tiempo a reflexionar sobre el futuro.
Por supuesto, no tengo la intención de dejar de militar ni de trabajar en la construcción de una Euskal Herria y un mundo más libres, solidarios y sostenibles. Pero lo haré de otra manera, desde la segunda línea. Sé que me centraré especialmente en la formación y la transmisión militante. Además, intentaré ser útil en otros ámbitos, según las necesidades definidas por quienes estarán en la primera línea.
Orgulloso de ser abertzale
A lo largo de estas décadas de luchas y proyectos, he conocido a cientos de militantes que me han reafirmado en el orgullo de ser un miembro más, entre miles, del movimiento abertzale. Sí, podemos estar orgullosos del camino recorrido. Vivimos en un país más solidario, más resiliente, más autónomo y más dinámico, gracias a este inmenso trabajo colectivo realizado, con frecuencia, en condiciones de adversidad.
Este compromiso constante permite hoy a Euskal Herria afrontar en mucho mejores condiciones que otros territorios los tiempos difíciles que se avecinan para nuestras sociedades. Leeré Enbata con más asiduidad que nunca, para seguir de cerca los debates y reflexiones que atraviesan el movimiento abertzale de Iparralde en las luchas y los nuevos desafíos que le esperan.